marzo 2013 Archivos

Investigadores estadounidenses estiman que la pérdida del sueño o las dificultades para conciliarlo podrían ser un marcador precoz de la enfermedad de Alzhéimer.

Los trastornos del sueño pueden constituir un paso previo a la aparición de los primeros síntomas de esa enfermedad degenerativa, caracterizada por la pérdida de memoria o problemas cognitivos, sugiere la revista JAMA Neurology
( doi:10.1001/jamaneurol.2013.2334).

Los científicos analizaron fluidos cerebrales de 145 voluntarios de entre 45 y 75 años de edad que tenían un estado cognitivo normal, y detectaron en el cerebro de 32 de ellos, placas llamadas amiloides, características del alzhéimer.

Según el artículo, durante dos semanas los expertos controlaron mediante sensores los movimientos nocturnos de brazos y piernas de los participantes en el experimento, quienes llevaron además un diario sobre sus sueños.

El estudio demostró que las personas con los síntomas preclínicos de la enfermedad dormían peor y permanecían despiertos más tiempo.

Ahora los expertos trabajan en determinar si la pérdida del sueño contribuye a la aparición de la enfermedad o si es la segunda la que provoca dificultades para dormir.

Dilucidar esta cuestión indicará qué podrían hacer los científicos para cambiar el curso de la enfermedad mediante nuevas aproximaciones terapéuticas, refiere la publicación.

Estudios previos realizados en ratas relacionaron los trastornos del sueño con la formación en el cerebro de las placas amiloides, pero la actual investigación es la primera que establece esa conexión en humanos.
marzo 12/2013 (PL)

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

Yo-El S. Ju, Jennifer S. McLeland, Cristina D. Toedebusch, Chengjie Xiong,  Anne M. Fagan, Stephen P. Duntley, John C. Morris.Sleep Quality and Preclinical Alzheimer Disease.JAMA Neurol. 2013;():1-7.

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Los jóvenes que no consuman al menos tres raciones de productos lácteos al día pueden ser más propensos a padecer síndrome metabólico, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Illinosis, en Estados Unidos, y de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en México.

En concreto, el síndrome se diagnostica cuando una persona presenta factores de riesgo como la obesidad abdominal, alta presión en sangre, elevados niveles de azúcar, de colesterol y de lípidos.

Para llevar a cabo el estudio, emplearon cuestionarios para conocer la dieta, el sexo, la edad y el historial familiar de enfermedades cardiovasculares y diabetes del tipo 2 en 339 estudiantes mexicanos. Terán-García, una de las investigadoras, apunta que este estudio es importante para los hispanos asentados en Norteamérica, ya que la mayor parte de ellos presentan una predisposición genética a desarrollar niveles altos de colesterol y no suelen ir al médico por lo que desconocen sus problemas con el peso o el azúcar.

Los investigadores observaron que un cuarto de la muestra que bebían productos lácteos y refrescos endulzados consumían más calorías de las recomendadas. Por ello, los autores destacan que los lácteos serían efectivos para alcanzar y mantener un peso saludable.
marzo 18/2013 (Diario Médico)

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El exceso de sal en la dieta estuvo vinculado en 2010 a la muerte de 2,3 millones de personas que en todo el mundo sufrieron enfermedades cardiovasculares, según estudios presentados a la Asociación Cardiaca de Estados Unidos.

Uno de los estudios vinculó el exceso de sal con el 15 %  de todas las muertes en el mundo cada año y otro señaló que casi el 75 %  de las comidas envasadas y bocadillos comerciales para los niños pequeños contiene altos niveles de sodio.

Un equipo de investigadores analizó 247 encuestas de la ingesta de sodio en los adultos, estratificados por edad, genero, región y país entre 1990 y 2010 como parte de un estudio global en el que participaron 488 científicos de 303 instituciones y 50 países.

Los investigadores determinaron la forma en que la cantidad de sodio consumida por las personas afectó el riesgo de enfermedad cardiovascular, comparándolos con los riesgos de personas que no consumen más de 1000 miligramos de sodio por día.

Casi un millón de muertes, el 40 %  del total, fueron fallecimientos prematuros entre personas de menos de 69 años de edad. El 60 %  de las muertes ocurrió entre los hombres; los ataques cardiacos causaron el 42 %  de las muertes y los infartos cerebrales el 41 %.

Entre los treinta países más grandes del mundo los que tienen las tasas de muerte más altas debido al consumo de sodio, según este estudio, figuran Ucrania, con 2109 por cada millón de adultos; Rusia con 1803 y Egipto con 836.

Entre todos los países los tres con las tasas más bajas de muertes vinculadas al consumo de sodio fueron Qatar, con 73 por millón de adultos, Kenia con 78 y los Emiratos  Arabes unidos con 134.

Estados Unidos figura en el puesto 19 entre los 30 países más grandes con 429 muertes por millón de adultos debidas al consumo excesivo de sodio.

