Al crearse la Cátedra número 35 de Ortopedia, el 15 de agosto de 1923, la plaza de Profesor Titular fue sacada a ejercicios de concurso-oposición, los que llevó a cabo brillantemente el Dr. Alberto Francisco Inclán Costa, para ser nombrado en ella por Decreto Presidencial de 17 de junio de 1924 y tomar posesión, previo juramento, cuatro días después.
En el año 1939 apareció lo que puede considerarse una de las primeras publicaciones camagüeyanas sobre Ortopedia con el título «Tres casos de alteraciones osteocondrales», del eminente cirujano ortopédico Dr. Pedro Moreal Valdivieso, padre de la Ortopedia en Camagüey. Como dato de interés, el primero de los casos que se presentó en el artículo fue el de un niño de 12 años que sufrió la caída de un caballo y fue atendido inicialmente por el cirujano Dr. Doval Casas, el que sospechó una luxación coxofemoral y lo interconsultó con el Dr. Monreal, que en aquellos años estaba dedicado por entero a la cirugía ortopédica.
Dos años más tarde, en 1941 apareció un trabajo del Dr. Ulises Sosa Quesada titulado «Clavo porta injerto como tratamiento de las fracturas trascervicales y subcapitales del cuello femoral», en el que comunicó su preocupación por los resultados que se obtenían con el tratamiento quirúrgico de este tipo de fracturas en los pacientes de edad avanzada, y describió la evolución satisfactoria con la modificación de la técnica que hasta ese momento se practicaba.
También en 1939, el Dr. Alberto Jiménez Plá organizó el primer Servicio de Ortopedia en el Hospital Civil Santa Isabel de Matanzas, en es ciudad. En ese mismo año, el primero de noviembre, es nombrado médico honorario de Ortopedia. En estos años había pocos médicos que prestaran servicios en Matanzas, eran alrededor de 164 médicos, y de ellos solo 15 prestaban asistencia en zonas rurales, sobre todo en los centrales azucareros. La formación de los médicos se realizaba únicamente en La Habana, con una duración de 7 años.
Jiménez Plá, con sus conocimientos y experiencia, llenó el vació de atención de esa especialidad en la provincia de Matanzas, e hizo posible el tratamiento y curación de las fracturas por graves que estas fueran, sin necesidad de traslado a La Habana, como era costumbre en aquella época. Durante su corta pero prolífera vida como innovador y estudioso publicó varios trabajos, lo que le valió las felicitaciones de su amigo y profesor Dr. Alberto Inclán Costa.