diciembre 2012 Archivos

Las mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP) que consumen anticonceptivos orales tienen el doble de riesgo de desarrollar trombos, en comparación con las mujeres que toman  la misma medicación y que no sufren dicho síndrome.
Investigadores estadounidenses y canadienses de la agencia norteamericana FDA realizaron un estudio en 87 012 mujeres de entre 18 y 46 años, la mitad con SOP y la otra mitad perteneciente al grupo control, sin antecedentes de enfermedad cardiaca, trombosis y cáncer.
«Hemos demostrado una multiplicación por dos del incremento del riesgo de sufrir tromboembolismo venoso entre las mujeres con SOP que toman anticonceptivos orales en comparación con el grupo control», explica Steven Bird, científico de la FDA y autor del estudio. «También se produjo un aumento por 1,5 del riesgo de tromboembolismo venoso entre mujeres con SOP que no tomaban esta medicación».
diciembre 4/2012 (Diario Médico)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Bird ST, Hartzema AG, Brophy JM, Etminan M, Delaney JA. Risk of venous thromboembolism in women with polycystic ovary syndrome: a population-based matched cohort analysis. CMAJ. 2012 Dec 3.doi: 10.1503/cmaj.120677

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Cuando se trata de la felicidad, parece que los jóvenes y viejos poseen el secreto. Y que lo que vale para los humanos también se cumple en los primates.
¿Cómo cambia la felicidad según la edad?
La mayoría de la gente asume que de niños disfrutamos una existencia despreocupada, pasamos a la miserable confusión de la adolescencia y recuperamos la felicidad cuando entendemos todo y nos asentamos, sólo para hacernos más gruñones y solitarios con cada arruga y cana adicional.
Totalmente incorrecto.
Resulta que la felicidad es mucha en la juventud, pero decae sostenidamente para llegar a su punto más bajo cuando llegamos a la cuarta década: la llamada crisis de la mediana edad. Entonces, milagrosamente, nuestro sentido de la felicidad mejora y va aumentando conforme envejecemos.
Este patrón en forma de U de la felicidad a lo largo de la vida ha sido observado en todo el mundo, desde Suiza hasta Ecuador, Rumanía y China. Se ha documentado en más de 70 países, encuestando a más de 500 000 personas, en países desarrollados y en desarrollo.
¿Cómo se explican estos hallazgos contrarios a la intuición?
¿Tiene que ver con balancear a los hijos con la carrera cuando llegamos a los 30 y 40 años? Aparentemente no. Incluso contando la presencia de los niños en la casa, permanece el patrón de la felicidad.
¿Quizás se debe a diferencias generacionales? Pero los estudios no seguían a los mismos individuos a lo largo de la vida, sino a varios de distintas edades.
¿Será que los adolescentes y ancianos son más felices que los de mediana edad porque nacieron en tiempos mejores? No, esto no parece afectar el patrón. También persiste al contar otros factores demográficos, incluidos estado civil, educación, empleo e ingresos.
La felicidad, una monada
Hace apenas un mes, un grupo encabezado por el profesor Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick, reportó que la felicidad de nuestros primos en la evolución -los grandes simios- también sigue el patrón en U durante su vida.
Por supuesto, los simios no pueden evaluar su satisfacción en una escala de 1 a 10. Pero el bienestar de 508 monos fue calculado a través de sus cuidadores humanos. Los simios, como los humanos, eran menos felices durante la mediana edad.
Los gorilas y otros simios también sufren de la crisis de mediana edad.
La existencia de una crisis en esa etapa de la vida del simio fortalece la noción de que el patrón de la felicidad en la vida no se debe a factores socioeconómicos. Esto deja dos probables explicaciones.
Primero, «la supervivencia de los más felices»: se sabe que la felicidad se relaciona con la longevidad. Es decir, los más felices viven más, mientras que los pesimistas mueren prematuramente, posiblemente porque se estresan más.
Por tanto, los ancianos que quedan para las pruebas de los científicos deberían ser más felices que los de 30 o 40 años. Pero esto sólo explica la segunda parte de la U.
Segundo, la U podría plantearse tanto en humanos como en simios, debido a similares cambios en la estructura cerebral relacionada con la edad que influyen en la felicidad. Una parte de nuestro cerebro que cambia considerablemente en las primeras dos décadas de vida, conforme avanzamos hacia la vejez, es el lóbulo frontal.