Un segundo estudio presentado a las Sesiones Científicas de la Asociación Cardiaca de EE.UU., lo encabezó Joyce Maalouf, del Centro nacional para la Prevención de la Enfermedad Cardiaca Crónica y encontró que las comidas y bocadillos envasados que se venden para niños pequeños tienen un alto contenido de sodio.

Este primer estudio del contenido de sodio en las comidas preparadas para bebés menores de un año de edad y de infantes de uno a tres años de edad, comparó el contenido de sal de 1115 productos.

Se definió un producto con alto contenido de sodio si tenía más de 210 miligramos por porción. En algunos casos las comidas para infantes mostraron contenidos de sodio de hasta 630 miligramos por porción, esto es 40 veces por encima del límite diario de 1500 miligramos recomendado por la Asociación Cardiaca de EE.UU.

«Nuestra preocupación es el posible riesgo a largo plazo para la salud por la introducción de altos niveles de sodio en la dieta de un niño, que puede llevar a la alta presión sanguínea, como asimismo el desarrollo de una preferencia por las comidas saladas desde la infancia», indicaron los investigadores.
marzo 21/2013  (EFE).-

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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Investigadores españoles han observado, por primera vez en un cáncer humano, un gen esencial, el POT1, que aparece mutado para proteger los telómeros, la parte final de los cromosomas.

Un estudio publicado en la revista Nature Genetics documenta la exploración de un mecanismo que podría contribuir al desarrollo de diversos tumores, incluyendo la leucemia linfática crónica, una forma de cáncer que cada año afecta en España a más de mil nuevos pacientes

Este trabajo, dirigido por María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Carlos López-Otín, del Instituto Universitario de Oncología de la Universidad de Oviedo y Elías Campo, del Hospital Clínic/Universidad de Barcelona, representa un nuevo avance del Consorcio Español en el estudio del genoma de la leucemia linfática crónica.

«La leucemia linfática crónica es la leucemia más frecuente en los países occidentales», explica López-Otín. «Una vez descifrados los cambios genéticos y epigenéticos más frecuentes en su desarrollo, es necesario conocer los mecanismos bioquímicos alterados, para poder mejorar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad».

Siguiendo los trabajos previos dirigidos por Campo y López-Otín, los investigadores se centraron en las mutaciones que afectan a POT1, uno de los genes implicados en la protección de los extremos de los cromosomas, los telómeros.

«Llevamos mucho tiempo estudiando la biología de los telómeros, ya que alteraciones en su mantenimiento se asocian al cáncer y también al envejecimiento. Aunque se conocen mecanismos por los que las células tumorales alteran sus telómeros, las mutaciones en POT1 revelan otra ruta hasta ahora desconocida», señala Blasco.

Cada cromosoma tiene en su extremo, en los telómeros, un capuchón protector formado por proteínas, y POT1 es la «grapa» que lo fija uniéndolo al ADN telomérico. Todas las mutaciones ahora halladas en POT1 impiden a este gen cumplir su función. El ADN del extremo del cromosoma se queda por tanto sin su cubierta protectora.

En el trabajo que ahora se publica, los investigadores han encontrado que el 3,5 % de los pacientes con leucemia linfática crónica presenta mutaciones en POT1, pero esta cifra asciende al 9 % del subgrupo de pacientes con una forma especialmente agresiva de la enfermedad.

Para los autores, el estudio de la ruta bioquímica que lleva de estas anomalías al crecimiento descontrolado de los linfocitos B puede proporcionar importantes claves sobre la leucemia linfática crónica y sobre el cáncer en general.

Gen mutado con frecuencia en leucemia

Además, tras analizar el genoma de 341 pacientes de leucemia linfática crónica -comparando en cada caso los genes de células sanas con los de células tumorales-, los investigadores han descubierto que POT1 es uno de los genes más frecuentemente mutados en esta enfermedad.

Los resultados previos del Consorcio Español para el estudio del Genoma de la Leucemia Linfática Crónica, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, ya habían mostrado que en esta enfermedad intervienen más de mil mutaciones, y que cada paciente presenta una combinación única de centenares de ellas.

Es más, los diversos genes mutados identifican subgrupos relativamente pequeños de pacientes con características diferentes en su enfermedad. De hecho, las mutaciones que más se repiten se dan en solo el 15 % de los pacientes. Aun así, su identificación representa un gran avance, «porque es un paso hacia el objetivo de las terapias personalizadas, adaptadas al perfil genético de cada tumor.»

«Los pacientes con mutaciones en POT1 pertenecen al grupo con peor pronóstico. Por tanto, la intervención terapéutica sobre esta ruta podría ayudar al tratamiento de un grupo de pacientes cuyas perspectivas clínicas son, en la actualidad, muy desfavorables», concluye Campo.
marzo 22/2013 (JANO.es)

Andrew J Ramsay, Víctor Quesada, Miguel Foronda, Laura Conde, Alejandra Martínez-Trillos, Neus Villamor, et.al. POT1 mutations cause telomere dysfunction in chronic lymphocytic leukemia. Nature Genetics 2013. doi:10.1038/ng.2584.

