Presentamos un caso interesante de intoxicación por ingestión de mercurio inorgánico (bicloruro de mercurio) con información sobre los antecedentes patológicos personales, historia de la enfermedad actual.
Le invitamos a compartir su opinión.
Paciente: MIRG.
Edad: 43 años.
Diagnóstico principal: intoxicación aguda por bicloruro de mercurio (Mercurio inorgánico).
Autora: MSc. Dra. Sonia Pérez Rodríguez. Especialista de primer grado en Medicina Interna. Máster en Toxicología. Profesora e Investigadora Auxiliar del Centro Nacional de Toxicología.
Paciente: MIRG.
Edad: 43 años.
Diagnóstico principal: intoxicación aguda por bicloruro de mercurio (Mercurio inorgánico).
Antecedentes patológicos personales: Esquizofrenia paranoide y neumonías a repetición. Fumadora. Estado depresivo de 2 años de evolución con tratamiento.
Historia de la enfermedad actual: Ingresa en UCIE por cuadro respiratorio agudo y diarreas líquidas desde el día anterior, se indica tratamiento sintomático y se egresa; regresa dos días después al no mejorar y se decide ingreso; se constata oligoanuria, somnolencia, bien orientada, aqueja disfagia.
Al examen físico: Facies abotagada, lesiones por mordeduras autoinfligidas y quemaduras en la boca, ligera polipnea, Murmullo disminuido globalmente. Peso 50 Kg. Febrícula por tres días. TAM 140/80. Confesó haber ingerido un polvo cristalino de laboratorios.
Se sospecha Bicloruro de mercurio. Se indicó tratamiento sintomático. Se le realiza Hemodiálisis de urgencia y diariamente por seis días. Se inicia tratamiento con antídoto Dimercaprol (BAL) 2 amp IM profunda c/ 6 hr por tres días, luego 2 amp IM profunda c/ 12 hr un día y después 1 amp IM profunda c/ 12 hr por seis días.
Complementarios al ingreso: En Rx de tórax: Neuropatía inflamatoria de base derecha, Hematocrito bajo, Creatinina elevada, Acidosis metabólica. Psiquiatría: Síndrome Psicótico atenuado. Evolución en nefrología: Mantuvo diuresis en “0” hasta 5 días después de la ingestión, que paulatinamente se fue recuperando hasta la normalidad, paralelamente se normalizaron los parámetros de función renal.
Se egresa luego de evolución satisfactoria. No se evidencian secuelas de daño orgánico.
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Los compuestos inorgánicos de mercurio forman las sales de mercurio. Generalmente son polvos cristalinos. La absorción digestiva del Hg inorgánico es buena y es la principalmente implicada en intoxicaciones agudas.
El Hg inorgánico, sobre todo en sus formas mercúricas, causa por vía oral un cuadro de causticación con necrosis de la mucosa expuesta dado por sensación de ardor en la boca, dolor de garganta, náuseas y vómitos con gingivitis severa, estomatitis, edema de glotis y erosiones esofágicas., gastroenteritis hemorrágica y pérdida masiva de líquidos, que puede producir la muerte. Puede producirse dolor abdominal, debilidad, cansancio, palidez, hematemesis, hematoquecia, shock y colapso vascular.
Como consecuencia de ingestiones severas se produce el fallo renal. En su eliminación produce una lesión directa de necrosis tubular y glomerulonefritis membranosa asociada a un mecanismo inmune que justifica también las lesiones cutáneas de la acrodinia.
La afectación renal puede llegar a la insuficiencia renal aguda y dejar como secuela una Enfermedad renal crónica. El cloruro mercúrico, cuyo mecanismo de transporte de membrana se desconoce, se distribuye en la sangre entre los hematíes y el plasma, no atraviesa la BHE y se elimina sobre todo por vía renal, con una vida media de 30-60 días.
En la ingestión de dosis tóxicas de derivados inorgánicos de mercurio se indica lavado gástrico precedido de endoscopia por su capacidad cáustica, tratamiento sintomático y de apoyo vital y en cualquier caso puede procederse a realizar tratamiento antidótico quelante cuando se sospecha o se confirma analíticamente la absorción sistémica de una dosis tóxica.
El antídoto más adecuado es el BAL por vía IM, a dosis de 3 mg/Kg/ cada 4h las primeras 48h, 3 mg/Kg/ cada 6h las siguientes 48h y 3 mg/Kg/ cada 12h durante 6 días más.
El síndrome clásico, que caracteriza a la intoxicación crónica, incluye dermatitis, gingivitis, estomatitis, aumento de la salivación, tremor y síntomas neuropsiquiátricos de eretismo. Puede desarrollarse una disfunción renal caracterizada por proteinuria, que puede llegar al síndrome nefrótico.
En algunos pacientes se puede observar el signo de Atkinson (mercurialentis), alteración por la acción del mercurio en los ojos con decoloración de la cápsula lenticular con opacidades puntiformes en el córtex anterior del cristalino, son lesiones bilaterales, simétricas que no afectan la agudeza visual. El diagnóstico de este signo debe hacerse con lámpara de hendidura.
Se han descrito diferentes casos de empleados en plantas de manufactura de distintos productos mercuriales inorgánico que desarrollaron cambios neurológicos similares a los de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) sin antecedentes de contacto con mercuriales orgánicos.