obesidad

Los genes activos en la grasa que una persona acumula alrededor de la cintura son significativamente distintos de los activos en la grasa de los muslos, según un estudio que publica la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism (doi: 10.1210/jc.2012-2953).
Asimismo, los investigadores señalaron que los hombres tienden a acumular grasa en el área abdominal, pero habitualmente no tienen mucha grasa en las caderas o los muslos.
Por el contrario, las mujeres a menudo tienen más grasa en los muslos y caderas que en el vientre.
No son claras las razones para estas diferencias pero vale la pena investigarlas, indicó Steven Smith, director del Instituto Sanford Burnham de Investigación de Metabolismo y Diabetes del Hospital de Florida.
“Es importante porque la grasa en torno al vientre está asociada con riesgos más altos de enfermedad cardiaca y diabetes”, añadió.
“Por otro lado la grasa de las caderas y los muslos no parece desempeñar un papel especial en esas enfermedades”.
En su estudio, Smith y sus colegas explican la discrepancia por la determinación de cómo difieren genéticamente la grasa de los muslos y la del vientre.
“Esta investigación podría cambiar la forma de pensar común acerca de la grasa”, señala el artículo. “En lugar de enfocarnos en cómo impedir la acumulación de grasa en el vientre, quizá necesitamos ocuparnos de la grasa beneficiosa para el corazón en la parte más baja del cuerpo”.
Smith y sus colegas primero tomaron muestras de grasa de hombres y mujeres y luego compararon los genes más activos en la grasa del vientre con los de los más activos en la grasa de los muslos.
Así encontraron que los genes que operan en la grasa del muslo de una persona son enormemente diferentes de los de su grasa en el vientre.
En el caso de los hombres hay 125 genes que se expresan de manera diferente en la grasa del vientre y la del muslo. En cuanto a las mujeres hay 217 genes que se expresan de manera distinta; en su mayoría son genes únicos de las mujeres, pero 59 de ellos son los mismos que mostraron variación en los hombres.
Los genes que difirieron más notables se conocen como genes homeobox que desempeñan un papel en la formación del embrión en
formación determinando qué células y qué órganos van a dónde. Muchos genes homeobox son vulnerables a la influencia de las hormonas tales como el estrógeno.
“Creemos que estos genes de hecho programan esas células de la grasa para que respondan de manera diferente a distintas hormonas y otras señales”, indicó Smith.
En el curso de su trabajo, Smith y su equipo también aislaron células madre de la grasa del vientre y del muslo y las cultivaron en el laboratorio.
Eso proporcionó un conveniente grupo de control porque las células de grasa cultivadas en el laboratorio no responden a la influencia de nervios, hormonas u otras señales externas.
Pero, aún así, los investigadores vieron las mismas diferencias relacionadas específicamente con la ubicación en lo que hace a la actividad de genes en la grasa que se desarrolló a partir de esas células madre.enero 11/2013 (EFE).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 “Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.”
Karastergiou K, Fried SK, Xie H, Lee MJ, Divoux A, Smith SR. Distinct developmental signatures of human abdominal and gluteal
subcutaneous adipose tissue depots. J Clin Endocrinol Metab. 2013 Ene ;98(1):362-71.

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Un grupo de científicos internacionales identificó un gen que regula el metabolismo de las grasas y que posibilitará la creación de nuevos tratamientos contra la diabetes y la obesidad, según informó hoy la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en un comunicado.
La investigación en ratones, señala la nota, demostró que si se bloquea la expresión de este gen, llamado TRIP-Br2, los ratones reducen su obesidad, ya que almacenan menos grasa.
Según los investigadores, si se bloquea este gen aumenta la lipólisis, un proceso mediante el cual la grasa se transforma en lípidos que sirven para el consumo energético del cuerpo.
A este respecto, la investigadora de la UAB, Cristina Mallol, aseguró que los resultados «hacen pensar en una futura terapia para contrarrestar la obesidad, la resistencia a la insulina y el exceso de lípidos en la sangre».
La investigación, publicada en la edición digital de la revista Nature Medicine de esta semana, fue dirigida por investigadores de la Universidad Harvard y contó con la participación de la UAB y las universidades de Singapur (Singapur), California, Florida e Illinois (EEUU), la Universidad de Leipzig (Alemania) y el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (INSERM) de Toulousse (Francia).
enero 9/2013 (EFE)
Tomado del Boletín de Prensa Latina: Copyright 2012 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Chong Wee Liew, Jeremie Boucher, Jit Kong Cheong, Cecile Vernochet,  Ho-Jin Koh, et al. Ablation of TRIP-Br2, a regulator of fat lipolysis, thermogenesis and oxidative metabolism, prevents diet-induced obesity and insulin resistance. Nature Medicine 2013, doi:10.1038/nm.3056.

