H. Robert Horvitz (1947- ), genetista estadounidense galardonado con el Premio Nobel 2002 de Fisiología y Medicina por sus descubrimientos sobre la regulación génica del proceso de muerte celular programada, en el cual las células sanas programan su propia muerte como parte normal del desarrollo de un organismo. Horvitz compartió el Premio con los genetistas británicos Sydney Brenner y John E. Sulston.
Nació el 8 de mayo de 1947 en Chicago, Illinois. En 1968 se graduó en Matemáticas y Económicas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En 1974 se doctoró en Biología por la Universidad de Harvard, donde trabajó en los laboratorios del bioquímico James D. Watson y el biólogo molecular Walter Gilbert.
En 1974 se unió al laboratorio de Sydney Brenner en el Medical Research Council (MRC) en Cambridge, donde también trabajaba Sulston. Allí Horwitz llevó a cabo su investigación con el gusano cilíndrico Caenorhabditis elegans. Este delgado gusano de más de 1.000 células había sido elegido por Brenner como modelo experimental para estudiar cómo los genes regulan la división celular, el proceso de especialización celular y el desarrollo de órganos en animales multicelulares. Horwitz trabajó con Sulston siguiendo el desarrollo de cada célula en Caenorhabditis, desde el huevo fecundado hasta el adulto. Como resultado de estos estudios, Sulston descubrió que existían células específicas que experimentaban una muerte programada o apoptosis como parte normal del desarrollo del organismo. Sulston también identificó la primera mutación de un gen participante en este proceso de muerte celular.
En 1978 Horvitz llegó a ser profesor ayudante de Biología en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y obtuvo la cátedra de Biología David H. Koch en 1986. Durante ese tiempo continuó con el trabajo iniciado por Sulston sobre la regulación genética del desarrollo celular en el gusano Caenorhabditis y, junto con su equipo de investigación, identificó quince genes responsables de distintas funciones en el proceso de muerte celular programada.
Identificó también un gen que evita la muerte celular interaccionando con otros genes involucrados en dicho proceso. Horvitz descubrió que los genes que regulan el proceso de muerte celular existen también en humanos. Estos descubrimientos permitieron ampliar el conocimiento científico que se tenía sobre algunas enfermedades resultantes de procesos erróneos en la muerte celular programada, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), enfermedades coronarias, la anoxia cerebral y el cáncer.
En 1988 fue nombrado investigador del Instituto Médico Howard Hughes, una organización que financia investigaciones biomédicas en distintas universidades del mundo. Antes del Premio Nobel, recibió en 1988 el Premio Alfred P. Sloan de la Fundación General Motors para la Investigación sobre el Cáncer y el Premio Internacional de la Fundación Gairdner en 1999.