27/04/2022
La pandemia COVID-19 tomó a todos por sorpresa. Nadie pudo prever con suficiente anticipación la magnitud de la enfermedad y menos, las consecuencias económicas, políticas, sociales y educativas que tendría; en este último caso, la enseñanza universitaria no se encontraba preparada para su enfrentamiento.
En Cuba, como en otros países del mundo, la aplicación de las medidas de distanciamiento social produjo la suspensión de la educación médica presencial e impuso su continuidad en la modalidad de educación a distancia, con la incorporación de los estudiantes a la pesquisa activa de sintomáticos respiratorios como actividad primordial para enfrentar la COVID-19 en la nación.
Sin embargo, esta desvinculación a las acostumbradas actividades docentes presencialesconllevó a un debate y una incertidumbre sobre las mejores acciones a seguir para evitar un impacto negativo a largo plazo en la formación del futuro profesional.
La educación médica precisa poner en práctica estrategias que le permitan enfrentar los retos que supone la etapa pos-COVID-19, sin renunciar a su objetivo fundamental: egresar profesionales de la salud humanistas y con una calidad a tono con las necesidades de la sociedad.
Durante esta etapa, es preciso fortalecer el trabajo con los cuatro elementos clave de aprendizaje que la Unesco propone para la educación en el siglo XXI: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a convivir y aprender a ser. Todos deben aprender a conocer en este nuevo escenario, o sea, cumplir el objetivo de llegar a comprender y poder descubrir o crear nuevos conocimientos, pese a los retos impuestos por la pandemia y los profesores deben garantizarlo, pues, ante este futuro incierto, la función educativa debe continuar.
Se deberá recurrir aún más a las oportunidades que brindan las tecnologías de la información y las comunicaciones, sobre todo, las aplicaciones multimedia que incluyen videos para apoyar el desarrollo de habilidades, tanto clínicas como preclínicas.
Otro elemento a tener en cuenta es que la situación generada es altamente emocional y resultará difícil que una propuesta educativa en lo adelante tenga éxito si no sintoniza con las emociones y la situación vivida por cada uno de los alumnos.
Las clases a partir de ahora deben propiciar un cambio más humanizado en la formación del profesional para que responda a necesidades no solo económico-sociales, sino que a su vez sea capaz de enfrentar con empatía los retos que se les presentan en la cotidianidad; en fin, que se logre que los estudiantes aprendan a ser.
Puede ampliar la información en el interesante artículo “Un nuevo entorno en la educación médica en tiempos pos-COVID-19” de los autores Ileana García López, Lázaro Roque Pérez, Noemy La Rosa Hernández y Nubia Blanco Barbeito. Publicada en la revista EDUMECENTRO de la Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara. Cuba.
Comentarios realizados
Sebastián Castillo G-102 @ 8:15 am
Mantener aún las medidas debe ser una prioridad para mantener la prevención de esta enfermedad. Es importante recordar que la prevención es básica para un buen médico.