Camagüey

Basado en la experiencia del XI Congreso Cirugía 2010 con los cursos previos al congreso, la Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Cirugía (SCC) decidió incrementar esta modalidad en Cirugía 2013, logrando realizar 23 cursos previos, que se convirtieron en un intercambio científico nacional, aumentado la participación de nuestros profesionales. Siendo todos organizados y financiados por los capítulos en coordinación con las secciones nacionales.

  • A. Cursos Previos Congreso Cirugía 2013
Cursos Capitulo Sección
  • 1. Cáncer Esófago
Guantánamo Cirugía torácica
  • 2. Controversias
Guantánamo Cirugía torácica
  • 3. Cirugía Torácica
Santiago Cirugía torácica
  • 4. Cirugía Herniaria
Santiago Hernias abdominales
  • 5. Trauma T y A
Granma Traumas
  • 6. Cirugía EEI
Granma Cirugía Digestiva y Torácica
  • 7. Escalas SDA
Las Tunas Cirugía Digestiva
  • 8. Adulto Mayor
Holguín Cirugía Geriátrica
  • 9. Infección Cavilaría
Camagüey Infección, Cirugía torácica y Nutrición
  • 10. Hiperhidrosis
Ciego CMI y Cirugía torácica  
  • 11. Urgencias Tórax
Isla Juventud Cirugía torácica y Trauma
  • 12. Cáncer de Mama
Matanzas Mama
  • 13. Cirugía del Colon
Mayabeque Cirugía Digestiva
  • 14. Infección Sitio Q
Mayabeque Infecciones
  • 15. Supuración Tórax
Artemisa Cirugía torácica
  • 16. Cáncer Esófago
La Habana Cirugía torácica
  • 17. Enfermo Terminal
La Habana Bioética
  • 18. C. Ambulatoria
La Habana Cirugía Geriatrica-Ambulatoria
  • 19. Cuba y el siglo de los cirujanos
La Habana Todas
  • 20. Cirugía Hepática
La Habana Hepatobiliopancreatica
  • 21. Paliativos
La Habana Bioética
  • 22. Nutrición y Sepsis
La Habana Nutrición, Infecciones
  • 23. Trasplante de órganos abdominales
La Habana Trasplantes
   

 

Se ofertaron además 6 cursos Pre-congresos de diferentes temáticas, organizados por las secciones nacionales.

  • B. Cursos Pre-Congreso Cirugía 2013
Cursos Sección
  • 1. Cáncer de la Unión Esófago-Gástrica
Tórax
  • 2. Hemorragia Digestiva Alta (HDA)
Digestivo
  • 3. Manejo de lesiones Traumáticas complejas
Trauma
  • 4. Actualización en hernias de la pared abdominal
Hernias de la pared abdominal
  • 5. Cirugía Hepatobiliopancreatica
Hígado, páncreas y vías biliares
  • 6. Actualidad en el tratamiento del cáncer de mama
Afecciones de la mama

 

  • C. Resumen General de Cursos
Variables Previos Pre-Congreso Total del Congreso
Número de Cursos

23

6

29

Asistentes

1216

407

1623

Profesores

171

55

226

Total de participantes

1385

462

1847

Conferencias impartidas

186

55

241

En todos los cursos predomino la calidad científica y el amplio intercambio de opiniones entre nuestros profesionales.

A todos nuestros colegas llegue el mayor reconocimiento por el esfuerzo realizado.

Dr. C Orestes Noel Mederos Curbelo
Jefe Comisión de Cursos
Congreso Cirugía 2013

Consideraciones sobre la intervención quirúrgica en las heridas producidas por armas de fuego*

por el Dr. Enrique Núñez de Villavicencio Palomino** 
 

A la memoria de los médicos cubanos muertos en campaña

Sr. Presidente, señores:

Tres años han pasado desde que la lucha política dispersó á la familia médica cubana, encaminando á cada uno de sus hijos por los rumbos á que le condujera su temperamento, y por una feliz coincidencia al reanudar las relaciones que nos ligan con esta Sociedad, que logró mantenerse constituida en medio de las borrascas que enlutaron la existencia de este pueblo, encuentro de nuevo en el sitial á los mismos amigos que en otros tiempos nos alentaron con su benevolencia.

Y al sentarme de nuevo entre vosotros, á presentaros mi primer trabajo científico en la paz, permitedme dedicarlo ¡á la memoria de los que alejados para siempre de nuestra compañía, reposan en sus tumbas diseminadas por los campos de la patria á la que ofrecieron el sacrificio de su bienestar y su vida! 
 

I

La historia quirúrgica de nuestra campañas es una tarea imposible de realizar por las condiciones en que ésta se desenvolvía; pero los que hemos conservado apuntes sobre los casos asistidos estamos en el deber ineludible de dar á conocer la experiencia adquirida, como contribución personal á obra tan útil y conveniente.

Las heridas producidas por armas de fuego son comparativamente raras en la práctica civil y las que se observan son determinadas por armas distintas á las usadas en la guerra, ofreciendo en consecuencia una característica diferente.

Son tan particulares las heridas de armas de guerra que Dupuytren al referirse á ellas, las hacía constituir una rama especial de la Cirugía; y esa peculiaridad se ha hecho mucho más notable en estos últimos tiempos en que el proyectil diariamente se reforma en su construcción y estructura, modificando forzosamente los conocimientos que se poseen sobre las lesiones que determinan.

Las condiciones en que se encuentra un herido en el campo de batalla, son tan diferentes de las que le rodean en la vida civil, que el tratamiento tiene que variar, aún con heridas semejantes. En la práctica civil, disponiendo el cirujano de todos los recursos, puede conservar un miembro en casos en que sus colegas militares quedarían satisfechos con salvar la vida del paciente.