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Los pacientes con sobrepeso u obesidad tienen mayor probabilidad de sobrevivir y de padecer menos discapacidades tras sufrir un derrame cerebral que aquellos con un peso ideal, revela un estudio difundido por la clínica universitaria berlinesa de la Charité.
Ciertamente, el riesgo de padecer un primer accidente cerebrovascular es mayor para las personas con sobrepeso que para las de peso normal, es decir, aquellas con un índice de masa corporal entre 18,5 y 25, según los criterios de la Organización Mundial de la Salud.
No obstante, el riesgo de tener un nuevo derrame no aumenta en ningún caso en los pacientes obesos que ya han sufrido anteriormente un ictus cerebral, señala el estudio, publicado en la revista European Heart Journa (doi: 10.1093/eurheartj/ehs340).
Según Wolfram Doehner, del Centro para la Investigación del Ictus de Berlín, en la Charité, y principal autor del estudio, «las conclusiones son nuevas para los pacientes con un derrame cerebral».
«Las líneas de tratamiento para accidentes cerebrovasculares en Alemania, Europa y Estados Unidos recomiendan hasta el momento bajar de peso después de un primer derrame, siempre y cuando se de el caso de sobrepeso u obesidad», señaló.
No obstante, «estas recomendaciones se basan en opiniones de expertos sustentadas únicamente en conclusiones extraídas de la prevención primaria, ya que hasta el momento se carece de datos reales» al respecto, agregó.
Según el estudio, en el que se analizaron los datos de 1521 pacientes de un trabajo de investigación realizado por varios centros entre 2003 y 2005, las personas de bajo peso son las más afectadas tras un accidente cerebrovascular.
Mientras el riesgo de morir de un ictus cerebral es un 14 % menor en personas con sobrepeso que en aquellas con un supuesto peso ideal, en el caso de pacientes obesos es incluso entre un 24 y 45 % inferior.
Las conclusiones que se pueden extraer de este trabajo de investigación «contradicen nuestro mantra repetido una y otra vez de la delgadez como garante universal para la salud», señaló Doehner.
Matizó, no obstante, que «en el caso de pacientes con enfermedades preexistentes, la gestión del peso debe ser evaluada de otra manera».
Esta relación aparentemente contradictoria, conocido como «paradoja de la obesidad» («Obesity Paradox») ya se había observado anteriormente en otras enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardíaca.
Este nuevo estudio revela por primera vez que esta «paradoja de la obesidad» es válida también en el caso de accidentes cerebrovasculares.
enero 3/2013  (EFE).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Wolfram Doehner, Johannes Schenke, Stefan D. Anker, Jochen Springer,  Heinrich J. Audebert. Overweight and obesity are associated with improved survival, functional outcome, and stroke recurrence after acute stroke or transient ischaemic attack: observations from the TEMPiS trial. Eur Heart J. Oct 16, 2012

