Científicos de la Universidad de Minessota (Estados Unidos) han encontrado la primera evidencia en una investigación realizada a participantes voluntarios, que explica cómo el consumo de bebídas alcohólicas puede ser cancerígeno.
Una de las sustacias con las que el cuerpo humano descompone o metaboliza el alcohol ingerido, llamada acetaldeído, tiene la capacidad de dañar el ADN, provocando anomalías cromosómicas en cultivos de células y actuando como un carcinógeno animal. «Hemos conseguido la primera evidencia de que el acetaldeído que se forma después del consumo de bebidas alcohólicas, puede dañar dramaticamente el ADN», afirma Silvia Balbo, autora del estudio. El acetaldeído ataca al ADN humano de una manera que tiene como resultado la formación de aductos de ADN. «El acetaldeído que se une al ADN e interfiere en su actividad está relacionado con un incremento del riesgo de padecer cáncer», asegura Balbo.
Para examinar las consecuencias del acetaldeído en el ADN, los investigadores dieron a 10 voluntarios dosis de vodka (comparables con una, dos y tres bebidas) una vez por semana durante tres semanas. Los resultados mostraron que los niveles de aductos de ADN aumentaron 100 veces en las células orales de los sujetos unas horas después de cada dosis, y pasadas las 24 horas disminuían. Los niveles de aductos en la sangre también se incrementaban.
El cuerpo humano cuenta con un mecanismo natural de reparación altamente eficaz para corregir el daño de los aductos de ADN. Según Balbo la mayoría de las personas que beben socialmente tienen posibilidades de desarrollar cáncer, además de que el alcohol esté asociado al riesgo de otros problemas en la salud o en el riesgo de sufrir accidentes.
Fuente: Diario Médico
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