Hiperlaxitud en niños vinculada al trastorno por ansiedad

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Investigadores del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones (INAD) y del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) han liderado un estudio que demuestra, por primera vez en niños y adolescentes, la relación entre el síndrome de hiperlaxitud articular y el trastorno por ansiedad.

En el trabajo también han participado investigadores del departamento de Psiquiatría de la Universitat Autónoma de Barcelona, del Icahn School of Medicine at Mount Sinai de Nueva York, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), del Departamento de Psiquiatría del New York Medical College y del Grupo de Investigación en Salud Mental en Niños y Adolescentes del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona. El estudio lo publica la Revista de Psiquiatría y Salud Mental.

Los niños con hiperlaxitud sufren más trastornos por ansiedad, así como síntomas somáticos. Esto lo convierte en un buen marcador para facilitar su tratamiento
Hasta ahora, la relación entre las dos patologías se había estudiado y demostrado en pacientes adultos. Pero no en menores de edad. El trabajo ha revelado que “los niños que tienen ansiedad presentan más hiperlaxitud y que los que tienen hiperlaxitud presentan más síntomas somáticos y ansiedad, es decir, una relación en ambas direcciones”, destaca Antoni Bulbena, director de Docencia e Investigación del INAD y autor principal del estudio.

Esto lleva a los investigadores a defender que el síndrome de hiperlaxitud articular se puede utilizar como marcador para el diagnóstico del trastorno por ansiedad en niños, niñas y adolescentes. “Nos da un marcador clínico, físico, que nos orienta para predecir que un niño puede tener ansiedad”, explica Bulbena.

Vea el exto completo (es posible que tenga que registrarse en el sitio).

Artículo original: Bulbena-Cabre A*, Duñó L, Almeda S, Batlle-Vila S, Camprodon-Rosanas E, Martín LM, Bulbena A. La hiperlaxitud articular como marcador de ansiedad en niños. Rev Psiquiatr Salud Ment 2019; 12(2): 68-76. 

Fuente: IntraMed – 20 jul 19

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