Las exigencias de toda campaña hacen de la cirugía militar una especialidad por más que derive sus doctrinas del origen común de la Cirugía; y las condiciones más que especialísimas de nuestra guerra nos han obligado con frecuencia á proceder contrariamente al criterio científico de antemano formado, aplazando intervenciones que practicadas inmediatamente beneficiarían al herido, sacrificando miembros que en otras circunstancias hubiéramos tratado de conservar y practicando mutilaciones, obligados por el abandono de los primeros momentos, del que no puede inculparse al cirujano militar. 
 

II

Limítanse nuestros propósitos á hacer las ligeras consideraciones que sobre el tratamiento de las heridas de armas de fuego nos sugiere la pequeña práctica adquirida en la campaña; y nos concretamos á las heridas de armas de fuego, porque la efectividad de los rifles modernos á largas distancias y la táctica desconocida de nuestra guerra nos han privado de observar heridas de arma blanca, pudiendo hacer análoga manifestación respecto á las heridas producidas por proyectiles de la artillería, cuya eficacia ha sido ridiculizada por uno de nuestros jefes militares al decir que su resultado era el bombardeo de los bosques.

El ejército español usaba fusiles del modelo Maüsser y del Remington. Los proyectiles del Maüsser por lo general producen heridas poco graves por su pequeño volumen, su gran velocidad y su considerable fuerza de penetración, se les ha llamado bala humanitaria por más que en algunos casos han estado muy lejos de justificar esa denominación.

El proyectil Remington de mayor diámetro y menos consistencia, sufre alteraciones de forma y determinan heridas muy diversas. Existe una variedad del fusil, modelo español llamado de María Cristina, de mayor calibre y alcance y cuyo proyectil compuesto de un núcleo de plomo y una camisa ó envoltura bronceada, produce grandes destrozos debidos á la doble acción del núcleo y de la cáscara metálica, que con frecuencia penetran separadamente en los tejidos. La causa de esa separación se atribuye al diverso coeficiente de dilatación de ambos metales, que, originando la rotura en el aire de la camisa metálica, produce un estallido característico que ha hecho llamarlas balas explosivas.

En las operaciones de Guisa, que comprenden el bombardeo y capitulación de la villa y las acciones sostenidas contra las fuerzas que acudían al auxilio de los sitiados, tuvimos la oportunidad de extraer dos proyectiles de Remington deformados y con la envoltura metálica rota y casi desprendida, y en otro caso extrajimos una envoltura aislada, de proyectil del mismo sistema. En los tres casos las lesiones se asemejaban á otras que observamos anteriormente en el ataque de Victoria de las Tunas, producidas por parque bronceado del fusil «María Cristina».

 

III

Pasaron ya los tiempos en que el tratamiento de las heridas de guerra consistía en la aplicación local de ungüentos, bálsamos, astringentes, etc., que traían como consecuencias necesarias profusas supuraciones que aniquilaban á los heridos, manteniéndolos en los hospitales por tiempo ilimitado; y ha desaparecido también aquella vieja práctica del desbridamiento con que se convertían estrechas aberturas en grandes heridas abiertas para dar salida á los exudados inflamatorios considerados como resultado natural de toda cicatrización.

Cuantos cambios se han realizado en los métodos de curar las heridas, han tenido por objeto evitar la concurrencia de las infecciones quirúrgicas que en las ambulancias militares eran secuelas obligadas de las heridas de campaña; pero ningún resultado feliz premió esos esfuerzos, hasta que los métodos de Lister y Pasteur fueron adoptados por los cirujanos militares.

Las curas antisépticas, que por primera vez se usaron en campaña por los alemanes en su guerra con Francia, dieron algunos resultados satisfactorios; pero fueron las guerras turco-rusa, la del Tonkín, la anglo egipcia, la civil de Chile y la chino-japonesa las que con sus éxitos verdaderamente inesperados demostraron su indiscutible superioridad y hoy puede decirse que en ninguna rama de la cirugía el método antiséptico ha causado tantas maravillas como en el tratamiento de las heridas de guerra.

Hace muy poco tiempo aún, considerábase natural que aquellas heridas que no cicatrizasen por primera intención lo hiciesen por granulación y supuración, y la aparición del pus loable era esperada como un proceso saludable y necesario, pasando la herida entre el fracaso de la unión por primera intención y la aparición del pus por un período inflamatorio acompañado de fiebre; y como á la caída de ésta precediese la supuración en la superficie de la herida, esta falsa relación de causa á efecto, hizo adoptar por norma de conducta en el tratamiento de las heridas la práctica de estimular la supuración.

Hoy se sabe, que si preservamos una herida de todo contacto con materia extraña, cicatrizará sin supuración y el paciente no tendrá fiebre, ni dolor, ni otra clase de inconvenientes que los inseparables de la existencia de la lesión.

La teoría y práctica del tratamiento antiséptico, reconoce por única base el hecho de que ninguna materia infecciosa contamine la herida y aunque su observancia sea más difícil en la guerra que en la práctica civil, es preciso no abandonarla, ya que los resultados obtenidos han destruido el fantasma que para los hospitales militares constituían las infecciones quirúrgicas.

Un herido en campaña está sujeto a traslaciones frecuentes de un hospital á otro, asistido por muchos cirujanos que no siempre siguen el mismo plan de tratamiento; y es muy posible que al principio sea tratado por un cirujano, de los que aún existen, adversario del método antiséptico y más tarde otro, conocedor más concienzudo de la moderna cirugía, tenga que esforzarse por recobrar el tiempo y terreno perdidos.

De la primera curación del herido depende siempre el éxito del método antiséptico, y como en nuestra campaña ha sido la más difícil de practicar sobre el campo, nos hemos limitado á la oclusión é inmovilización de la parte herida, no explorándola con los dedos, ni con instrumentos, ni emprendiendo operación alguna excepto en casos de absoluta urgencia.

