MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) –
Científicos clínicos del Princess Margaret Cancer Program han encontrado un enfoque prometedor para el tratamiento de la leucemia, usando un viejo fármaco de una manera nueva. La investigación, publicada en ‘Cancer Cell’, describe cómo descubrieron los científicos canadienses que el antibiótico tigeciclina destruye las células de leucemia cortándoles la producción de energía.
«Si pensamos en todas las células en el cuerpo como una red de energía, la tigeciclina puede causar un corte de energía en las células madre de la leucemia y, al mismo tiempo, mantener activas a todas las demás células sanas», afirma el doctor Aaron Schimmer, médico-científico del Campbell Family Institute y profesor en los departamentos de Medicina y Biofísica Médica de la Universidad de Toronto.
Para identificar medicamentos con capacidad no reconocida previamente para eliminar células leucémicas, el equipo científico recopiló cientos de fármacos conocidos, incluyendo la tigeciclina – un antibiótico por vía intravenosa que normalmente se usa para tratar infecciones de la piel y el dolor abdominal. Mediante robots de alta velocidad, una pipeta probaba diferentes dosis de cada medicamento para comprobar cuáles afectan a las células leucémicas.
«La tecnología hizo posible este descubrimiento. En tres días, descubrimos medicamentos potenciales para tratar la leucemia», dice el doctor Schimmer, «probar todas las combinaciones a mano habría tomado meses».
«Hemos probado más de 500 medicamentos existentes. De los pocos que tuvieron un impacto sobre la enfermedad, la tigeciclina fue el más potente y puso de manifiesto nuevas características de la biología de la leucemia a nivel celular», explica el autor principal, el doctor Marko Skrtic, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Toronto.
El equipo canadiense demostró que las células leucémicas tienen requisitos únicos de energía y que este flujo energético puede ser cerrado de forma selectiva, mediante el bloqueo de la síntesis de proteínas en la mitocondria.
«Los datos sugieren que los niños sufren mucho más por ser prematuros que por la quimioterapia prenatal», explica el Dr. Frederic Amant, oncólogo ginecológico del University Hospitals Leuven, quien recuerda que no hay necesidad de que las pacientes con cáncer que estén embarazadas aborten o retrasen el tratamiento más allá del primer trimestre.
Cada año se detectan en Europa entre 2.500 y 5.000 casos de cáncer en embarazadas, un diagnóstico que es «doblemente traumático», ya que a las futuras madres les preocupa que la enfermedad o el tratamiento pueda dañar al feto.
El Dr. Amant reconoce que, según su experiencia, hay muchas mujeres que deciden abortar pese a desconocer el riesgo del tratamiento para el feto, ya que asumen que va a ser perjudicial. Asimismo, hay médicos que recomiendan o bien retrasar el tratamiento o bien dar a luz de forma prematura mediante un parto inducido, en general alrededor de la semana 32 de gestación.
No obstante, el hallazgo presentado en ESMO-ECCO pone de manifiesto que ese consejo es erróneo si la quimioterapia se administra después de las primeras 12 o 14 semanas de embarazo, ya que sólo una pequeña fracción de la quimioterapia pasa a través de la placenta y llega al feto, sin que esto tenga impacto en el desarrollo del bebé, asegura el Dr. Amant.
Entre los 70 niños nacidos de 68 embarazos incluidos en el estudio, aproximadamente dos tercios nacieron antes de la semana 37 de gestación. El equipo del Dr. Amant detectó que las tasas y tipos de defectos congénitos entre los bebés fueron similares a los de la población general, al igual que el crecimiento, la salud general y el desarrollo. Los investigadores tampoco hallaron anomalías cardíacas.
Sin embargo, los autores descubrieron que mientras que el desarrollo cognitivo -medido a través de parámetros como el coeficiente intelectual (CI) y pruebas de comportamiento- estaban en el rango normal en la mayoría de los niños, los que tenían un CI por debajo de lo normal eran los prematuros.
«Ya es ampliamente conocido que los bebes nacidos muy pronto corren más riesgo de desarrollar problemas de aprendizaje, y estudios recientes han mostrado también que los niños nacidos incluso una o dos semanas antes de la semana 40 de gestación probablemente desarrollarán dificultades en el aprendizaje», subraya el Dr. Amant.
El Dr. Amant reconoce, no obstante, que, dado que el número de mujeres que ha participado en el estudio es pequeño, y que el seguimiento ha sido relativamente corto, su objetivo es ampliar la cohorte en futuras investigaciones.
«En este estudio no hemos podido conocer todo lo que implica a largo plazo la quimioterapia prenatal, incluido su efecto en la fertilidad de los niños y la posibilidad de que desarrollen un cáncer cuando sean mayores», finalizó.