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Un estudio que se publica en la edición on-line de The New England Journal of Medicine (NEJM)(doi:10.1056/NEJMoa1213261) demuestra que el ADN tumoral circulante constituye un biomarcador específico muy sensible del cáncer de mama metastásico.

Los autores del trabajo, cuya primera firmante es Sarah-Jane Dawson, del Departamento de Oncología de la Universidad de Cambridge, compararon las imágenes radiográficas del tumor con el análisis del ADN tumoral circulante, el biomarcador CA 15.3 y las células tumorales circulantes en 30 mujeres que padecían cáncer de mama metastásico y que estaban recibiendo terapia sistémica.

Pudieron detectar el ADN tumoral circulante en 29 de las 30 mujeres (97 %) en las que se habían identificado alteraciones genómicas somáticas. Se apreció CA 15.3 en 21 de 27 mujeres (78 %) y células tumorales circulantes en 26 de 30 (87 %).

Carga tumoral
Los niveles de ADN tumoral circulante mostraron un mayor rango dinámico y estaban más correlacionados con los cambios en la carga tumoral que los otros dos marcadores. Este test fue, asimismo, el que proporcionó la medida más precoz de la respuesta al tratamiento en 10 de las 19 pacientes (53 %).

Los autores de un editorial sobre la cuestión, Marc Lippman y Kent Osborne, de la Universidad de Miami y el Baylor College of Medicine (Houston), señalan que se trata de un estudio preliminar de eficacia, por lo que será necesario realizar más investigaciones antes de que el método pueda pasar a la clínica habitual.
marzo 18/2013 (Diario Médico)

Dawson SJ, Tsui DW, Murtaza M, Biggs H, Rueda OM, Chin SF.Analysis of Circulating Tumor DNA to Monitor Metastatic Breast Cancer.N Engl J Med. 2013 Mar 13

La línea que separa el estado vegetativo, en el que no hay consciencia, del mínimamente consciente (EMC), donde existen indicios mínimos pero definitivos de posibilidad de consciencia, es muy difícil de trazar. Joseph T. Giacino, director de Rehabilitación Neuropsicológica del Hospital Spaulding y de la Universidad de Harvard (Boston), estableció en 2002, junto con otros investigadores, los primeros criterios para el diagnóstico del EMC, en la revista Neurology (doi: 10.1212/WNL.0b013e31827f0f31).

Diez años después, Giacino sigue insistiendo en la idea de que el «límite entre lo reversible y lo irreversible en los estados vegetativos es más fino de lo que se creía», y al respecto recuerda que en las guías diagnósticas se indica que a partir de los doce meses un paciente en dicho estado por daño cerebral traumático no experimentará ninguna recuperación; sin embargo, en otro trabajo suyo recientemente publicado en Journal of Neurotrauma demuestra que un 20 % de los individuos que se consideraban en estado vegetativo experimentaron mejoras, y en algunos casos incluso recuperaron la autonomía. Giacino, que ha participado en las II Jornadas Científicas sobre Daño Cerebral organizadas en Madrid por la Fundación Instituto San José y la Obra Social La Caixa, ha expuesto el caso de un paciente tratado en su centro al sufrir un trastorno de la conciencia por una lesión cerebral traumática y que dos años después es capaz de escalar. «Es un buen ejemplo de cómo no podemos tomar a la ligera un diagnóstico que incluso puede ser cuestión de vida o muerte», aduce refiriéndose a la decisión de suspender el soporte vital.

Enfoque multimodal
Establecer un diagnóstico correcto es complicado: «Primero, porque tenemos el problema del sesgo del observador que lo realiza; el examen de las funciones conductuales está sujeto de forma inevitable a factores subjetivos». Pero más importante aún es que el paciente no es estático. «Todavía no conocemos bien cómo fluctúa el cerebro en estos estados;de manera que, aun contando con un método diagnóstico infalible, a los diez minutos de haberse realizado puede registrarse un cambio».

Del complejo terreno en el que se mueven estos especialistas da cuenta un nuevo estudio, que aparece en Brain and Behavior, donde un grupo de científicos alemanes de la Clínica Schön (Bad Aibling) ha hallado mediante resonancia funcional en 30 pacientes en estado vegetativo actividad en áreas cerebrales implicadas en aspectos emocionales de la sensación del dolor.

Giacino aboga por un diagnóstico basado en tres patas: evaluación conductual, técnicas de imagen y electrofisiología. «Si observas con cuidado los estudios sobre técnicas de imagen, se aprecia que fallan en la detección de la mínima conciencia más que la observación conductual del paciente», advierte sobre la creencia en la superioridad de la imagen. «Aún debemos encontrar herramientas diagnósticas más objetivas y mejores».
marzo 18/2013 (Diario Médico)

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