Investigadores están ultimando detalles de dispositivos altamente sensibles que atrapan porciones del cáncer en la sangre y ofrecen una «biopsia líquida» que daría a los médicos y farmacéuticas una mejor manera de determinar si las medicinas contra la enfermedad son efectivas.
Hace mucho que los científicos saben que las células cancerosas pueden desprenderse del tumor principal y circular en la sangre, pero éstas son tan escasas y frágiles que han sido difíciles de atrapar y estudiar de forma significativa.
Johnson & Johnson, cuenta con el único análisis aprobado en el mercado estadounidense, pero los investigadores dicen que su utilidad es limitada porque solo captura unas pocas células.
Por ello, varios equipos regresaron a la etapa de diseño y están cerca de desarrollar análisis más sensibles. Si funcionan, podrían dar lugar a una nueva era de tratamientos personalizados para el cáncer en los cuales los doctores usan células cancerosas de la sangre de un paciente para conducir el tratamiento.
«Una vez que tienes estas células, tienes el mismo cáncer que estás tratando de atacar en la palma de tu mano. Puedes empezar a dirigir la terapia desde el tubo de ensayo», dijo el doctor Bob McCormack de la unidad Veridex de Johnson & Johnson.
Hasta ahora, hay unas 25 compañías tecnológicas diferentes que compiten por desarrollar análisis, que van desde pequeños laboratorios a grandes corporaciones.
«El enorme interés es que esto es sangre. No se trata de meter una aguja en un órgano», dijo la doctora Minetta Liu del Hospital de la Georgetown University en Washington.
La mayoría de los análisis de las células tumorales que circulan por la sangre buscan células epiteliales, que conforman las capas externas de los órganos. Estas células no pertenecen a la sangre, pero se encuentran allí en el 85% y el 90% de los cánceres.
«La suposición es que estas células circulantes son las mismas células que matan», dijo el doctor Mehmet Toner, un ingeniero biomédico del Hospital General de Massachusetts y de la Escuela de Medicina de Harvard.
Si pueden ser detectados en la sangre antes de que ataquen un nuevo órgano en el cuerpo, los doctores podrían ser capaces de impedir que se propaguen, convirtiendo un cáncer letal como el de pulmón en una enfermedad crónica.
«Eso realmente podría poner todo el campo del cáncer patas para arriba», señaló Toner en una entrevista telefónica.
Tones y sus colegas publicaron el mes pasado un estudio que mostraba que su nuevo chip de silicona detectó más del 90% de las células cancerosas que los expertos habían añadido a las muestras de sangre.
El dispositivo, una versión mejorada de un chip desarrollado en 2007, tiene puntos microscópicos cubiertos con anticuerpos que funcionan como adhesivo para atrapar las células epiteliales pero no las células sanguíneas.
«Con la tecnología actual, uno puede encontrar una célula en un tubo de sangre de 8 milímetros. Uno encuentra cientos o miles de células en la misma cantidad de sangre,» dijo Toner.
Una vez atrapado, los científicos pueden realizar cualquier número de análisis para ver qué tipo de cáncer es y cuáles serían las mejores medicinas para tratarlo.
En lugar de capturar las células, científicos del Instituto de Investigación Scripps en California están usando imágenes digitales y computadoras de alta tecnología para contar y caracterizar las células.
«Empezamos a pensar en esto desde el otro extremo del espectro», dijo el doctor Peter Kuhn en una entrevista telefónica.
Con este enfoque, los investigadores disponen una sola capa de células sanguíneas sobre una lámina de vidrio y las etiquetan con un marcador fluorescente que resalta las células epiteliales. Usando un microscopio fluorescente, toman miles de imágenes digitales, ocupando hasta 100 gigabytes de información con cada prueba.
El grupo de Kuhn trabaja junto al equipo informático de alto desempeño de Microsoft para manejar los datos y le ha otorgado la licencia a Epic Sciences de California.
Hasta ahora, las compañías farmacéuticas están interesadas en el potencial de los nuevos análisis, pero siguen mostrándose escépticas, dice David Shalinksy, quien ayuda a evaluar las nuevas tecnologías contra el cáncer del gigante Pfizer Inc.
Parte de ese escepticismo proviene de la falta de sensibilidad del análisis de Veridex, que no ha logrado cumplir la promesa de ser una herramienta útil de investigación en materia de medicamentos.
Pero Shalinsky, cuya compañía está asesorando a Epic Sciences sobre cómo validar el análisis, también se siente alentado.
«El concepto de biopsia líquida es atractivo. Eso podría constituir un sustituto de lo que está ocurriendo en el tumor (…) nos daría la confirmación de que estamos dando en el blanco», dijo en una entrevista telefónica.
En el laboratorio de Harvard, la mayoría de los ensayos han sido realizados en cánceres de pulmón y de próstata, pero Toner dijo que también han trabajado con cáncer de mama, páncreas y cerebro.
Toner es parte de un denominado «equipo de estrellas» fundado por el grupo de la industria del entretenimiento Stand Up to Cancer, destinado a acelerar los descubrimientos en el campo.
El experto espera tener un sistema listo para ser puesto a prueba en laboratorios asociados el año que viene. Toner quiere entender bien la parte científica antes de otorgar la licencia, pero piensa que el chip podría estar en el mercado dentro de tres o cinco años.
Al equipo de Scripps puede tomarle más tiempo. Kuhn atribuye a Veridex haber impulsado el campo, pero quiere ser él quien lleve la tecnología al próximo nivel, posibilitando dar a los doctores una inmediata biopsia del cáncer cada vez q
ue un paciente llega al consultorio. «Esto cambiará el modo en que atendemos a cada paciente con cáncer», precisó Kuhn. Chicago, noviembre 22/2010 (Reuters)