Para llenar esos propósitos hemos utilizado con buen éxito las curas personales, que agrupaciones profesionales del Exterior nos remitían con constante irregularidad, y esas curas, que por primera vez fueron usadas por el ejército inglés en la guerra de Crimea, pueden reducirse á un material-estéril para cubrir y proteger la herida, un vendaje y un par de alfileres de seguridad. Nos han prestado incalculables servicios, de utilidad apreciable, sobre todo después de un encuentro en que el número de heridos era grande y hallábamos curados los casos ligeros, sin necesidad de ocuparnos inmediatamente de ellos.

Como conducta general de tratamiento en todas las heridas, nos ocupamos de hacer una buena desinfección de ella y de la piel vecina, de mantenerla seca, utilizando el drenage lo menos posible, de espolvorearla con iodoformo ó aristol ó cubrirla con grasa antiséptica, de aplicar una gruesa capa de algodón que proteja la herida y proximidades, y de colocar un vendaje gradualmente comprimido, para conservar las superficies heridas aproximadas y evitar la exudación y acumulación de líquidos.

El absoluto descanso de la parte herida es tan necesario como la curación, y siempre fué el obstáculo con que tropezábamos en campaña, pues era necesario trasladar los heridos con los medios disponibles que hubiera, á lugares que brindaran seguridad y recursos abundantes para la existencia.

Ningún ejército en el mundo ha estado en ese particular en tan deplorables condiciones como el nuestro, pues ni podíamos curar los heridos sobre el campo de la acción, ni dejarlos confiados á la protección de la Cruz Roja y mucho menos á la desconocida generosidad del enemigo que nos batía. Enfermos y heridos constituían un impedimento á la libertad de acción de que tanto necesitábamos, lo que explica el terror que se apoderaba de nuestra gente, cuando una herida obligábales á permanecer inactivos y ocultos hasta su completa curación; y en ciertas localidades de Occidente, donde la crueldad de la lucha exigía que los hombres útiles fueran los atendidos, se consideraban á los heridos como bajas definitivas hasta que su reincorporación á las filas los hiciera de nuevo utilizables.

 

IV

Con el exclusivo objeto de simplificar nuestro trabajo, dividiremos las heridas que hemos observado, en simples, de asiento en las partes blandas sin entrañar gravedad ó importancia alguna, y complicadas, que interesando huesos, articulaciones y regiones como el cráneo, cuello, tórax y vientre, no se ajustan á una descripción general y exigen indicaciones especiales.

Las heridas simples, producidas por pequeños proyectiles requieren como tratamiento la desinfección de la piel en las proximidades de los orificios de entrada y salida, la oclusión de las aberturas por una cura seca, absorbente y aséptica, sostenida con un vendaje y la inmovilización de la región herida.

En esta clase de heridas jamás nos ocupamos del trayecto seguido por el proyectil, convencidos de que nada se obtiene con esa exploración que aumentaría los riesgos de la contaminación. Nuestra práctica en 217 heridas de esa clase nos estimula á perseverar en esos propósitos, declarados con toda la insistencia posible por antiguos autores de cirugía militar al recomendar que no se explorasen las heridas de balas si por algún medio podía evitarse. Las circunstancias varían cuando el proyectil ú otro cuerpo extraño queda retenido en los tejidos. En estos casos nuestra conducta invariable ha sido la extracción inmediata cuando la bala ha podido localizarse sin necesidad de exploración instrumental, y la extracción tardía si su retención determina fenómeno alguno. Fuera de esas circunstancias, jamás nos ha preocupado la permanencia indefinida del proyectil en las partes blandas.

De 28 extracciones de balas, en 4 intervenimos por la supuración provocada por el proyectil, 17 fueron originados por molestias producidas por el cuerpo extraño y la facilidad de localizar su alojamiento.

En 23 casos de retención indefinida del proyectil, no hemos sabido de ocurrencia extraordinaria por la permanencia del cuerpo extraño en los tejidos.

Nada hay más difícil en la cirugía de campaña, que determinar la localización de un proyectil en las partes blandas. Por mi parte me he arrepentido de haber intentado en tres casos la extracción de proyectiles cuyo alojamiento me era desconocido y que un exceso de complacencia obligóme á una intervención inútil y con seguridad poco acreditativa en opinión de los pacientes.

Los exploradores de Lecomte y Nelaton prestan buenos servicios denunciando la presencia de proyectiles de plomo, pero son inútiles para los modernos de envoltura metálica. Los exploradores eléctricos y la radiografía, que tan útiles han resultado en estos últimos tiempos, no han sido probados en nuestra campaña y en la imposibilidad de juzgar por experiencia personal su eficacia, es preferible abstenerse de dar opinión.

En los casos de heridas en las partes blandas, en que por un descuido en las curaciones, se infestaban las heridas, la irrigación, el drenage, la renovación frecuente de las curas y, sobre todo, las aplicaciones de cloruro de zinc en solución, á diverso título, según el grado y extensión de la infección, nos han suministrado grandes beneficios.

 

V

Entre las heridas que denominamos complicadas son las de los huesos las más frecuentes y las que mejor y más provechoso campo ofrecen á la cirugía conservadora.

De la gran velocidad del proyectil y de la considerable resistencia ósea dependen los grandes destrozos que las balas de pequeño calibre ocasionan al lesionar los huesos; efectos verdaderamente explosivos que han merecido la atención cuidadosa de numerosos investigadores y que constituyen el objeto de la tesis de Doctorado que prepara mi amigo y jefe el Dr. Molinet.

Si en los casos de heridas de las partes blandas nos oponemos á su exploración, por ser innecesaria, nuestra opinión varía cuando la herida se complica con lesión del hueso. Entonces debe hacerse una minuciosa exploración para darnos cuenta exacta de la lesión y de las medidas quirúrgicas que deben observarse, pues las apariencias exteriores en las lesiones óseas producidas por pequeños proyectiles, no dan indicaciones positivas sobre el daño interior que existe y la mejor información se obtiene únicamente con la exploración digital, que mecánicamente no daña, y que bajo el punto de vista de la infección no es peligrosa si se observan las precauciones oportunas.