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La menarquia temprana está vinculada con un aumento en el índice de masa corporal, la circunferencia en la cintura y la obesidad en las mujeres en la edad adulta, según un estudio divulgado por la Sociedad de Endocrinología. El estudio, que se publicará en enero en la revista Journal of Clinical Endocrinologly and Metabolism, recuerda además que las enfermedades cardiovasculares son la causa principal de muertes de mujeres en Estados Unidos.
«El propósito del estudio fue examinar si los factores femeninos de riesgo reproductivo, incluidos la menarquia, el número de nacimientos a lo largo de la vida, el comienzo de la menopausia y el status menopáusico, se vinculan con los índices de composición de grasa en el cuerpo», dijo Carolina Fox, del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre, y autora principal del estudio.
«Encontramos que la menarquia más temprana está relacionada con un aumento en la adiposidad general, en tanto que la edad cuando comienza la menopausia no está relacionada con la adiposidad general», añadió. El estudio comprendió a 1638 mujeres registradas en el Estudio Cardiaco Framingham entre 2002 y 2005. Las participantes eran todas mayores de 40 años de edad, pesaban menos de 160 kilogramos y no estaban embarazadas.
Las participantes se sometieron a un examen físico junto con análisis de laboratorio para medir la adiposidad visceral, es decir la «grasa del abdomen» y la adiposidad subcutánea que es la grasa de bajo de la piel en todo el cuerpo. Las investigadoras observaron la relación entre ambos tipos de grasa y los factores reproductivos femeninos, con ajustes por edad, tabaquismo, alcoholismo, índice de actividad física, terapia de reemplazo hormonal y status menopáusico. «Esta investigación indica  que algunos factores femeninos de reproducción, específicamente la menarquia, están asociados con la adiposidad general pero no con índices específicos de distribución de la grasa corporal», dijo Subbulaxmi Trikudanathan, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston. «La cuestión importante es si los factores de riesgo reproductivo femeninos pueden usarse para diseñar intervenciones en el estilo de vida de las mujeres con alto riesgo para impedir las consecuencias metabólicas de la obesidad y la enfermedad cardiovascular», añadió.
noviembre 14/2012 (EFE).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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La obesidad, y más concretamente la grasa que se aloja alrededor de la próstata, se relaciona con el desarrollo del cáncer, según un estudio del grupo de Gema Frühbeck, de la Clínica Universidad de Navarra.
El estudio de la grasa circundante a la próstata ha proporcionado claves mecanísticas que apoyan la ya conocida relación entre obesidad y cáncer. Esto es lo que ha demostrado el grupo de Gema Frühbeck, directora del Laboratorio de Investigación Metabólica de la Clínica Universidad de Navarra, en un estudio que es publica en el último número de BMC Medicine.
Frühbeck ha explicado a Diario Médico su hipótesis de trabajo. «La grasa que rodea la próstata, a la que denominamos grasa periprostática, no es similar en todos los sujetos con cáncer de próstata y exhibe un perfil génico específico según las características de cada paciente».
Expresión genética
En el trabajo se emplearon microarrays para estudiar la expresión de genes de grasa periprostática obtenida de pacientes con hiperplasia prostática benigna, cáncer de próstata localizado o adenocarcinoma localmente avanzado. A su vez, de estos tres grupos se obtuvo la grasa periprostática de individuos delgados frente a pacientes obesos o con sobrepeso.
De esta forma, pudieron constatar que el patrón de expresión varía dependiendo del tipo tumoral (benigno frente a maligno), así como del estadiaje (adenocarcinoma localizado frente a localmente avanzado). «La firma o rúbrica génica de la grasa periprostática de pacientes obesos o con sobrepeso se caracteriza por una sobreexpresión de genes relacionados con la diferenciación y proliferación celulares, junto con una represión de genes implicados en apoptosis e inmunidad. Esto se traduce en la generación de un microambiente favorable al desarrollo y la expansión tumoral propiciados por una lipogénesis y angiogénesis incrementadas con una inmunocompetencia disminuida».
Prevención
Los datos del estudio parecen apoyar que la eliminación de la grasa disfuncional podría evitar, al menos en parte, la progresión del tumor. Sin embargo, «es algo que debemos confirmar en modelos animales y ensayos clínicos. Una vez que el tejido adiposo disfuncional circunda la próstata, se dan todas las circunstancias favorables para el crecimiento del tumor, por medio de la disponibilidad de sustratos energéticos, así como para su metástasis, a través de la angiogénesis y la inmunoincompetencia».
La investigadora ha recordado que las células tumorales expresan receptores para leptina y se ha puesto de manifiesto un claro inmunomarcaje en tumores prostáticos malignos al igual que en tumores poco diferenciados. «La grasa periprostática de pacientes obesos presenta una sobreexpresión de leptina que ejerce como factor de crecimiento, así como favorecedor de la angiogénesis. En este sentido, también cabe señalar la sobreexpresión de ANGPT1, el gen que codifica para la angiopoyetina 1, cuyo receptor está presente en células tumorales y capilares circundantes».
El estudio, que es fruto de la colaboración entre oncólogos, urólogos e investigadores de Portugal, Canadá y España, está enmarcado en el programa de Obesidad y Cáncer del Ciberobn, ofrece una nueva perspectiva de la complejidad de la interfase entre el tumor, propiamente dicho, y la multicelularidad que comprende el tejido adiposo circundante con adipocitos, células B y T, fibroblastos y células endoteliales, entre otras, para intensas interaccines autocrinas y paracrinas, con ulteriores efectos sistémicos.
Por otra parte, la identificación de genes que facilitan el desarrollo del tumor también abre vías a su posible utilización como dianas terapéuticas para su bloqueo.
septiembre 26/2012 (Diario Médico)
Ricardo Ribeiro, Catia Monteiro, Victoria Catalan, Pingzhao Hu, Virginia Cunha, Amaia Rodriguez, et. al. Obesity and prostate cancer: gene expression signature of human periprostatic adipose tissue. BMC Medicine 2012. doi:10.1186/1741-7015-10-108.

