Tomado del periódico Sierra Maestra, reportaje de Nalena Jares Rivero.
Jueves 28 de enero, noche de guardia en el Hospital Infantil Sur Dr. Antonio María Béguez César (La Colonia), una más entre las habituales, la última del mes. Dos colegas cirujanos compartían la noche para proceder ante cualquier emergencia quirúrgica o atender a algunos de los infantes ya intervenidos, si hiciera falta.
Una llamada cambió la rutina. En el Hospital Infantil Norte Dr. Juan de la Cruz Martínez Maceira (Ondi) una adolescente de 15 años, positivo a la Covid-19, presentaba dolor abdominal; había que evaluarla por especialistas en cirugía.
Dos nasobucos, careta, espejuelos y gran decisión acompañaron al Dr. Humberto Alexis Castro Rodríguez en el traslado hasta la Ondi. Allí la vida de una menor podía depender de su reconocimiento.
Llegó, otros aditamentos de protección se le añadieron para más seguridad: guantes, botas, sobrebata, bata desechable. Entraría así a la zona roja, donde además, se le fumigó con cloro.
Una vez con la paciente le hizo varias preguntas y la examinó.
Flavia Fontanal García había comenzado sobre el mediodía con dolor abdominal.
“Cuando la interrogo y le realizo el examen físico, la paciente no precisaba localización exacta del dolor abdominal; refería que era difuso hasta ese momento”, comenta el Dr. Castro Rodríguez.
“En ese momento no presentaba otros síntomas ni signos que uno encuentra al examen físico compatible con abdomen agudo quirúrgico. Los análisis estaban dentro de los límites normales. Le habían hecho un ultrasonido abdominal que descartaba cualquier enfermedad ginecológica u otra alteración en el abdomen.
Entonces el Dr. Humberto conversó con ella y la madre, así como con los médicos de asistencia y les explicó que estaba comenzando un cuadro doloroso que podía ser una apendicitis aguda, pero que todavía no tenía todos los elementos y que había que darle el chance de la evolución, pues además había que descartar que no fuera alguna reacción adversa a los medicamentos que le estaban suministrando por la Covid-19 y que provoca síntomas similares.
“Se decidió esperar la evolución. Les dejé mi número de teléfono y les dije que ante cualquier otro síntoma que apareciera, me llamaran inmediatamente para regresar a reevaluarla.
“El protocolo establecido es que cuando yo fuera a la Ondi, ya tenía que aislarme por haber tenido contacto con un positivo, independientemente de que usara todos los medios de protección.”
A la mañana siguiente hubo que localizar al cirujano. Flavia había pasado la noche con dolor y se había sumado una fiebre.
“Al llegar el dolor ya era focalizado en la fosa ilíaca derecha, sin traslado ni alivio. El análisis evolutivo estaba alterado y le diagnosticamos apendicitis aguda, aún con poco tiempo de evolución.”
Lo establecido era trasladar a la adolescente para el Hospital Militar Dr. Joaquín Castillo Duany que es donde se realiza la intervención quirúrgica a los pacientes positivos a la Covid-19, sea de la edad que sea, incluyendo embarazadas.
Rápidamente se conformó el tin médico, integrado por los doctores del “Infantil Sur” Humberto Alexis Castro Rodríguez y Osmany Cruzata Cuba, especialistas en Cirugía y Anestesiología, respectivamente; el Dr. Yulior Quintero (cirujano), Lic. Idael González Rivera (instrumentista) y las enfermeras Lourdes Toledo y Yanet Hechavarría, estos últimos del Hospital Militar.
Se operaba así a la primera paciente en edad pediátrica positivo a la Covid en Santiago de Cuba.
“No tuve miedo. Teníamos que actuar porque era una niña con un dolor y había que salvarle la vida, ya que una apendicitis que no se opere a tiempo, se complica, perfora, hace peritonitis y puede comprometer la vida del paciente, incluso con la muerte. Además tenía el agravante de la Covid-19.”
El Dr. Humberto estaba optimista, le acompañaba su fe y como buen cristiano, tenía la certeza de que todo estaría bien.
“Actuamos con mucha naturalidad. Empleamos los medios de protección.
“Hubo que entubarla, pero se mantuvo bien desde el punto de vista anestésico, no hubo complicaciones, todo transcurrió sin dificultad. Se operó. La cirugía duró 25 minutos, relativamente rápida, convencional. Extirpamos el apéndice que estaba en su segundo estadio: flegmonosa.
“Una vez realizada la intervención me quedé en el Militar e iba mañana, tarde y noche a pasarle visita y examinarla. Transcurrió su evolución post operatoria con normalidad, no hubo ninguna complicación quirúrgica. Desde el punto de vista respiratorio se mantuvo asintomática.
“Se le fue progresando la dieta, se incorporó a caminar dentro del cubículo y fue evolucionando bien hasta que al tercer día se le dio el alta quirúrgica. Casualmente también llegó negativo el PCR evolutivo que se le había hecho. Nos alegramos todos. Ya estaba de alta médica también por la parte de la Covid-19.”
Ahora Flavia está en su casa, aún aislada, esperando el próximo PCR evolutivo. Mantiene comunicación con el médico. La próxima cita para evaluar la cirugía es a los 15 días. En tanto, Humberto y el resto del tin quirúrgico que participó en la operación se encuentran en una zona de aislamiento, sin síntomas todos, cumpliendo con los protocolos establecidos para estos casos.
Una nueva experiencia tienen para contar paciente, familiares y especialistas. No hubo miedos, que ella estuviera positivo al virus del Sars-Cov-2 no fue barrera para quienes salvan vidas más allá del peligro.
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