Hace unos días unos amigos me comentaron que habían leído una noticia que decía que “el picante tenía efectos beneficiosos en la prevención del cáncer”. La verdad es que, en principio, la noticia podría catalogarse por algunas personas como al menos paradójica, ya que puede existir la creencia generalizada que el picante no es lo mejor para el sistema digestivo.
Antes de comentar la duda que les surgió a estos amigos, si me gustaría señalarles que efectivamente no está demostrado que el picante por si mismo produzca úlceras en el estómago. De hecho, se ha incluso inyectado directamente picante en el estómago y no ha producido ulceraciones. Sin embargo, si está más comprobado que ante una irritación intestinal o una irritación previa en las paredes del estómago, los alimentos picantes si pueden potenciar esta irritación.
Aclarado este punto entonces hay que recordar que el chile sea probablemente uno de los alimentos picantes más conocidos y utilizados en la preparación de alimentos. Contrariamente a lo que se podría pensar, el chile es una fuente muy importante de beneficios nutricionales. Así, el chile aporta vitaminas como la vitamina A y la vitamina C. El consumo de chile ha demostrado acelerar el metabolismo además de ser beneficiosos en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Incluso, un estudio realizado en la Universidad de Tasmania sugiere que el consumo de chile en una dieta disminuye el riesgo de diabetes en la población obesa y también reduce los requerimientos de insulina, lo que podría ser muy beneficioso para los pacientes diabéticos.
Capsaicina, la molécula que causa el picor
El chile y otros picantes tienen una molécula que se llama capsaicina. La capsaicina, es la molécula que cuando comemos chile nos hace sentir ardor en la boca. Pero la capsaicina también produce otros efectos en otras células de nuestro organismo diferentes a las epiteliales de la boca. Por ejemplo, la capsaicina acelera el metabolismo celular por lo que favorece que se quemen más rápidamente calorías y tengamos esa sensación de calor que produce la ingesta de picante. Además, la capsaicina produce sensación de saciedad y reduce la inflamación de las arterias, por lo que es beneficiosa para el sistema circulatorio.
Pero la noticia que ha provocado la escritura de este artículo es un estudio realizado en la Universidad de Nottingham. Dicho estudio sugiere que los chiles jalapeños puede eliminar células cancerosas al atacar a las mitocondrias de estas células impidiendo que generen energía.
Si lo recuerdan, las mitocondrias son en realidad unas células (heredadas de nuestras madres) que tenemos dentro de todas nuestras células y que permiten la respiración de estas últimas. A cambio, las mitocondrias reciben nutrientes. Es lo que se llama una relación de simbiosis en la que las mitocondrias sin nutrientes no pueden vivir y las células sin mitocondrias tampoco, al no poder respirar.
Pero volvamos al estudio de la Universidad de Nottingham. En el estudio se demuestra que las vaniloides, la familia de moléculas a la que pertenece la capsaicina, se pegan a las proteínas en la mitocondria de la célula cancerosa e induce la muerte de la célula cancerosa sin dañar a las células sanas vecinas.
Todos los pimientos incluyendo ajíes, chiles, guindillas, morrones etc. contienen más o menos capsaicina. Su utilidad en la naturaleza, en las plantas, es que les sirve de protección contra los animales herbívoros.
El chile más conocido en España es la guindilla. En 2011 España produjo aproximadamente 900.000 toneladas de chile. Muy lejos de los casi 16 millones de toneladas producidas en China y de los 2 millones de toneladas producidas en México.
Dice la historia que los Aztecas ya utilizaban el chile. Los Aztecas lo usaban no solo como condimento sino también con otras utilidades. Como curiosidad les diré que con el chile los Aztecas fabricaban un humo para uso bélico (sería una especie de gases lacrimógenos de nuestra época). A la diosa del chile la llamaban «Respetable señora del chilito rojo», y era hermana de Tláloc, dios de la lluvia. Cristóbal Colón lo descubrió en su primer viaje y lo trajo luego a España.
Fuente: LaInformación
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