Malas noticias
Nuestros lóbulos frontales maduran a mediados de los 20 años y comienzan a deteriorarse a los 45. Esto significa que mientras nos desarrollamos, aumentamos lentamente alguna función, que posteriormente perdemos.
Una de esas funciones es nuestra habilidad para aprender de malas noticias.
Mis colegas y yo hemos encontrado que la gente tiende a descontar la relevancia de información indeseable (el alcohol es malo para el hígado) pero está lista para las buenas noticias (el vino tinto es bueno para el corazón). Así, cuando los fumadores ven advertencias en paquetes de cigarrillos, piensan: «Sí, fumar mata, pero sobre todo a los demás».
Igualmente, cuando escuchamos que el mercado inmobiliario está subiendo, pensamos: «El valor de mi casa se duplicará».
Usando técnicas de diagnóstico por imagen cerebral descubrimos que la tendencia a descartar malas noticias se relaciona con la forma en que las regiones del lóbulo frontal codifican información negativa inesperada.
Podría pensarse que descartar malas noticias puede causar problemas a la gente, por ejemplo, fumando más y ahorrando menos. Hay algo de cierto en esto, pero también es bueno para nuestra salud mental.
Nuestra investigación muestra que la exitosa incorporación de malas noticias se relaciona con la depresión. Descartarlas, como solemos hacer, presumiblemente nos permite tener una visión prometedora del futuro que, aunque no sea necesariamente realista, nos mantiene felices.
Pero la tendencia a descartar malas noticias también sigue el patrón en U durante nuestra vida. Los niños, adolescentes y ancianos descartan información no deseada más que los adultos.
El cambio en los lóbulos frontales parece reflejarse en nuestra capacidad de aprender de las malas noticias, que a su vez pueden conducir a diferencias en la felicidad según la edad.
Así, la felicidad puede tener un precio: una menor capacidad de asumir información no deseada.
Esencialmente, esto significa que podríamos necesitar volver a encuadrar campañas de salud y seguridad, especialmente dirigidas a los jóvenes y ancianos. En lugar -o además de- etiquetar un paquete de cigarrillos con las palabras «FUMAR MATA», podríamos poner «80% de quienes tratan de dejar de fumar lo logran».
Y en vez de subrayar los riesgos de cáncer a la piel en un frasco de bronceador, podríamos resaltar los beneficios del protector solar: menos arrugas, piel más saludable.
¿Menos gente buscará otro cigarrillo al enfocarse en normas sociales? ¿Más gente se protegerá de los rayos ultravioletas cuando enfatizamos lo positivo? Hay que probar cada caso.
Dado que sabemos que la gente tiende a responder a advertencias diciendo «es improbable que me ocurra» y a la posibilidad de un futuro glorioso con «¿por qué no yo?», hay razones para creer que sí.
diciembre 7/2012 (Diario Salud)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Weiss A, King JE, Inoue-Murayama M, Matsuzawa T, Oswald AJ. Evidence for a midlife crisis in great apes consistent with the U-shape in human well-being.Proc Natl Acad Sci U S A. 2012 Dic 4;109(49):19949-52. doi: 10.1073/pnas.1212592109.

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El hecho de estudiar un nuevo idioma de forma rápida puede provocar que el cerebro crezca, sugiere una investigación reciente publicada en Neuroimage (doi.org/10.1016/j.neuroimage.2012.06.043).
El nuevo estudio incluyó a jóvenes que pasaron de no tener ningún conocimiento de un nuevo idioma a hablarlo con fluidez en un plazo de trece meses: estudiaron a un ritmo vertiginoso. Los estudiantes fueron comparados con alumnos de medicina y ciencias cognitivas de una universidad ( grupo control), que también estudiaban mucho, pero que no aprendían un nuevo idioma. Ambos grupos se sometieron a resonancias magnéticas cerebrales antes y después de un periodo de estudio intensivo de tres meses de duración.