Los cirujanos de épocas anteriores pensaban que una exploración en caso de fractura por herida de bala, era una curiosidad diagnóstica que resultaba dañina é inútil. Al expresarse así eran lógicos y enseñaban los que su desastrosa experiencia les había dado, pues la supuración y las enfermedades sépticas seguían con tanta frecuencia á sus exploraciones, que para ellos era evidente la relación de causa y efecto. Era natural que con esa experiencia echaran á un lado la exploración de esas heridas y sentaran como ley que únicamente debían examinarse para determinar la porción de miembro que era necesario amputar; pero en la actualidad que los cirujanos han reconocido que con aguja, jabón, cepillo de uñas y una solución antiséptica tienen medios suficientes para impedir que sus manos é instrumentos lleven la infección á las heridas, esas enseñanzas de la vieja cirugía caen por tierra y los métodos modernos se les imponen.

La exploración es un preliminar necesario del tratamiento; pero bajo ninguna circunstancia se hará en el campo de la acción, donde debe reducirse nuestro objetivo á evitar la contaminación de las heridas con manos é instrumentos sucios, cubriéndolas con material aséptico que prevenga la infección en el lapso de tiempo que ha de pasar hasta su curación definitiva.

Con la cuidadosa exploración de la herida ósea, por las incisiones precisas que facilita al cirujano conservador se abrevia el período de reparación.

El método conservador en las heridas óseas y articulares, no es el método expectante, pues requiere constantes y activos cuidados, encaminados á la asepsia de la herida, incluye operaciones delicadas para la remoción de esquirlas, exploración digital, irrigación, curación esmerada é inmovilización del miembro.

Era casi una ley, dictada por Larrey, Guthrie y Baudens, la amputación inmediata en los casos de fractura de los miembros; pero todas las campañas posteriores al año 1850, han establecido una superioridad indiscutible á favor de la conservación sobre la amputación.

Si hace pocos años, la extensión y grado de la fractura eran factores indicativos de la amputación, hoy ningún cirujano se preocupa de la lesión ósea y la destrucción de las partes blandas, las lesiones vasculares y nerviosas son las que determinan la posibilidad del éxito de la conservación.

Gran número de cirujanos han recomendado la amputación en casos de sección de la arteria principal del miembro; pero hay que no olvidarse que la indicación depende de la altura de la lesión más bien que del hecho de la herida vascular, pues si ésta se encuentra por debajo de las colaterales importantes, no urge amputar, sino esperar vigilando atentamente el miembro é interviniendo al presentarse el menor signo de gangrena.

Cuando la destrucción de las partes blandas es extensa y los vasos y nervios principales están heridos, la conservación es imposible y la amputación se impone.

Por lesiones óseas he practicado tres amputaciones inmediatas, seguidas de éxito; una del muslo, exigida por gangrena de la pierna izquierda, á consecuencia de fractura conminuta de los huesos, producida por un casco de metralla en el bombardeo de nuestro campamento de Banes por la escuadra española; una de la pierna izquierda por destrucción de la articulación tibio-tarciana y fractura conminuta de la tibia, causada por proyectil bronceado Remington en el asalto de Guisa; una del brazo por fractura del codo y del húmero é infección de las heridas. Tratábase de un soldado español, prisionero al capitular la plaza de Guisa, que llevaba 29 horas de herido por un casco de proyectil de cañón pneumático Sims Dudley.

En los comienzos de nuestra cirugía de campaña, practicamos en un caso la amputación metacarpo-falángica de tres dedos de la mano izquierda, pero la experiencia adquirida ulteriormente nos ha permitido conservar dedos que anquilosados y aún deformados, siempre resultan útiles en la vida. No sucede lo mismo con los dedos del pie, porque en éstos una anquilosis causa dolor y dificulta la locomoción.

Con la certeza de que las heridas tendrán un curso aséptico, la conservación de la vida y del miembro, restringirá la amputación á los casos desesperados.

En casos de fractura de los huesos hay que asegurarse del estado de la circulación y sensibilidad del miembro, hacer después una minuciosa exploración digital, si es posible, bajo la anestesia, para apreciar con exactitud la naturaleza de la lesión; procediendo á la extracción de las esquirlas con el dedo y una pinza, irrigando la herida con una solución antiséptica, drenándola é inmovilizando el miembro. Con esa conducta hemos evitado las profusas supuraciones observadas en épocas anteriores y las operaciones tardías que tienen que practicarse, después de agotadas las fuerzas del herido, para extraer los secuestros productores de la inflamación y supuración.

En la guerra de Tonkin, Chauvel extraía sistemáticamente los secuestros. Nosotros hemos seguido análoga práctica, habiendo obtenido consolidaciones de huesos destrozados, sin la más ligera supuración. Entre esos casos citaré dos del brazo, para uno de los cuales preparábase un compañero á amputar, lo que no realizó por la oposición del Dr. Molinet y la mía; y uno de fractura del fémur. Tratábase de un Teniente coronel herido en el muslo izquierdo cuando la toma de las Tunas, presentando un amplio orificio de entrada, el trayecto en forma de embudo, las paredes formadas por tejidos musculares desgarrados y reenversados y otras adheridas á lengüetas de periosteo; las extraje todas, exploré sin encontrar el proyectil que no había salido y que me decidí á abandonar; y hice una buena irrigación antiséptica, cure la herida con gasa iodoformica y apliqué un aparato de extensión continua. A pesar de que tres veces tuvimos que trasladar al herido, por los movimientos activos de las columnas enemigas, la herida cicatrizó sin supuración á los dos meses, con un acortamiento imperceptible; mi paciente montaba á caballo y emprendía larga marcha atravesando todo el territorio camagüeyano de E. á O. Hoy presta su servicio en el Cuerpo de Policía de esta ciudad, sin que el proyectil haya originado fenómenos de intolerancia y se comprenderá por el cargo que desempeña que el acortamiento del miembro pasa desapercibido.

