El objetivo de esta revisión es profundizar en el conocimiento de los aspectos novedosos del diagnóstico oportuno y tratamiento personalizado del cáncer tiroideo. Ampliar…
En conmemoración del Día Mundial de Cáncer del Tiroides, asociaciones y profesionales de la salud alertan de un aumento en la incidencia de esta enfermedad y de la importancia de un diagnóstico temprano.
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Tiroides, que se conmemorado este jueves, profesionales médicos y asociaciones se han unido para concienciar a la población de la importancia de la exploración periódica del cuello y de un diagnóstico temprano para prevenir las consecuencias de este tipo de cáncer. Pese a ser infrecuente, con solo 3000 casos al año según los datos de la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (Aecat), es de los tumores que más crece en la actualidad, siendo el octavo más diagnosticado en mujeres.
Pilar López Criado, del departamento de Oncología Médica del Centro de Cáncer MD Anderson, en Madrid, ha señalado que el cáncer de tiroides habitualmente se diagnostica de forma casual en ecografías y que afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres. Esto se debe principalmente al sistema hormonal femenino y, en parte, al impacto que tienen los embarazos en la glándula tiroides. Además, ha alertado de que «en los últimos años ha aumentado mucho la incidencia de este cáncer a nivel mundial. Uno de los factores de riesgo es la exposición a la radiación nuclear, pero existen otros que están siendo muy discutidos, como la exposición a campos magnéticos».
López Criado ha explicado que el índice de mortalidad es muy bajo y que las probabilidades de recuperación total son elevadas si se trata a tiempo. «La opción estándar es una buena cirugía, aunque también es útil el tratamiento de yodo radiactivo; son las técnicas más curativas. También está presente la alternativa hormonal con la terapia supresora».
El Centro de Cáncer MD Anderson aplica la técnica Mivat (Minimally Invasive Video Assisted Thyroidectomy) en los pacientes de cáncer de tiroides, una intervención quirúrgica que se realiza con una pequeña incisión de 1,5 a 2 centímetros por control endoscópico. Esta técnica permite una disección más precisa del tiroides, facilita la identificación de las glándulas paratiroides y de los nervios recurrentes, y está indicada para tratar tumores benignos y malignos.
Centros especializados
Según López Criado, no suelen quedar secuelas que alteren la calidad de vida de los pacientes recuperados, pero ante todo es necesario tratar bien el cáncer en un centro adecuado y especializado. «Las secuelas de la cirugía se producirían por la lesión del nervio en la intervención, pero en buenas manos esto no debería ocurrir. Si el cáncer se trata correctamente no debería dar complicaciones; puede quedar alguna secuela como la voz disfónica, pero en general los pacientes que superan el cáncer de tiroides pueden desarrollar una vida bastante normal».
Dentro de este contexto, la Aecat presentará el próximo domingo la campaña Hablemos alto y claro, con el objetivo de reivindicar la necesidad de crear una red coordinada de centros de referencia en cáncer de tiroides y de reducir las desigualdades de calidad asistencial existentes entre las comunidades autónomas.
Juan Antonio Puñal, de la sección de Cirugía Endocrina de la Asociación Española de Cirujanos (AEC), ha señalado que en los centros de referencia en el manejo del cáncer de tiroides «se disminuye el número de complicaciones, la necesidad de reintervenciones, la estancia hospitalaria y el coste hospitalario. Hay estudios que demuestran que las complicaciones postoperatorias pasan del 19 al 7,5 % y cuando éstas suceden, se está más capacitado para atenderlas».
septiembre 25/2015 (Diario Médico)
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Un total de 57 menores de Fukushima han desarrollado cáncer de tiroides desde que se produjera el accidente nuclear de marzo de 2011, según las últimas estadísticas de las autoridades sanitarias de la región nipona.
Esta cifra, recogida en un informe del comité de investigación sanitaria de la prefectura de Fukushima, supone un aumento de siete casos respecto a los últimos datos presentados el pasado mayo.
Este último informe, que corresponde a análisis hechos hasta el pasado 30 de junio, muestran además que se han detectado 103 casos dudosos de este cáncer entre las 300 000 personas de la zona sometidas a análisis que eran menores de edad cuando se produjo la crisis nuclear.
