Sobrevivientes de cáncer necesitan ejercitarse más

Las personas que han sobrevivido al cáncer deben intensificar el ejercicio, incluso -aunque parezca difícil- quienes no han terminado el tratamiento, afirmaron científicos en una nueva guía para estos pacientes.
Existen evidencias cada vez mayores de que la actividad física mejora la calidad de vida y alivia cierta fatiga relacionada con el cáncer. Además, puede contribuir a evitar una grave degradación del funcionamiento orgánico que podría persistir luego de la terapia.
A manera de ejemplo: Las mujeres que fueron sometidas a quimioterapia por cáncer de mama pueden perder músculo y ganar grasa en una cantidad equivalente a 10 años del envejecimiento normal. En otras palabras, una mujer de 45 años podría llegar a tener la complexión más gruesa y débil de una de 55 años, indicó Wendy Demark-Wahnefried, de la Universidad de Alabama en Birmingham, Estados Unidos.
Los científicos llevan años alertando que el sobrepeso y la vida sedentaria elevan el riesgo de varios tipos de cáncer. Entre los casi 12 millones de estadounidenses que han “vencido” la enfermedad hay indicios -aunque todavía no probados- de que las personas más activas pueden tener un menor riesgo de recurrencia. Como ocurre con cualquiera persona al envejecer, el ejercicio ayuda definitivamente a enfrentar el riesgo de afecciones cardíacas que tiende a aumentar a medida que vive más un sobreviviente de cáncer.
El Colegio Estadounidense de Medicina Deportiva convocó a un grupo de especialistas en Oncología y deporte para que evaluaran las evidencias. La guía emitida aconseja a los sobrevivientes el mismo ejercicio recomendado para cualquier persona: al menos unas dos horas y media a la semana. Los pacientes todavía en tratamiento podrían no sentirse muy animados para semejante actividad, pero deben evitar la inactividad en los días en que se encuentran bien, reconoce la guía.
“No es necesario ser (el astro del ciclismo) Lance Armstrong”, enfatiza la doctora Julia Rowland del Instituto Oncológico Nacional, en relación con una reunión sobre maneras de sobrevivir mejor que se efectuó este mes para examinar los resultados del ejercicio. “Saquen a pasear al perro, jueguen un poco de golf”, agregó.
Pero surgen las preguntas sobre cuánto ejercicio es necesario y de qué clase. Para estos propósitos se desarrollan novedosos estudios para empezar a responderlas. La Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, Estados Unidos, entrena a sobrevivientes de cáncer de próstata a ejercitarse con sus esposas. El estudio comprende a 66 parejas para hacer una comparación entre quienes efectúan dos veces a la semana ejercicios para fortalecer los músculos y quienes están inactivos. Además, se averigua si la actividad compartida mejora el funcionamiento orgánico y mitiga la presión emocional que genera la enfermedad sobre la persona que atiende al paciente y en la relación matrimonial.
La Universidad de Duke, Estados Unidos, reclutó a 160 pacientes de cáncer de pulmón para indagar si un programa para practicar tres veces a la semana con ejercicio aeróbico y fortalecimiento muscular o ambos puede mejorar la condición física después de la cirugía.
Mary Lou Galantino es una fisioterapeuta que se especializa en atención de cáncer y realiza ejercicio desde que se le diagnosticó cáncer de mama en el 2003 en la Universidad de Pensilvania. Ahora a los 42 años, argumenta que se ejercitaba en la “caminadora” 24 horas después de cada sesión de quimioterapia para tener la energía suficiente que le permitiera atender a sus dos hijos menores. “Se puede sentir más energía con el ejercicio correcto”, enfatizó.
Washington, junio 29/2010 (AP)

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