La capa de ozono es una franja frágil de gas que protege a la Tierra de los efectos nocivos de los rayos solares, contribuyendo así a preservar la vida en el planeta. El lema de la celebración en el 2022 es “Cooperación global para proteger la vida en la Tierra”.
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el año 1994, proclamó el 16 de septiembre como el “Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono” (Resolución 49/114 del 19 de diciembre de 1994), para conmemorar la fecha en que se firmó en Montreal, en 1987, el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. Esta capa estratosférica protege a la Tierra de la mayor parte de la dañina radiación ultravioleta del sol.
En este año 2022 se cumplen, entonces, 35 años de la adopción del Protocolo de Montreal, uno de los acuerdos medioambientales de mayor éxito, que tiene como intención la protección de la capa de ozono mediante la toma de medidas para controlar la producción total mundial y el consumo de las sustancias que la agotan, con el objetivo final de eliminarlas, sobre la base del progreso de los conocimientos científicos y de la información tecnológica.
La celebración es también una oportunidad para solicitar el apoyo incondicional a la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, que entró en vigencia el 1.º de enero de 2019.
En virtud de esta enmienda, los países se han comprometido a reducir progresivamente los hidrofluorocarbonos (HFC). Aunque los HFC no dañan la capa de ozono, estos refrigerantes son unos potentes gases de efecto invernadero. Se espera que la reducción de su uso, tal y como se ha acordado, evite hasta 0.4 grados Celsius de aumento de la temperatura global para finales del siglo, al tiempo que se sigue protegiendo a la capa de ozono.
La Enmienda de Kigali también ofrece una oportunidad para mejorar la eficiencia energética en el sector de la refrigeración. Las nuevas innovaciones que sustituyen a los HFC ofrecen la oportunidad de rediseñar el aire acondicionado y la refrigeración para que consuman menos energía, lo que permite ampliar la refrigeración de confort y la eficiencia de la cadena de frío sin aumentar el impacto climático. La combinación de la reducción del consumo de los HFC y la mejora de la eficiencia de la cadena de frío, especialmente en las economías en desarrollo, también combatirá la pérdida de alimentos.
De este modo, tanto los productores como los agricultores y los proveedores de los productos farmacéuticos, tendrán acceso al preenfriamiento, al almacenamiento refrigerado y al transporte refrigerado, lo que garantizará que los productos como los alimentos y las vacunas lleguen a las personas en buenas condiciones y de una forma segura.
Fuente: Organización de las Naciones Unidas (ONU)
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