Detrás de esta patología —la más letal entre los problemas de salud mental— hay también un origen metabólico. Así lo constata un estudio internacional donde se analizó el genoma de casi 17.000 pacientes con anorexia nerviosa y más de 55.500 personas sanas.
Los investigadores identificaron ocho marcadores genéticos relacionados con la enfermedad y, al profundizar en el estudio de estas huellas moleculares, encontraron una asociación previsible con varios trastornos psiquiátricos, pero también un vínculo común con otros parámetros metabólicos y endocrinos, como los niveles de azúcar o las grasas.
El hallazgo abre la puerta a nuevos enfoques terapéuticos para tratar la enfermedad, que ahora se aborda, sobre todo, con tratamiento psicológico.
Este macroestudio pone el foco en el origen de una enfermedad que afecta en torno al 1% de la población, unas 400 000 personas, la mayoría mujeres entre 12 y 24 años. Esta dolencia, que acompaña durante toda la vida al 4,2% de los enfermos, se caracteriza porque los afectados logran una delgadez extrema y temen aumentar de peso. El 5% acaba muriendo.
Los resultados de la investigación, publicada en la revista Nature Genetics, arrojan una constatación científica a una realidad que los médicos ya veían en la consulta: hay factores metabólicos, no solo psiquiátricos, asociados a este trastorno. “Esto es la evidencia neurobiológica, pero ya lo veíamos en la práctica clínica. Ya sabíamos que la obesidad estaba presente en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y que niños con obesidad infantil, por ejemplo, tienen más riesgo de desarrollar un TCA”, apunta Fernando Fernández-Aranda, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Bellvitge de Barcelona, que ha participado en el estudio.
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Fuente: IntraMed – 18 julio 19
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