La pandemia COVID 19 ha cambiado dramáticamente nuestras vidas, no sólo como sociedad sino también como familia e individuos. En ese marco, los gobiernos toman decisiones que nos afectan y ellas deberían estar basadas en criterios científicos y éticos.
Es en contexto de disponibilidad limitada de vacunas que aparece el desafío de decidir, qué grupos de personas deberían recibir las vacunas con carácter prioritario.
Frente a esta situación la Asociación Psiquiátrica de América Latina (APAL) declara lo siguiente:
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones nacionales e internacionales han elaborado marcos éticos respecto a los grupos de poblaciones en los que se debería priorizar el uso de las vacunas, en base a valores éticos universales: minimizar los daños y maximizar los beneficios, dar prioridad a las poblaciones que pueden experimentar cargas de salud desproporcionadamente mayores como resultado de la pandemia, respeto por la igualdad entre todas las personas, equidad y reciprocidad. Todos estos criterios coinciden en dar prioridad a las personas encargadas de ayudar a otros y a quienes corren un mayor riesgo de infección y de desarrollo de formas graves de la enfermedad.
- Por otra parte, el Comité Permanente de Ética y Revisión de la World Psychiatric Association (WPA) plantea que “a pesar del comprensible temor que esta pandemia mortal inspira en todos, los psiquiatras no deben abandonar a sus pacientes y durante este tiempo deben continuar cuidándolos por todos los medios posibles”.
- Finalmente; dicho Comité y reportes diversos vienen mostrando evidencia de que las personas con trastornos mentales graves pueden tener un mayor riesgo de contagio y mortalidad por COVID19, debido a sus desventajas sociales, problemas para comprender la información o practicar medidas preventivas, dificultades para comunicar los síntomas de la enfermedad, el padecimiento de más comorbilidades que la población general y las barreras existentes de acceso a la atención sanitaria. Un reciente reporte encuentra que las personas que padecen esquizofrenia tienen un riesgo 3 veces mayor de muerte por COVID 19 (JAMA Psychiatry, jan, 27,2021)
Por estas consideraciones, instamos a todas nuestras Asociaciones y Sociedades bases de APAL solicitar a sus gobiernos e instancias responsables del cuidado de la salud pública lo siguiente:
- Considerar de primera prioridad la vacunación de las personas que sufren trastorno mental grave (Trastornos psicóticos de una duración mayor de dos años y que cursan con discapacidad de moderada asevera).
- Destinar los recursos financieros, logísticos y de personal que permitan enfrentar los graves problemas de la salud mental consecuencia de la pandemia.
- Medidas de protección, incentivos y capacitación del personal sanitario y, en especial, de los psiquiatras y otros trabajadores de la salud mental.
Lima, 31 de enero de 2021
COMITÉ EJECUTIVO DE APAL
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