Los escáneres mostraron que la estructura cerebral del grupo de control permaneció sin cambios, pero ciertas partes del cerebro de los estudiantes de idiomas crecieron, concretamente el hipocampo, una estructura relacionada con el aprendizaje de material nuevo y con la navegación espacial, y también  tres áreas de la corteza cerebral. El equipo de investigadores se sorprendió que distintas partes del cerebro se desarrollaran en distintos grados, dependiendo de cómo rendían los estudiantes y cuánto esfuerzo tenían que dedicar para mantenerse al día en el curso.
diciembre 7/2012 (Neurologia.com)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Martensson J, Eriksson J, Bodammer NC, Lindgren M, Johansson M, Nyberg L, et al. Growth of language-related brain areas after foreign language learning.Neuroimage 2012.Volume 63, Issue 1, 15 Oct 2012, Pages 240–244

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Un simple análisis de la respiración podría ser utilizado para la detección del cáncer colorrectal, según una investigación publicada en British Journal of Surgery. Esto es posible porque el tejido canceroso tiene un metabolismo diferente en comparación con las células sanas normales y produce algunas sustancias que pueden detectarse en el aliento de estos pacientes. Dirigidos por Donato F. Altomare, del Departamento de Trasplantes de Órganos de Emergencia y en la Universidad de Aldo Moro de Bari (Italia), los investigadores recolectaron aire exhalado de 37 pacientes con cáncer colorrectal y 41 controles sanos para evaluar su perfil de compuestos orgánicos volátiles (COV). Para identificar el patrón de los COV que mejor diferencia los dos grupos, se utilizó una red neuronal probabilística (PNN).
Los resultados mostraron que los pacientes con cáncer colorrectal tienen un patrón diferente de COV selectivo en comparación con los controles sanos, basados en el análisis de 15 de los 58 compuestos específicos en muestras de aire espirado. La PNN en este estudio fue capaz de discriminar a los pacientes con cáncer colorrectal con una precisión de más del 75 %.
«La técnica de muestreo de la respiración es muy fácil y no invasiva, aunque el método se encuentra aún en la fase temprana de desarrollo -señala Altomare. Los resultados de nuestro estudio proporcionan apoyo adicional para dar valor a las pruebas de aliento como una herramienta de detección del cáncer colorrectal».
diciembre 10/2012 (Diario Salud)
D. F. Altomare, M. Di Lena, F. Porcelli, L. Trizio, E. Travaglio, M. Tutino, et. al. Exhaled volatile organic compounds identify patients with colorectal cancer. British Journal of Surgery 2012, DOI: 10.1002/bjs.8942.

Muchas personas subestiman el estilo de vida como factor importante en el desarrollo de enfermedades oncológicas. En menos de dos décadas y en todo el planeta, la Organización Mundial de la Salud prevé un incremento del 75 % de las enfermedades oncológicas. Las causas principales en los países occidentales son unos hábitos de vida insanos. No obstante, parece que tienen más peso algunas creencias sin evidencia científica que el riesgo de conductas que son responsabilidad de la propia persona, como la alimentación inadecuada, el hábito tabáquico y el sobrepeso. En este artículo se describen mitos y realidades y ciertas polémicas, aún en investigación, relacionadas con el desarrollo de cáncer.
Las falsas creencias sobre las causas del cáncer están muy extendidas, mientras que se ignoran factores reales de riesgo. Así lo asegura un estudio presentado en el reciente congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO). Ni llevar ropa interior apretada ni recibir un golpe en el pecho causan enfermedad oncológica. Sin embargo, la obesidad, el alcohol o la exposición excesiva al sol sí son peligrosos. Los datos de la investigación provienen de una encuesta realizada en Irlanda entre 748 personas.
Según los científicos, estos trabajos ponen de relieve que un gran porcentaje de la población no tienen asumida la propia responsabilidad en la prevención del cáncer, es decir, en la importancia de cambiar formas y hábitos de vida insanos y mantenerlos en el tiempo. Inciden en que hay que tener en cuenta esta desinformación mediante campañas de promoción de la salud que subrayen que la dieta y el estilo de vida, incluido fumar, influyen de forma conjunta entre el 90 % y el 95 % de las enfermedades oncológicas.
Desmontando falsas creencias sobre el cáncer
Muchas falsas creencias no se sostienen en ningún estudio científico, ni nada tienen que ver con la realidad. Una de las ideas es que el cáncer es sinónimo de muerte. Aunque, en global, aumenta el número de afectados por un cáncer, el porcentaje de supervivientes aumenta a pasos agigantados gracias a la mejora de los tratamientos y, sobre todo, a un mejor diagnóstico precoz, clave para superar la enfermedad.
