Si bien durante muchos años hubo malintencionados intentos de silenciar su monumental obra y arrebatarle la paternidad de la teoría del mosquito como el vector transmisor de la fiebre amarilla, el “XIV Congreso Internacional de Historia de la Medicina”, celebrado en Roma en 1954, ratificó una vez más que solo a Finlay le corresponde el mérito de haber logrado el trascendental descubrimiento y la aplicación de su doctrina en el saneamiento del trópico.
Hombre perseverante, acucioso observador e infatigable investigador, el Dr. Carlos J. Finlay enunció por primera vez el 18 de febrero de 1881, ante la “V Conferencia Sanitaria Internacional” celebrada en Washington, su teoría del contagio de la fiebre amarilla a través de la presencia de un agente biológico intermediario, capaz de transmitir la enfermedad de un individuo enfermo a otro sano.
Tal postulado representó una ruptura de las concepciones epidemiológicas prevalecientes hasta entonces en la medicina, según las cuales las dolencias solo podían diseminarse por el contacto directo entre las personas o debido a la influencia de un factor ambiental. (Más información)
Fuente: Cubadebate
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