He tratado cinco casos más de fractura del muslo con remoción de esquirlas en dos y conservación en todos; siete de la pierna, con dos extracciones inmediatas y dos tardías; cuatro del pie con remoción de esquirlas metatarsianas en uno, y siete de la mano con extracción de esquirlas del metacarpo en cuatro, dos de los cuales cicatrizaron por primera intención por haber ampliado la herida y suturado enseguida.

 

Algunos autores de cirugía de campaña, entre ellos Stevenson, hacen de la movilización y transporte de los heridos, una indicación para la amputación. ¡Desgraciados de los heridos cubanos, en constante peregrinación huyendo siempre del audaz querrillero que rastreaba los hospitales, si por esas circunstancias nos hubiéramos precisado á sacrificar los miembros fracturados! 
 

VI

El tratamiento de las heridas articulares en los tiempos pre-antisépticos no admitía incertidumbres, el miembro era amputado cuando la lesión radicaba en grandes articulaciones; pero desde que la terapéutica antiséptica demostró que la amputación no es necesaria en la mayoría de los casos de herida articular, un considerable número de pacientes conservan sus miembros, á veces con toda su integridad funcional.

La intervención conservadora en las lesiones articulares requiere para el éxito toda la energía, minuciosidad y familiaridad con los modernos procederes que un cirujano es capaz de poseer.

La gravedad de una herida articular á los fines de la conservación, depende más que de la extensión de las lesiones óseas, de la destrucción de las partes blandas y del estado de la circulación é inervación del miembro.

Todas las grandes guerras en que los cirujanos militares ganaron experiencia y renombre, ocurrieron en los tiempos pre-antisépticos; y el hecho de que sobre las guerras de Tonkin, la anglo-egipcia y la chilena no se hayan publicado sus historias quirúrgicas, lo que no permite tener conocimiento exacto del resultado del tratamiento conservador, no debe hacernos vacilar, pues los métodos antisépticos con sus éxitos repetidos en la práctica civil, los casos aislados que se han publicado en las guerras recientes, y los cuarenta y tres que constituyen nuestra práctica en campaña, autorizan á pensar que la cirugía conservadora se impone en las lesiones articulares.

En caso de heridas articulares en fractura, sin que existan en las partes blandas otras lesiones que los orificios de entrada y salida del proyectil, recomendamos la abstención absoluta de intervención y hasta exploración, limitándonos á curar la herida é inmovilizar la articulación. El éxito satisfactorio obtenido en cinco casos -dos del hombro, uno del codo, uno de la rodilla y uno de la tibio tarsiana,- nos obliga á perseverar en esa conducta hasta que nuevos hechos lleven á desestimarla.

En casos en que las superficies articulares no estén lesionadas y la herida es sencillamente capsular, ningún examen se necesita realizar; los movimientos para investigar la crepitación se harán con prudencia para aminorar el daño que puedan causar. Las heridas y superficie cutánea próxima serán lavadas y aseptizadas, cubriéndolas con gasa iodofórmica y gruesa capa de algodón, inmovilizándose en absoluto la articulación.

El peligro en esta clase de herida está en la supuración y cuando se la evita, el proceso cicatricial es rápido, sin perjuicios para la función articular.

En caso de que los orificios de entrada y salida sean grandes y los huesos hayan sufrido extensas fracturas, hay que proceder -como expusimos al ocuparnos de las heridas óseas- á la remoción de todas las esquirlas aún de las adheridas á lengüetas de periosteo, á la irrigación, drenaje, curación é inmovilización del miembro; así lo hicimos en un caso de herida del codo con fractura humeral y conservamos el miembro anquilosado en flexión.

Haciendo estadística de las heridas articulares que asistí en campaña, diré: que en 14 heridas del hombro, once fueron sin fractura, dos con fracturas del cuello del húmero y uno con la fractura de la cabeza del húmero y penetración del proyectil en la cavidad torácica, muriendo el paciente á las pocas horas; en nueve del codo, dos tuvieron ligera fractura humeral, en uno de ellos extraje dos esquirlas y en otro me abstuve de toda intervención y curaron, y otro complicado con extensa fractura conminuta del húmero me obligó á practicar la amputación por la infección existente; siete casos de heridas en la muñeca, sanaron con rapidez sin complicación alguna. En ocho casos de herida de la rodilla, uno que tenía fractura de la rótula, y cóndilo interno del fémur derecho, curó sin intervención, y siete fueron heridas simples que curaron rápidamente. Tardíamente intervine en un subteniente, herido ocho meses antes y en el que por un lamentable descuido del médico que le asistió en los primeros momentos, la pierna anquilosó en flexión. La secuestrotomía y el raspado del hueso mejoraron visiblemente las condiciones generales y locales del paciente á quien perdí de vista obligado por las necesidades del servicio.

Son las heridas de la rodilla las que con más frecuencia se infectaban y obligaban á intervenir con mutilaciones injustificadas en los tiempos, no lejanos aún, en que la amputación era ley para esas lesiones. Hoy el método antiséptico permite esperar la conservación del miembro y con frecuencia su juego articular. Los ocho casos que yo he asistido curaron sin trastornos funcionales posteriores.

Las heridas de la articulación tibio tarsiana si no son fatales para la vida, aportan, ó la pérdida del miembro ó imperfecciones funcionales. Rodeada la articulación de gran número de tendones, la herida de éstos trae constantemente adhesiones que dificultan su movilidad normal; y con frecuencia se ven orificios muy pequeños con lesiones interiores extensas que nada permite suponer. Así nos sucedió con un caso en que tuvimos que extraer dos esquirlas de la tibia á los siete días, cuando en un principio juzgamos la herida sin importancia.