En el estudio irlandés, más del 25 % de los encuestados pensaba que más de la mitad son genéticos y un 15 % creía que no se puede modificar el riesgo de sufrirlos a lo largo de la vida. Sin embargo, la realidad es que solo entre un 5 % y el 10 % de todos los cánceres son hereditarios, según su localización. Los científicos insisten también en que los golpes en las mamas o el empleo de sujetadores con varillas no provocan cáncer de mama.
Algunos pacientes utilizan plantas, como tratamiento complementario, con la esperanza de curarse del cáncer. No obstante, ningún estudio hasta el momento ha hallado planta, mezcla de ellas o complementos curativos.
Otros mitos citados en el estudio europeo son el empleo de aerosoles o las dietas «detox» (que utilizan la desintoxicación para limpiar el organismo, perder peso y mejorar el metabolismo) como método de prevención. Hasta un 27 % de los encuestados cree que estas dietas pueden ayudar a prevenir el cáncer y otro 64 % pone su confianza en el consumo de alimentos orgánicos, pese a que no hay estudios científicos que constaten esa relación.
Realidades en el desarrollo de cáncer
Por el contrario, seguir unos hábitos de vida saludables puede evitar hasta un 40 % de todos los cánceres. Estos hábitos son fundamentales para evitar el desarrollo de esta enfermedad:
– Alimentarse bien. En la investigación de la ESMO se constata el desconocimiento que hay sobre el hecho de que el consumo excesivo de carne roja influye en la aparición del cáncer. Aunque un alto porcentaje de entrevistados es consciente de que el abuso de la sal o el consumo de carne procesada son factores de riesgo, un 27 % desconoce la relación entre la enfermedad y las carnes rojas (la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria recomienda la introducción en la dieta de este tipo de cárnico solo de 2 a 3 veces al mes).
– Un estudio de 2010, llevado a cabo por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) junto con la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN), ya señalaba el bajo conocimiento acerca del peso de la alimentación en el desarrollo de la enfermedad oncológica: alrededor de un 40 % de los entrevistados no supo indicar ningún alimento o bebida que pudiera influir en el proceso del cáncer o prevenirlo.
– Descansar y hacer ejercicio. Según los resultados de la ESMO, la población no ha entendido la importancia de los hábitos de vida en la prevención del cáncer. Un estilo de vida activo y mantenerse en el peso adecuado durante toda la vida puede ayudar a prevenir casi el 50 % de los casos, según un estudio de 2011 del Cancer Research UK. Las niñas que pesan mucho al nacer, las mujeres que tienen una menstruación temprana, que toman píldoras anticonceptivas o las que han sido madres más allá de los 35 años tienen más probabilidades de desarrollar un cáncer de mama, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
– Dejar de fumar. Se ha verificado que dejar de fumar ayuda a disminuir la incidencia de enfermedad y reduce el riesgo de recurrencia, sobre todo, en las personas con un carcinoma de pulmón en etapa inicial.
Relaciones controvertidas con el cáncer
Además de las creencias sobre el cáncer, hay ciertas polémicas que aún están en estudio y que habrá que esperar varios años para comprobar si tienen alguna relación con el desarrollo de la enfermedad:
– El empleo de teléfonos móviles. El uso generalizado de teléfonos móviles ha disparado las alarmas sobre su posible influencia en el desarrollo sobre todo de tumores cerebrales. También se han publicado diversas investigaciones relacionadas con resultados dispares pero aspectos en común: fueron realizadas sobre personas a quienes ya se les había diagnosticado un tumor y por medio de encuestas. En estos casos, las respuestas pueden exagerarse o distorsionarse por el conocimiento de la enfermedad. Los estudios más alarmantes citan muy bajos incrementos en el riesgo de cáncer, por lo que los expertos indican que no se puede afirmar que se trate de un solo factor.
– El consumo de comida modificada de manera genética. No hay evidencia actual de que los alimentos transgénicos puedan aumentar el riesgo de cáncer. Y es, no obstante, esta falta de certeza científica la que ha provocado que muchos expertos duden sobre su seguridad. A esto se le suma el hecho de que esta comida está disponible desde hace poco tiempo, por lo que los efectos a largo plazo aún se desconocen. Hay muchas investigaciones en marcha que tienen el objetivo de afirmar que su consumo sea seguro, para brindar a los consumidores, tranquilidad y confianza.
diciembre 10/2012 (Diario Salud)

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Según un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition (doi: 10.3945/ajcn.112.037903), se demuestra que las mujeres que consumen refrescos azucarados casi todos los días son un 83% más propensas a padecer un tipo de accidente cerebrovascular (ACV) que aquellas que rara vez toman esas bebidas dulces. Estudios previos habían revelado una asociación entre el alto consumo de azúcar y la obstrucción arterial.
