A propósito de la invaginación intestinal como expresión de la infección por el virus SARS-CoV-2, comentamos algunos casos que se han publicado en la literatura mundial.
Durante los meses iniciales de la pandemia, en julio de 2020, un grupo de autores chinos encabezados por Jiachen Zheng, señalaban en su artículo «Fewer paediatric intussusception cases during the COVID-19 pandemic»,publicado en el Journal of Paediatric and Child Health, (Vol 56, No 7), que no había estudios relevantes indicativos de que la COVID-19 causara invaginación. De hecho, encontraron que en el primer trimestre de ese año el número de casos había sido significativamente menor con respecto al mismo período del año anterior, e hipotetizaron que el régimen de aislamiento habría reducido la circulación de los virus que pueden precipitar la invaginación intestinal. (Aquí el artículo en pdf).
Solo un mes antes, en junio de 2020, Irene Martínez Castaño y colaboradores, reportaban desde España, en la revista Pediatric Emergency Care (Vol 36, No 6), acerca de un lactante con invaginación ileocecal como presentación clínica de la COVID-19, y consideraron que la invaginación podía ser parte del espectro clínico de esta, y que en la situación epidemiológica que atravesaban, era importante excluir la infección por coronavirus como posible causa subyacente ante un caso de invaginación intestinal. (Artículo: «COVID-19 Infection Is a Diagnostic Challenge in Infants With Ileocecal Intussusception»).
Desde Pakistán, Moazzam y coautores publicaron en agosto de 2020, en el Journal of Pediatric Surgery Case Reports, (Vol 59), acerca de la invaginación en un lactante como manifestación de la COVID-19. Apuntaban que hasta ese momento los síntomas digestivos de la COVID-19 eran raros y se limitaban a la diarrea y vómitos, pero que el hecho de que su paciente presentara la invaginación intestinal como manifestación primaria de esta infección, debía alertar a los cirujanos en cuanto a su sospecha ante un cuadro similar. (Artículo: «Intussusception in an infant as a manifestation of COVID-19»).
El primer caso de los Estados Unidos se reportó en la revista Emergency Radiology, Oct 2020, por Bazuaye-Ekwuyasi y coautores. Titulado «Intussusception in a child with COVID-19 in the USA», el artículo señala que los pediatras deberían considerar la posibilidad de la invaginación intestinal ante un niño con COVID-19 que presente dolor abdominal. (Artículo en pdf).
Ya en marzo de 2021, autores de Jordania y el Reino Unido encabezados por Mohammad N. Athamnah, hacían un reporte de caso y revisión de la literatura al respecto en su trabajo «COVID-19 presenting as intussusception in infants: A case report with literature review», publicado en el Journal of Pediatric Surgery Case Reports, (Vol 66). No sin enfatizar que la coincidencia de estas dos entidades es un fenómeno raro, igualmente alertaron acerca de que este caso no tenía sintomatología respiratoria como expresión de la COVID-19, solo la invaginación. En el artículo, se hace una reflexión acerca de la relación confirmada que existe entre los virus, la hiperplasia linfoide mesentérica, y la invaginación intestinal. El ACE2 es el receptor clave para que el virus SARS-CoV-2 entre a las células del huésped, y el ACE2 se ha encontrado también en el borde en cepillo de la mucosa intestinal, siendo también un regulador inflamatorio importante a ese nivel. Esto podría sugerir que el SARS-CoV-2 sería capaz de invadir el tracto respiratorio así como el digestivo, o ambos. Los síntomas gastrointestinales en niños con COVID-19 deberían suscitar la sospecha de una invaginación intestinal. (Artículo en pdf).
Otros casos aparecidos más recientemente en la literatura provienen de América Latina. Por ejemplo, dos lactantes reportados por Mercado Martínez y coautores, desde México, en el artículo «Intussusception and SARS-CoV-2 infection», publicado en el Journal of Pediatric Surgery Case Reports, (Vol 67) abril 2021. (Versión en pdf). Y además, desde Guatemala, el trabajo «Intususcepción en niño con COVID-19», de Gladis García y Juan Zaldaña, en la Revistamedicagt.org, (Vol. 160 No. 1). (Artículo en pdf).
Debemos señalar que aunque estas publicaciones sugieran algún tipo de asociación entre ambas entidades, se trata de reportes de casos, por lo que la relación causal entre ellas no queda probada. No obstante, a medida que avance la investigación acerca del tema, pudieran salir a la luz nuevas evidencias al respecto.
Tema sugerido por el Dr. Ernesto Ruiz
Deje su comentario