Hasta hace poco, los frutos secos tenían mala prensa. Catalogados como simples snacks, muchos los excluían de la dieta convencidos de que «engordaban mucho y aportaban poco». Sin embargo, de un tiempo a esta parte su imagen está cambiando apuntalada por varias investigaciones que han reivindicado su importante papel en la alimentación.
Las nueces, almendras y avellanas, señalan estos trabajos, no sólo ayudan a mantener una nutrición completa sin aportar un exceso de peso, sino que parecen ser muy útiles para mantener alejados problemas tan importantes de salud como las enfermedades cardiovasculares.
El último en demostrarlo fue el estudio PREDIMED, liderado por investigadores españoles y cuyos sólidos resultados dejan claro el papel cardioprotector que cumplen los frutos secos en el contexto de una dieta mediterránea. La misma revista que acogió los datos del ensayo español -la prestigiosa The New England Journal of Medicine-, publica esta semana un nuevo trabajo que sigue su estela y que contribuye a prolongar los beneficios ligados a los frutos secos.
Según sus resultados, obtenidos tras realizar un largo seguimiento a 76.464 mujeres y 42.498 hombres, el consumo de estos productos muestra una relación inversa y dependiente de la dosis con la mortalidad. Dicho de otra manera: en la muestra analizada, quienes tomaban frutos secos siete o más veces a la semana tenían unas tasas de mortalidad un 20% más bajas que quienes no solían consumir este tipo de productos.
Esta asociación, subrayan los investigadores, se observó en relación con «las principales causas de muerte, incluidas las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los trastornos respiratorios». Además, era consistente en todos los subgrupos analizados y después de haber tenido en cuenta otros factores de influencia.
«Dada la naturaleza observacional de nuestro estudio, no es posible concluir que esta asociación inversa entre consumo de frutos secos y mortalidad refleje una causa y su efecto», reconocen los autores de este trabajo que ha recibido financiación por parte de compañías productoras de frutos secos. Sin embargo, matizan, «nuestros datos son consistentes» con otros datos obtenidos en ensayos clínicos y que «apoyan los beneficios para la salud del consumo de estos productos».
Para estos científicos, liderados por Ying Bao, de la Universidad de Harvard (EEUU), la clave de las bondades de los frutos secos radica en su completo número de nutrientes. Componentes como «los ácidos grasos insaturados, las proteínas de alta calidad, la fibra, las vitaminas, los minerales o los fitoquímicos», subrayan, podrían conferir a estos productos unas propiedades «cardioprotectoras, anticarcinogénicas, antiinflamatorias y antioxidantes».
Coincide con este punto de vista Ramón Estruch, investigador del CIBERobn y encargado de la coordinación del citado estudio español quien, con todo, aclara que no todo vale para lograr que los frutos secos cumplan su función. «Lo ideal es tomar un puñado al día al menos tres veces por semana. Y sin duda tomarlos crudos es la mejor opción», aclara. Desde luego, no es aconsejable su consumo en forma azucarada o salada. Además, añade, también parece clave el momento en que se ingieren. «Se ha demostrado que el efecto protector es mayor si se incluyen en las comidas en lugar de tomarse por separado».
Para Miguel Ángel Martínez, especialista del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra que ha dirigido numerosas investigaciones sobre el tema, este estudio vuelve a demostrar que la leyenda negra que a menudo acompaña a los frutos secos no es más que un mito. «Estudios realizados en esta Universidad han ido demostrando que los frutos secos no se relacionan con ganancias de peso, sino todo lo contrario y que tiene un papel protector en la aparición de enfermedades cardiovasculares, entre otros problemas», señala. «Este es un estudio observacional», continúa, «pero se ha realizado en un contexto epidemiológico inmejorable y es muy riguroso, por lo que sus conclusiones son para tener muy en cuenta», subraya.
De la misma opinión es Jordi Salas, profesor de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y que también ha dirigido varios estudios relacionados con las propiedades nutricionales de los frutos secos. «Este trabajo es el estudio observacional más importante que ha habido hasta el momento sobre consumo de frutos secos y mortalidad por varias causas», indica. «Confirma lo que vimos en otros trabajos y lo que ya recomiendan muchas sociedades científicas: que conviene tomar frutos secos para mantener alejadas muchas enfermedades», concluye.
Fuente: El Mundo.es
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