Casi 40 000 personas respondieron un cuestionario sobre la alimentación, la salud y el estilo de vida en 1995 y en el año 2000. El equipo dividió a los participantes en cuatro grupos: los que rara vez tomaban bebidas gaseosas, los que consumían uno o dos vasos por semana, los que consumían entre tres y cuatro vasos por semana y los que ingerían refrescos casi todos los días. Los refrescos incluían gaseosas y jugos azucarados, y no las versiones dietéticas o los jugos 100% de fruta. El equipo determinó cuántos participantes desarrollaron enfermedad cardíaca o tuvieron un ACV desde el inicio del estudio hasta el 2008. Las mujeres fueron las más propensas a padecer un ACV si consumían un refresco casi todos los días, comparado con las que nunca lo hacían. En los hombres no se observó la misma relación. El efecto de los refrescos en el metabolismo explicaría el aumento del riesgo cardiovascular en las consumidoras frecuentes de estas bebidas.
Los investigadores concluyen que existen pruebas suficientes contra las bebidas azucaradas como para justificar las medidas para reducir su popularidad y orientar a la población a optar por productos más saludables.
diciembre 12/2012 (Neurologia.com)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Ehab S Eshak, Hiroyasu Iso, Yoshihiro Kokubo, Isao Saito, Kazumasa Yamagishi, Manami Inoue.Soft drink intake in relation to incident ischemic heart disease, stroke, and stroke subtypes in Japanese men and women: the Japan Public Health Centre–based study cohort.Am J Clin Nutr Oct 17, 2012,  vol. 96 no. 6 1390-1397

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La hipertensión es la enfermedad que provoca más decesos en el mundo, de acuerdo con los resultados de una investigación que difunde la revista The Lancet (doi:10.1016/S0140-6736(12)61719-X).
El Estudio sobre la Carga Global de Enfermedades revela que en el 2010 nueve millones de personas murieron como resultado de la hipertensión, lo que convierte a este problema cardiovascular en el principal factor de riesgo de salud a nivel mundial.
Detrás se ubican el tabaquismo y el abuso del alcohol, causantes de 6,3 millones y 4,9 millones de muertes en el mundo ese año, respectivamente.
En la investigación se comparó la expectativa de vida de 187 países entre 1990 y 2010 y se analizó las principales tendencias en la salud global en esos años.
Los científicos encontraron que la población mundial vive mucho más y las principales causas de enfermedades no son precisamente de fallecimiento.
Asimismo hay una disminución de los decesos por enfermedades infecciosas, principalmente vinculadas a una tasa de mortalidad menor entre niños menores de cinco años.
Ahora las personas viven más con problemas de salud que no son causa de fallecimientos como dolores de espalda, ansiedad o depresión.
La obesidad es otra de las enfermedades asociadas a la muerte de por lo menos tres millones de personas en el 2010.
Entre las 10 primeras causas de mortalidad se encuentra la cardiopatía isquémica y la enfermedad cardiovascular, seguida de problemas músculo-esqueléticos, trastornos mentales y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica.
En el estudio aparece también la lista de los llamados DALY (Disabaility-adjusted life year) que incluye tanto los años de vida potencialmente perdidos por muerte prematura como los vividos con discapacidad.
En América Latina, se enumera como la primera causa de Daly, la violencia entre los hombres, y entre las mujeres, la depresión.
diciembre 13/2012 (PL)
Nota: Los lectores del dominio *sld.cu acceden al texto completo a través de Hinari.
Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2011 “Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.”
Haidong Wang, Laura Dwyer-Lindgren, Katherine T Lofgren , Julie Knoll Rajaratnam , Jacob R Marcus , Alison Levin-Rector. Age-specific and sex-specific mortality in 187 countries, 1970—2010: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2010.The Lancet, Volume 380, Issue 9859, Pages 2071 – 2094, 15 Dic 2012

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