Tres casos más de herida tibio-tarsiana observamos en Guisa: uno con fractura, que curó sin intervención y dos con fractura conminuta de los huesos articulares. En uno, toda la parte anterior articular estaba destruida y practicamos con éxito la amputación de la pierna; y el otro, que á más de la lesión articular, presentaba una herida con fractura de la misma pierna, murió al llegar á la ambulancia.

El complicado mecanismo articular del pie, las relaciones de huesos y articulaciones entre sí, la comunidad sinobial para varias articulaciones, hacen que las lesiones del pie no se limiten al hueso ó articulación inmediatamente interesado, y que las infecciones cuando ocurren sean extensas. La conducta en estos casos es difícil de fijar en líneas generales, no hay que olvidarse de que la necropsis, la esfoliación ósea, la inutilidad prolongada, la anquilosis tibio-tarsiana, la pérdida del arco del pie, ocurren con frecuencia y hacen difícil la función locomotiva. Con esos precedentes creemos que la inmediata remoción de esquirlas, la irrigación antiséptica, el drenage y la inmovilidad se impondrán en el ánimo del cirujano. 

 

VII

De las heridas del cráneo puede decirse con Guthrie, que son traidoras en su curso y la mayor parte funestas en sus consecuencias.

Quince casos constituyen nuestra práctica y sólo en uno hemos intervenido para extraer varios fragmentos desprendidos, aseptizando la herida y curándola precipitadamente momentos antes de la muerte. Tratábase de una desgraciada joven, vecina del pueblo de Guisa, á quien un pedazo de proyectil de cañón pneumático destruyó la parte derecha de la región frontal. Veintiocho horas después al capitular la plaza fué curada más bien por complacer á la familia atribulada que por llenar indicaciones que resultaban de todo punto innecesarias é inútiles.

En los 14 casos restantes nos hemos limitado á la desinfección de las heridas y á la expectación. Tres curaron, consistiendo las lesiones: en uno, penetración del proyectil por el ángulo interno de la órbita derecha, sin salida, limitándose los trastornos á paresia del miembro superior izquierdo y pérdida de la visión; en otro, el proyectil penetró por encima de la apófisis mastoides derecha, saliendo por la órbita del mismo lado y vaciando el globo ocular. En este caso los fenómenos de conmoción persistieron algún tiempo y el paciente curó con pérdida de las funciones auditiva y visual del lado derecho; y en el tercer caso, el proyectil penetró por la región temporal izquierda, saliendo á la misma altura por el opuesto. El herido toleró el trauma sin protesta del organismo, al mes se incorporaba á sus fuerzas para reanudar su labor patriótica.

De los 11 casos restantes fallecidos, en uno que sobrevivió cuatro días, si no hubiera sido por el incesante trabajo que monopolizó á los médicos en la memorable jornada de Victoria de las Tunas, hubiéramos intervenido quirúrgicamente, estimulados por la localización de la fractura y la prolongada lucha que sostuvo aquella naturaleza deseosa de vivir; pero es práctica inexcusable de campaña el atender primero á los heridos que puedan derivar beneficios ciertos de la curación rápida, dejando para momentos de más calma y tranquilidad á los que heridos mortalmente, poco ganarían con nuestra intervención para otros más necesario y eficaz.

La pequeñez de la lesión visible, comparada con la extensión real del daño interior, no permiten trazar una regla general de conducta para las heridas del cráneo, y por otra parte con la práctica tan ceñida á una abstención forzosa, que hemos tenido, no es posible hacer deducciones de fijar un derrotero para el tratamiento de esas lesiones. Sin embargo, la frecuencia de las complicaciones sépticas de las heridas del cráneo, nos permiten afirmar que la asepsia perfecta es más necesaria en ésta que en otra clase de heridas.

La supuración en una herida articular es una grave complicación que puede conducir á la pérdida del miembro; pero la meningitis y la encefalitis séptica constituyen una complicación funesta en cirugía y la infección de la herida es su fuente originaria, sin que haya nada inherente al cerebro y sus membranas que le haga particularmente susceptible al proceso inflamatorio, más que la contaminación por los microorganismos.

Las precauciones todas asépticas y antisépticas por fútiles que parezcan, se imponen por las heridas del cráneo, única manera de evitar la contaminación y sus consecuencias tan desesperantes para el práctico y funestas para el paciente.

En cuanto á la oportunidad de la trepanación en estas heridas, ninguna apreciación personal estaría justificada; y sin embargo, ningún cirujano negará que los métodos modernos hacen más segura la operación en nuestras manos, que en las de los cirujanos de los tiempos pre-antisépticos; y que cuando se aprecie un hundimiento en los fragmentos óseos, con lesión probable del cerebro ó sus membranas, esté ó no acompañado de fenómenos indicativos de compresión ó irritación cerebral, es un deber imperioso el intervenir quirúrgicamente. 
 

VIII

Un gran número de heridas del cuello resultan mortales por las lesiones de los vasos y nervios que regulan el proceso de la circulación y respiración. De nueve casos presentados á nuestra observación, sólo en dos fueron interesados los vasos del cuello, que en otros dos casos escaparon á la injuria del proyectil, cuando la dirección del trayecto parecía indicar su lesión inevitable; hecho que únicamente puede explicar la excesiva movilidad de las estructuras de la región.

Cinco de nuestros casos murieron: tres al ser heridos, uno á las pocas horas y el otro al segundo día. Los cuatro casos curados nada ofrecieron de particular; eran heridas simples de partes blandas en que sorprendía la suerte afortunada del individuo. 

 

IX

En las heridas del pecho conviene distinguir las penetrantes de las que no lo son, pues mientras que éstas no entrañan gravedad y su tratamiento no exige indicación especial, aquellas constituyen una clase de lesiones serias por la importancia vital de los órganos contenidos en la cavidad.

De 19 casos de heridas penetrantes han muerto 5, cuatro en las primeras horas y uno á los 42 días por septicemia originada por una pleuresía purulenta, que motivó dos intervenciones de un distinguido compañero.

