Un estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts (UMMS, por su sigla en inglés) reveló recientemente que comer , incluso, cantidades pequeñas de alimentos no saludables, pueden cambiar significativamente la expresión de los genes y afectar la fisiología y la salud en las personas, informó este domingo la prensa internacional.
Un par de artículos publicados en las revistas ‘Cell’ y realizados por el codirector del Programa de Biología de Sistemas y profesor de Medicina Molecular en UMMS, Marian Walhout, detalla como el metabolismo y la fisiología se relacionan con la dieta.
En el estudio, en el que se utilizaron gusanos C. elegans, que son transparentes y redondos y que suelen usarse en estudios genéticos, Walhout y sus colegas observaron cómo las distintas dietas producen diferencias en la expresión de genes que luego pueden ser cruciales en cambios fisiológicos.
«En resumen, se encontró que C. elegans cuando son alimentados con dietas de diferentes tipos de bacterias, responden cambiando radicalmente su programa de expresión génica, dando lugar a importantes cambios en la fisiología», dijo Walhout.
Añadió que «los gusanos que se alimentaron con una dieta natural de bacterias Comamonas tuvieron menos hijos, vivieron menos y se desarrollaron más rápido en comparación con los alimentados con la dieta estándar de laboratorio de la bacteria ‘E. coli».
Los expertos identificaron al menos 87 cambios en la expresión génica de C. elegans entre las dos dietas. Sorprendentemente, estos cambios fueron independientes de los términos de referencia y las vías de señalización de la insulina, los programas de expresión génica típicamente activos en el control nutricional. En su lugar, los cambios se producen, al menos en parte, en un regulador que controla el cambio, un gen que determina el desarrollo y el crecimiento en el gusano.
«Es importante destacar que estos mismos reguladores que están influenciados por la dieta en los gusanos controlan el ritmo circadiano en humanos», dijo Lesley MacNeil, estudiante postdoctoral en el laboratorio de Walhout que también participó en el estudio.
El investigador agregó que «Ya sabemos que los ritmos circadianos están afectados por la dieta. Esto apunta a la posibilidad real de que ahora podemos utilizar C. elegans para estudiar las complejas conexiones entre la expresión génica de la dieta y la fisiología y su relación con las enfermedades humanas».
Estos resultados proporcionan la tentadora posibilidad de que ciertas dietas no son «saludables» o «poco saludables», pero que algunas cantidades de algunos alimentos pueden ser óptimas bajo diferentes condiciones y para la promoción de los distintos resultados fisiológicos, manifestaron los expertos.
Fuente: Telesur
Los lectores comentan