Una pérdida de peso incluso modesta puede proveer a las personas con sobrepeso y obesas toda una década de importantes beneficios de salud, según un estudio reciente.
El estudio incluyó a 3,000 personas con sobrepeso que tenían problemas con la tolerancia a la glucosa (una afección prediabética) y a quienes se mostró la forma de cambiar su conducta en lugar de recetarles fármacos. Las estrategias conductuales usadas por los participantes para ayudarles a perder peso incluían mantener un registro de todo lo que comían, reducir la cantidad de comida malsana que tenían en casa y aumentar la cantidad de actividad física.
Una pérdida de peso incluso modesta, en promedio de seis kilos (14 libras), reducía el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en 58 por ciento. Y los beneficios de salud de esa pérdida de peso duraban hasta diez años, aunque las personas recuperaran el peso, aseguró la autora del estudio Rena Wing, profesora de psiquiatría y comportamiento humano de la Universidad de Brown en Providence, Rhode Island.
El estudio se presentó el jueves en la reunión anual de la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association) en Orlando, Florida. «Ayudar a las personas a hallar formas de cambiar sus conductas de alimentación y actividad, y desarrollar intervenciones no farmacológicas para reforzar un estilo de vida saludable planteó una diferencia inmensa en la prevención de uno de los mayores problemas de salud de este país», aseguró Wing, quien también es directora del Centro de Investigación sobre el Control del Peso y la Diabetes del Hospital Miriam, en Providence, en un comunicado de prensa de la asociación. «También se ha mostrado que perder apenas 10 por ciento del peso corporal… tiene un impacto a largo plazo sobre la apnea del sueño, la hipertensión y la calidad de vida, y que ralentiza el declive en la movilidad que ocurre a medida que las personas envejecen», anotó.
Actualmente, Wing dirige un estudio de trece años con 5,000 personas que sufren de diabetes tipo 2 para determinar si una intervención conductual intensiva puede reducir el riesgo de enfermedad cardiaca y ataques del corazón. «Intentamos mostrar que los cambios conductuales no solo hacen que las personas sean más sanas en términos de reducir los factores de riesgo de la enfermedad cardiaca, sino que en realidad también las hace vivir más», planteó.
Debido a que este estudio se presentó en una reunión médica, sus datos y conclusiones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales.
FUENTE: American Psychological Association, news release, Aug. 2, 2012
HealthDay
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