RESUMEN: El sol es necesario para la vida, pero también puede provocar
efectos perjudiciales en el ser humano, siendo el más temido el cáncer de piel.
El efecto del sol es acumulativo y el 80 % del daño solar que recibe un
individuo durante toda la vida, se produce antes de los 18 años de edad, es por
ello que desde la infancia temprana deben planificarse las exposiciones al sol,
logrando alcanzar un adecuado equilibrio daño-beneficio, que permita al niño
disfrutar de forma sana y sin riesgo de las actividades al aire libre, sin afectar el
desarrollo integral propio de la edad. Todos los tipos de piel deben ser
protegidos del sol, pero el efecto del sol sobre la piel en un periodo
determinado de tiempo difiere de una persona a otra. Los fototipos cutáneos
clasifican el tipo de piel según su sensibilidad a la luz solar, clasificándose del I
al VI, los fototipos I y II presentan mayor sensibilidad y requieren medidas
preventivas más más intensas. Los pilares básicos de la fotoprotección se
basan en la fotoeducación familiar, fotoprotección mecánica y la fotoprotección
con productos antisolares, los cuales pueden ser físicos o químicos.