El tratamiento de estas lesiones cuando no las acompaña alguna grave complicación es muy sencillo. La desinfección de la herida y sus proximidades es tan importante como en cualquier otra clase de heridas y su abandono no deja de ser funesto por las complicaciones secundarias que siguen á las lesiones de la pleura y del pulmón, dependientes únicamente de la infección.

En caso de existir fractura de los huesos de las paredes, es oportuna la exploración para remover las esquirlas óseas y regularizar los bordes de los fragmentos, como hicimos en uno de nuestros casos que había sufrido fractura de la 5ª y 6ª costillas derechas.

En dos casos practicamos la oclusión de los orificios de entrada y salida del proyectil, por suturas cubiertas con capas de gasa y colodión iodoformado; método preconicado por Howard, cirujano del ejército americano, y que no está llamado á generalizarse, porque su empleo ha de limitarse á los casos en que no hay complicaciones, tales como el hemo y pneumo tórax, y sabido es que en dichas circunstancias bastaría con una sencilla curación aséptica.

Son las complicaciones inmediatas y tardías de las heridas penetrantes del pecho, las llamadas á dirigir su tratamiento, y creemos, que mientras ningún fenómeno anormal se presente, la abstención por parte del cirujano está justificada.

De nuestros 19 casos, con 5 muertos, en dos extrajimos el proyectil alojado bajo la piel en regiones que molestaba al paciente para acostarse; en uno removimos las esquirlas de dos costillas fracturadas, regularizando el extremo de un fragmento por temor de que lesionara la pleura ó el pulmón; y en los 11 restantes nos limitamos á la curación antiséptica renovada cada 48 horas, sin que sobrevinieran accidentes.

 

X

Las heridas del vientre en nuestra estadística constituyen las de más fatales consecuencias. De 12 casos que se presentaron á nuestra observación; sólo uno curó, pagando los restantes con su vida un tributo contrario á las estadísticas, que pretenden demostrar las ventajas de la expectación en el tratamiento de las lesiones penetrantes de vientre.

Muy pocos años hace aún, que todas las heridas de vientre eran tratadas con la administración del opio, esperándose siempre que la naturaleza realizara la curación. Y si en un tiempo las bellezas teóricas de la expectación armada nos hicieron su decidido partidario, hoy la desastrosa experiencia que llevamos adquirida nos hace ver en la palabra expectación un pronóstico siniestro, pues no otra cosa que la muerte rápida del paciente puede obtenerse antes de ver realizadas las esperanzas concebidas al ponerla en práctica.

Cuando un proyectil ha penetrado y salido del abdomen, la conclusión deber ser que su trayecto corresponde á una línea recta entre los orificios de entrada y salida: pero cuando la bala ha penetrado y no salido, es imposible afirmar otra cosa que la perforación de la pared abdominal, y aunque algunos pretenden obtener enseñanzas prácticas explorando el trayecto seguido por el proyectil; nosotros nos oponemos al empleo de la sonda exploradora como instrumento de diagnóstico por la dificultad de seguir el trayecto tortuoso de la bala sin arriesgar el crear una falsa vía, á más de que los datos que suministra se prestan á torcida interpretación.

El método de Senn, la inyección de hidrógeno por el trayecto, quizás resulte un buen medio de diagnóstico, pues si existe perforación peritoneal el gas determina un timpanismo general y en caso contrario, el enfisema á lo largo del trayecto disipa todas las dudas.

La insuflación de hidrógeno por la vía rectal recomendada también por Senn para el diagnóstico de la perforación intestinal, puede tener el inconveniente de arrastrar las materias fecales á la cavidad abdominal por la abertura del intestino.

El shock, consecuencia casi habitual de las heridas penetrantes del vientre, es un síntoma variable que no puede utilizarse como signo diagnóstico de la penetración, pues suele ser pronunciado en heridas insignificantes y faltar en otras graves, siendo á veces el resultado de una postración originada por el terror, de una profusa hemorragia ó de la rápida extravasación de líquidos viscerales.

La experiencia y la observación clínica han desacreditado el valor de los síntomas aceptados como característicos de la perforación visceral, y como no hay más signo físico absoluto que la expulsión por la herida parietal del contenido de las vísceras, que se observa muy raras veces, hay que apoyar el diagnóstico de la lesión visceral sobre consideraciones relativas al trayecto seguido por el proyectil.

Es posible que no esté lejano el día, en que se aceptará como el mejor proceder de exploración la incisión de la herida y la inspección directa de la serosa y de las vísceras; procedimiento que por su inocuidad y la exactitud de sus resultados, debe ponerlo en práctica el cirujano moderno habituado á las prodigiosas conquistas de la asepsia y antisepsia.

Una vez formado el juicio de la herida por el examen directo y demostrada la existencia de la perforación peritoneal, sólo la operación hará posible la curación, que será, si se quiere un remedio desesperado, pero sin duda preferible á la abstención.

En las heridas penetrantes de vientre hay dos lesiones que exigen medios mecánicos en sus tratamientos: la hemorragia capaz de producir la muerte inmediata y la extravasación intestinal origen de graves accidentes que conducen con más ó menos rapidez al mismo resultado fatal.

En absoluto ignoramos si algún otro tratamiento que no sea la intervención directa puede reparar ambas lesiones, pues creer que la hemorragia sea susceptible de detenerse espontáneamente, es olvidarse de que los tejidos que rodean á los vasos del mesenterio y del epiplón no pueden ejercer presión sobre ellos y además de que falta la innegable acción coagulante del aire sobre la sangre. En uno de mis casos que murió por hemorragia interna, detuvo la intervención no el prolongado colapso del paciente originado por la abundante pérdida de sangre, sino la aglomeración de heridos que no permitió practicar inmediatamente la operación que estábamos decididos á realizar, á pesar de las desventajosas condiciones que nos rodeaban por el íntimo convencimiento que teníamos de que era el único medio hábil de ligar el vaso y cohibir la hemorragia. No intervine y la muerte del herido sobrevino con rapidez.