El panel de expertos considera sin embargo que por el momento es «difícil» determinar si existe un vínculo causal directo entre los casos de cáncer de los menores y las radiaciones emanadas de la planta tras la triple fusión nuclear.
Los diagnosticados hasta ahora con cáncer de tiroides tenían un promedio de edad de 14,8 años cuando la central de Fukushima fue azotada por un terremoto y posterior tsunami, lo que causó la peor crisis nuclear desde Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las cifras de Fukushima equivalen a que 30 de cada 100 000 personas han desarrollado cáncer de tiroides en la región, lo que contrasta con las estadísticas de otras zonas del país en las que los casos detectados no llegan a 1,7, según datos publicados por el diario Asahi.
A partir de septiembre, cuando se espera que haya acabado la primera ronda de revisiones médicas, los especialistas evaluarán la totalidad de datos recogidos y la posible conexión entre las enfermedades y el accidente nuclear.
Las autoridades niponas decidieron examinar a unos 370 000 residentes jóvenes de la prefectura de Fukushima, de los que alrededor del 80 % ya pasó hasta finales de junio por estos test médicos.
Un reciente estudio de la ONU reconoció la posibilidad de que aumente el riesgo de cáncer de tiroides entre los niños más expuestos a la radiación tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011.
Sin embargo, calificó de «improbable» que haya cambios en las tasas generales de cáncer de Japón.
Menos de mil niños han recibido dosis peligrosas de entre 100 y 150 miligray, y entre ellos «podría esperarse un aumento del riesgo de cáncer de tiroides», señalaba el informe elaborado por el Comité Científico de la ONU sobre los Efectos de las Radiaciones Nucleares (UNSCEA) y presentado a principios del pasado abril.
El informe recordaba que el cáncer de tiroides es inusual entre menores y que «su riesgo normalmente es muy bajo».
El yodo radiactivo tiende a acumularse en las glándulas tiroideas causando cáncer y afecta especialmente a los niños pequeños, en quienes la enfermedad se desarrolla con lentitud.
Tras el accidente nuclear de Chernóbil, el peor de la historia, se confirmaron cerca de 6000 casos de cáncer de tiroides en menores, que aparecieron unos cuatro o cinco años después de la catástrofe y que se atribuyeron en su mayoría al consumo de leche contaminada.
agosto 25/2014 (EFE).-
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»
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Una revisión de las historias clínicas de los pacientes de un hospital terciario ha revelado que los pacientes obesos tienden a presentar formas más avanzadas y agresivas de cáncer papilar de tiroides. El estudio se publica en Archives of Surgery.
«Nuestro trabajo muestra que, a medida que aumenta el índice de masa corporal (IMC), se incrementa progresivamente el riesgo de diagnóstico de cáncer papilar de tiroides en fase avanzada. Esto se observa especialmente en caso de obesidad y obesidad mórbida», según los autores del análisis, dirigidos por Avital Harari, de la Universidad de California en Los Ángeles.
Se revisaron los datos de 443 pacientes con una edad media de 48,2 años, que fueron divididos en cuatro grupos en función de su IMC: normal (entre 18,5 y 24,9), sobrepeso (25-29,9), obesidad (30-39,9) y obesidad mórbida (igual o mayor de 40).
Un IMC superior se asoció a un estadio más avanzado de la enfermedad en el momento del diagnóstico. Los pacientes con obesidad u obesidad mórbida solían presentar con mayor frecuencia cánceres papilares de tiroides en estadios III y IV.
Agresividad
Además, se comprobó que los pacientes que se encontraban dentro de las dos categorías con un IMC de más de 30 tenían una mayor prevalencia de la variante de células altas cuando acudían al hospital, lo que constituiría una prueba más de que la obesidad está relacionada con una mayor agresividad de este tipo de tumores.
«Los pacientes obesos deberían someterse a cribado de cáncer tiroideo mediante ecografía, que es una prueba más sensible para la detección que el mero examen físico». Mayo 23/2012 (Diario Médico)
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