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La tasa de mortalidad es más elevada entre  los pacientes que padecen diabetes tipo 2 y cuyo peso es normal, en comparación  con los que padecen la misma enfermedad y presentan sobrepeso u obesidad,  reveló un estudio difundido en Estados Unidos.
Según la investigación, publicada en la Revista de la Asociación Médica  Estadounidense (JAMA) ( doi:10.1001/jama.2012.9282), los diabéticos  que tienen un peso normal presentan una tasa de mortalidad -no resultante de  problemas cardiovasculares- mucho más elevada que los diabéticos obesos o con  sobrepeso.
Los adultos que padecen diabetes tipo 2 y que tienen un peso normal han  sido poco estudiados por la medicina, pues esta enfermedad aqueja en su mayoría  a personas obesas. En este estudio, cerca del 10% de los pacientes diabéticos  tenían un peso normal.
El exceso de peso es un factor de riesgo importante en el desarrollo de la  enfermedad, pero también pueden influir factores familiares, étnicos y de edad,  subrayaron los autores de la investigación.
«Es posible que una predisposición genética explique porqué este subgrupo  de la población padece un riesgo particularmente elevado de mortalidad»,  explicó la principal autora del estudio, Mercedes Carnethon, profesora adjunta  de medicina en la Universidad Northwestern (Chicago, norte de EEUU).
Los individuos que tienen un peso normal son más propensos a padecer  diabetes si son adultos mayores que no pertenecen a la raza blanca, reveló el  estudio.
Los investigadores analizaron la información de cinco estudios y tomaron en  cuenta a 2625 hombres y mujeres estadounidenses de más de 40 años y que  padecen diabetes de tipo 2.
Las personas son consideradas diabéticas si su índice de glucosa en ayuno  es de al menos 126 miligramos por decilitro de sangre.
Los participantes que fueron considerados con un peso normal tenían un  índice de masa corporal (IMC, peso dividido entre la estatura al cuadrado) de  entre 18,5 y 24,9, mientras que aquellos que se consideraron con sobrepeso  tenían un IMC de al menos 25.
Con el envejecimiento y la diversificación de la población en Estados  Unidos, probablemente aumentarán los casos de diabetes de tipo 2 en personas de  peso normal, estimó Carnethon.
Agosto 7/2012 (AFP)
Nota: Los lectores del dominio «sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Mercedes R. Carnethon, Peter John D. De Chavez, Mary L. Biggs, Cora E. Lewis, James S. Pankow, Alain G. Bertoni. Association of Weight Status With Mortality in Adults With Incident Diabetes. JAMA. 2012;308(6):581-590.

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La tasa de mortalidad es más elevada entre  los pacientes que padecen diabetes tipo 2 y cuyo peso es normal, en comparación  con los que padecen la misma enfermedad y presentan sobrepeso u obesidad,  reveló un estudio difundido en Estados Unidos.
Según la investigación, publicada en la Revista de la Asociación Médica  Estadounidense (JAMA) ( doi:10.1001/jama.2012.9282), los diabéticos  que tienen un peso normal presentan una tasa de mortalidad -no resultante de  problemas cardiovasculares- mucho más elevada que los diabéticos obesos o con  sobrepeso.
Los adultos que padecen diabetes tipo 2 y que tienen un peso normal han  sido poco estudiados por la medicina, pues esta enfermedad aqueja en su mayoría  a personas obesas. En este estudio, cerca del 10% de los pacientes diabéticos  tenían un peso normal.
El exceso de peso es un factor de riesgo importante en el desarrollo de la  enfermedad, pero también pueden influir factores familiares, étnicos y de edad,  subrayaron los autores de la investigación.
«Es posible que una predisposición genética explique porqué este subgrupo  de la población padece un riesgo particularmente elevado de mortalidad»,  explicó la principal autora del estudio, Mercedes Carnethon, profesora adjunta  de medicina en la Universidad Northwestern (Chicago, norte de EEUU).
Los individuos que tienen un peso normal son más propensos a padecer  diabetes si son adultos mayores que no pertenecen a la raza blanca, reveló el  estudio.
Los investigadores analizaron la información de cinco estudios y tomaron en  cuenta a 2625 hombres y mujeres estadounidenses de más de 40 años y que  padecen diabetes de tipo 2.
Las personas son consideradas diabéticas si su índice de glucosa en ayuno  es de al menos 126 miligramos por decilitro de sangre.
Los participantes que fueron considerados con un peso normal tenían un  índice de masa corporal (IMC, peso dividido entre la estatura al cuadrado) de  entre 18,5 y 24,9, mientras que aquellos que se consideraron con sobrepeso  tenían un IMC de al menos 25.
Con el envejecimiento y la diversificación de la población en Estados  Unidos, probablemente aumentarán los casos de diabetes de tipo 2 en personas de  peso normal, estimó Carnethon.
Agosto 7/2012 (AFP)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
Mercedes R. Carnethon, Peter John D. De Chavez, Mary L. Biggs, Cora E. Lewis, James S. Pankow, Alain G. Bertoni. Association of Weight Status With Mortality in Adults With Incident Diabetes. JAMA. 2012;308(6):581-590.

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