En esencia, el cáncer es una célula en miles de millones que empieza a funcionar mal. En el caso del cáncer de mama, la gran mayoría de las veces esa célula maligna se encuentra en los conductos que llevan leche desde la glándula mamaria hasta al pezón. Pero, ¿por qué allí y no en otra parte? ¿Qué hay en esa zona?
David Gilley, de la escuela de medicina de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, y Connie Eaves, del Laboratorio Terry Fox de la Agencia para el Cáncer en Vancouver, Canadá, quedaron perplejos al saber la respuesta.
En su estudio, publicado en la revista especializada Stem Cell Reports, explican cómo descubrieron que todas las mujeres -propensas o no a desarrollar cáncer de mama- tienen una clase particular de células normales precursoras con telómeros extremadamente cortos.
«Esperábamos ver algunas diferencias en las células madre, pero esto fue una gran sorpresa», le cuenta a BBC Mundo Gilley.
Los científicos se dieron cuenta de que estos cromosomas, al tener unos extremos tan pequeños, hacen que las células sean propensas a mutaciones que pueden desarrollar cáncer, si logran mantenerse con vida.
Mujeres normales
A diferencia de muchos trabajos sobre el cáncer, esta investigación se hizo en mujeres normales que donaron sus tejidos tras someterse a una operación de reducción de mamas por razones estéticas.
«Lo que buscábamos era posibles vulnerabilidades en células normales que las hicieran volverse en malignas», explicó el experto.
Las células luminares progenitoras se dividen en lo que se llaman células diferenciadas o finales, que a su vez forman el conducto en la mama. Es en estas células madre donde se origina el cáncer de mama.
Cuando se pierde la función de los telómeros, cuya función es evitar que los extremos del cromosoma se junten o recombinen con otros, lo que ocurre es un verdadero caos en el siguiente ciclo celular.
Si bien todas las mujeres tienen estos telómeros supercortos, no todas desarrollan cáncer de mama.
Esto se debe a que «la mayoría de las veces esto es beneficioso y en el 99,999999 % de los casos todo va bien, pero en casos muy raros, en una etapa más tardía de la vida, esto se revela y hace algo perjudicial, que es lo que lleva a que una célula sea maligna», explica Gilley.
Prevención
Para los expertos, este estudio les permite entender qué es lo que inicia un cáncer y establecer marcadores que sirvan en exámenes, a partir de muestras de tejido o de sangre, y poder monitorear a las mujeres, especialmente a aquellas con alto riesgo de desarrollar la enfermedad.
«Lo que intentamos hacer fue mirar el cáncer de una forma distinta. Nos fijamos en cómo empieza», le explica a BBC Mundo Gilley.
«Porque una vez que la enfermedad se ha desarrollado -particularmente en algunos tipos de cáncer de mama-, una vez que la paciente se presenta con un tumor, es menos lo que se puede hacer».
El experto afirma que su modelo se parece más al de prevención de enfermedades cardiovasculares, donde ya no se espera a que el paciente llegue en una fase tardía.
«Lo que ocurre ahora es que las personas van al médico y monitorea la presión arterial, los niveles de colesterol… y en esencia lo que queremos hacer y creemos que será extremadamente beneficioso para el paciente es monitorear y detectar un riesgo de cáncer, de la misma forma que tomas la presión para detectar alguna enfermedad cardiovascular», explica Gilley.
Según el especialista, si seguimos con la analogía del corazón, lo que ocurre hoy en día es que se espera a que la persona tenga un infarto (llámese cáncer) para actuar.
julio 9/2013 (DiarioSalud.net)