La Sociedad Cubana de Inmunología es una organización de la sociedad civil cubana, sin fines de lucro y miembro de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas. Está afiliada a la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Inmunología (ALACI) y a la Unión Internacional de Sociedades de Inmunología (IUIS). Además de promover el conocimiento de la inmunología como ciencia, tiene como objetivo trabajar en pro de la salud y el bienestar de Cuba y la humanidad toda.
La Sociedad Cubana de Inmunología ha seguido con atención y preocupación los pronunciamientos de miembros del actual gobierno de los Estados Unidos de América que, en los últimos meses y, sobre todo, en la última semana, socavan la utilidad y la seguridad de las vacunas de uso humano, en particular las de la triple viral (que protege contra la parotiditis, la rubéola y el sarampión), la anti-hepatitis B y las vacunas anti-COVID-19.
Al respecto, la Sociedad Cubana de Inmunología declara que:
1. Las vacunas son el principal aporte de la inmunología a la salud pública, y han tenido un impacto innegable y fundamental en el control de numerosas infecciones: la erradicación de la viruela humana y la eliminación de otras enfermedades, como la poliomielitis, el sarampión, la rubéola y la parotiditis, son solo algunos ejemplos. En el control de la pandemia de COVID-19 fue clave la producción nacional de las vacunas Abdala y Soberana.
2. Las enfermedades prevenibles por vacunas tienen una gran capacidad para producir epidemias, por su alta transmisibilidad, así como para provocar daños a la salud, discapacidad y muerte, por lo que no deben ser subestimadas. La hepatitis B, por ejemplo, puede llevar a la cirrosis hepática y al cáncer de hígado, mientras que la rubéola puede producir malformaciones congénitas, y la parotiditis es causa de infertilidad en el hombre. La vacunación es la medida más eficaz, de mayor alcance y que, al menor costo, permite el control de esas infecciones.
3. Las vacunas son productos seguros, en cuya producción se aplican los más altos estándares de control de calidad, y en su uso se mantiene un sistema de vigilancia activa para la detección, registro, evaluación y atención a los posibles eventos adversos. En Cuba se han aplicado más de nueve millones de dosis de vacuna contra parotiditis, rubéola y sarampión en los últimos 40 años, al tiempo que han sido más de 15 millones de dosis las empleadas contra la hepatitis B desde 1992.
4. No existen evidencias científicas que indiquen que el uso de vacunas, o la exposición a alguno de sus componentes, estén asociados a la aparición de enfermedades del espectro autista u otro trastorno del neurodesarrollo. Numerosos estudios realizados durante más de dos décadas, en varios países y que han involucrado a millones de personas, no han encontrado relación causal entre la vacunación y tales enfermedades.
La Sociedad Cubana de Inmunología considera que son infundados, carentes de toda cientificidad, irresponsables y dañinos, los pronunciamientos dirigidos a relacionar el uso de las vacunas con el autismo, así como todo intento por limitar, condicionar o evitar la vacunación. Rechazamos, asimismo, cualquier interpretación que pueda conducir a discriminación, estigmatización o segregación por una condición biológica o de salud. Llamamos a todas las organizaciones, actores sociales y personas a enfrentar cualquier acción que pueda afectar la salud, ya sea a nivel local o global. La salud es un derecho humano.
Junta de Gobierno
Sociedad Cubana de Inmunología
25 de septiembre de 2025
Lea también la declaración de la Organización Mundial de la Salud al respecto.


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