Así lo indicó el representante de la OPS/OMS en Argentina durante el Congreso de Derecho de la Salud realizado en el Congreso. Los disertantes realizaron un repaso de diferentes modelos de sistemas de salud, sus características y evolución.
Las acciones para la prevención de enfermedades y la promoción de hábitos saludables requieren de una inversión reducida frente al compromiso financiero de los países para reparar los daños a la salud, aseguró el representante de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Argentina, Pier Paolo Balladelli, durante el Congreso de Derecho de la Salud y Perspectivas de los Sistemas Sanitarios de América y Europa realizado en el Congreso. Durante su conferencia, el funcionario de Naciones Unidas hizo un repaso de diferentes modelos de sistemas de salud, sus características y evolución.
“La construcción de entornos saludables para evitar problemas en la salud de la población es más costo efectiva que la reparación posterior del daño”, evaluó Balladelli, quien consideró necesario que los sistemas de salud de los países incorporen la concepción de la promoción de la salud y de la prevención. Además, los estados deben proteger sus poblaciones, interviniendo en políticas regionales y globales de protección de la salud de las poblaciones. Estas políticas redundarán, indicó, en un mayor beneficio de todos ya que permitirá asegurar el acceso de la población a los bienes públicos de salud, como es el caso de los medicamentos.
Al repasar la evolución de los sistemas de salud, sostuvo que en los años 80 y 90 los postulados del Consenso de Washington que promovieron ajustes estructurales en los países de la región ocasionaron una segmentación de los subsistemas de salud y un ‘achicamiento del Estado’ y de su rectoría. Como consecuencia, quien tenía más ingresos podía asegurarse los servicios de salud a través de prepagas u otros seguros privados. En la actualidad, en cambio, la gran mayoría de la población de Argentina está cubierta por el sector público y por el sistema de seguro manejado por las obras sociales y hasta el derecho de la salud tiene una de las aplicaciones más amplias del mundo. De hecho, la legislación argentina ampara a migrantes de otros países limítrofes, que son generalmente de escasos recursos, ofreciendo a todos sin distinciones un acceso al sistema sanitario público argentino. “Es distinto el caso de otros países como los Estados Unidos, donde cada uno tiene que velar por su acceso a las prestaciones de salud, o de Canadá, donde todo el manejo del sistema es a través de un sistema único nacional”, detalló el doctor en el Salón Azul del Congreso.
Ante numerosos asistentes, Balladelli también advirtió sobre los gastos de bolsillo que ocasionan las prestaciones de salud y la importancia de la solidaridad para la protección en contra del riesgo de enfermar. “Si todos contribuimos al mismo fondo, es más fácil anular el riesgo de quienes necesitan de tratamientos muy caros. El fraccionamiento del sistema produce un aumento del riesgo por una mayor dificultad de resolver situaciones individuales que requieren aplicar altos costos”, aconsejó.
También presentó ejemplos para calcular el impacto financiero de las leyes en salud y, de ese modo, asegurar su viabilidad, junto con el análisis de las normas que determinan un impacto más elevado en la salud de la mayor parte de la población.
Del Congreso, organizado por la Universidad Abierta Interamericana (UAI) en homenaje al profesor doctor Miguel Angel Ciuro Caldani, también participaron la directora académica del Observatorio de la Salud de la Facultad de Derecho de la UBA, Marisa Aizenberg; el docente de la UBA Carlos Ghersi, el académico de la Universidad de Rijeka Nenad Lhaca y Alberto Bozzolo, del Observatorio de salud de la UBA, entre otros.
Tomado de Recursos Publicaciones OPS/OMS Argentina
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