arteriosclerosis

Un estudio muestra que este hábito alimentario puede producir «el aumento de la acumulación de placa en la carótida», lo que supone un factor de riesgo para el accidente cerebrovascular y el infarto de miocardio. El consumo de yema de huevo es «casi tan malo como fumar» para los enfermos de arterioesclerosis, según un estudio de la Universidad Occidental (Canadá). El trabajo, dirigido por el doctor David Spence y cuyos resultados se han publicado en la revista Atherosclerosis evidencia que la ingesta de este alimento «acelera esta enfermedad de un modo similar al tabaco». Concretamente, los expertos aseguran que el consumo regular de yemas de huevo tiene sólo un 33% menos de efectos negativos que el de cigarrillos. Según advierten, este hábito puede producir «el aumento de la acumulación de placa en la carótida», lo que supone un factor de riesgo para el accidente cerebrovascular y el infarto de miocardio. Tal como concluye el doctor Spence, «se ha demostrado que, con el envejecimiento, la placa se acumula poco a poco en las arterias, y las yemas de huevo hacen que ello suceda más rápidamente».
Agosto 14/2012 (JANO)

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Los contaminantes químicos en el medio  ambiente fueron relacionados por primera vez con la arteriosclerosis, condición que puede conducir a ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, según  un estudio sueco publicado  en Estados Unidos.
Hace tiempo que se sabe que las sustancias tóxicas cuyo efecto en el  ambiente es de larga duración, como las dioxinas, los bifenilos policlorados  (PCB) y los pesticidas, se acumulan en el tejido graso del cuerpo y en el  interior de las paredes de los vasos sanguíneos.
Pero el estudio publicado en la revista estadounidense Environmental Health  Perspectives  es el primero en investigar la relación entre el tipo de  exposición a los contaminantes y la probabilidad de sufrir de arteriosclerosis.
El estudio midió los niveles de estos componentes químicos en 1000 suecos  que viven en la ciudad de Upsala (sureste de Suecia), y los niveles de  ateriosclerosis en la arteria carótida utilizando tecnología de ultrasonido.
Los investigadores encontraron que aquellos con mayores niveles de  contaminantes circulando en la sangre eran más propensos a tener arteriosclerosis  y signos de acumulación de grasa en las paredes de sus vasos.
«Estos hallazgos indican que los tóxicos ambientales de larga vida orgánica  pueden estar implicados en la aparición de la arteriosclerosis y, por lo  tanto, conducir en el futuro al fallecimiento por causa de enfermedades  cardiovasculares», dijo Lars Lind, profesor del departamento de ciencias  médicas de la Universidad de Upsala.
Los países industrializados tienden a tener el mayor número de casos de  enfermedades cardiovasculares, cuya principal causa es la arteriosclerosis.
Los factores de riesgo incluyen las dietas altas en grasas, el tabaquismo,  la diabetes y la presión arterial alta.
A pesar de que muchos contaminantes están actualmente regulados o  prohibidos en todo el mundo, éstos pueden permanecer en el ambiente por  décadas, explicó Monica Lind, coautora del estudio y profesora asociada en el  Instituto de Medicina Ambiental del Instituto Karolinska.
«En Suecia, y en muchos países en el mundo, muchas de estas sustancias  están prohibidas hoy, pero al ser de larga vida todavía existen en nuestro  medio ambiente», dijo Lind.
«Nosotros ingerimos esas sustancias tóxicas con los alimentos que comemos,  y en tanto se almacenan en nuestro cuerpo, los niveles aumentan a medida que  envejecemos».
El equipo planea analizar próximamente si existe algún vínculo entre la  presencia de los contaminantes en la sangre y la incidencia de accidentes cerebrovasculares y  ataques cardíacos.
Octubre 10/2011 WASHINGTON, (AFP)

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