La creencia de que la extravasación del contenido visceral no es consecuencia necesaria de la perforación porque la impide el estupor ó parálisis de los elementos musculares, no puede admitirse, porque al empezar á contraerse las fibras musculares cesará el estupor y la extravasación se efectuará con libertad. Y apoyarse en experiencias animales que demuestran el poder que posee el peritoneo de desembarazarse de los líquidos sépticos, para no temer al derrame del contenido intestinal, es olvidarse de que esa particularidad peritoneal ejerce muy mínima influencia en la disminución de la mortalidad de esa clase de heridas.

Pensar con Reclus que los esfuerzos de la naturaleza, auxiliada con recursos médicos apropiados, bastan para hacer evolucionar hacia la curación á los dos tercios de casos de herida intestinal, sin necesidad de intervención quirúrgica, no está justificado después de los hechos de que tengo exacto conocimiento. Dejar morir á ese tercio de casos condenado en la estadística, sin realizar un esfuerzo por reparar las lesiones, es una práctica funesta y censurable que debe abandonarse.

La estadística de Reclus, basándose sobre casos publicados, es falsa, porque numerosos casos de muerte no se han publicado.

Si es un hecho aceptado que las perforaciones viscerales son múltiples en la mayoría de los casos de penetración y que los accidentes que originan sobrevienen con lentitud para estallar fulminantes y mortales en un plazo imposible de precisar, hay que llegar á la conclusión de que siempre debe abrirse el vientre para cohibir la hemorragia, suturar las perforaciones y limpiar el peritoneo.

Sin duda de que muchos casos así tratados morirán, pero morirán á pesar de los esfuerzos de la cirugía, que les dio todas las posibilidades de vida, sin abandonarlos á una muerte inevitable, con la esperanza de que la naturaleza realizara algo menos que un milagro.

La extravasación fecal es la causa inmediata del proceso séptico más grave en cirugía y los casos en que así no ocurre son excepcionales. Tillaux, Reclus y Beck, para intervenir esperan la aparición de los fenómenos hemorrágicos ó peritoneales; Trelat, Smith, Mac Cormac y otros recomiendan la operación consecutiva al diagnóstico, porque consideran inevitable la peritonitis en todos los casos de penetración.

Hay que hacer siempre la laparatomía; es el único medio que tenemos para apreciar el estado de los órganos internos, ligar los vasos, suturar las heridas y librar al peritoneo de la materia séptica y de la sangre en que aquella encuentra tan excelente medio de cultivo. Si hecha la laparatomía resulta que hay penetración sin lesión visceral, nada se habrá perdido ni se originará daño alguno porque la mortalidad en las laparotomías exploradoras es muy reducida.

Los medios alternativos exponen al paciente á una muerte casi cierta y no hay término medio hábil que al adoptarlo pueda tranquilizarnos. Hay que escoger entre la laparatomía y no hacer nada, y para nosotros la duda no está ni siquiera permitida.

La intervención se impone en todos los casos y más seguro será su éxito cuanto más precozmente sea realizada, pues así los efectos de la infección periotoneal estarán menos avanzados y las fuerzas del paciente más conservadas.

El gran peligro está en que el cirujano espere la aparición de los síntomas indicativos de la lesión visceral para proceder á la intervención. Esperar la aparición de los síntomas peritoneales, revela una timidez quirúrgica inexcusable y expone á intervenir demasiado tarde con todas las probabilidades de éxito en contra.

Algunos cirujanos creen que el shock y el colapso prolongado contraindican la intervención. Si el shock y la hipotermia resultan de una hemorragia interna, es preciso buscar su fuente originaria; y en presencia de un herido que tiene pocas horas de vida, aunque se abrigue la convicción de que la hipotermia no es consecuencia de la hemorragia, la laparatomía no debe discutirse. Dura necesidad representa para el cirujano el correr los riesgos de que el herido se le quede sobre la mesa de operaciones, pero se registran repetidos casos de curación, después de la ligadura del vaso, á pesar del estado de shock del paciente, condenado irrevocablemente á morir si se hubiera dejado de intervenir.

Cuando han pasado algunas horas y han aparecido los signos de la infección peritoneal, todos los cirujanos están de acuerdo en que la única probabilidad de curación está en la intervención á pesar de las dificultades con que se tropieza al operar en esa condición.

Si han pasado más de 24 horas y los síntomas de la infección no se han presentado, bien porque el proyectil no interesó al peritoneo, ó si penetró no haya lesionado las vísceras, la laparatomía debe aplazarse y el paciente será cuidadosamente vigilado, obligándole al reposo y á una dieta de precaución.

Para no cansar más vuestra benévola atención, terminaré con las siguientes consideraciones generales, sugeridas por la observación de 334 heridos que hemos asistido en campaña.

 

1ª. La benignidad de las heridas que llamamos simples se debe más que al pequeño proyectil moderno, á los procedimientos de asepsia y antisepsia y al personal encargado de su aplicación.

2ª. La exploración en las heridas de armas de fuego tiene sus indicaciones restringidas.

3ª. La retención de un proyectil en los tejidos no daña al organismo y su extracción está sometida á indicaciones especiales.

4ª. La intervención conservadora en campaña reserva grandes prodigios al cirujano y llegará á imperar en absoluto cuando las ambulancias militares no ofrezcan las desventajosas condiciones que al presente.

5ª. Las operaciones mutilantes, tan frecuentes en pasadas guerras, y tan raras en las recientes, están llamadas á desaparecer del grupo de las intervenciones de campaña.

Y 6ª. La laparotomía en las heridas penetrantes de vientre constituye una operación de urgencia.

 

Antes de concluir, Sres., voy á haceros una súplica; disculpad los errores que haya cometido, y pensad que si pertenecer á la Sanidad de un ejército regular, -con personal idóneo que comparte responsabilidades, auxilie y aconseje, con elementos para atender los variados accidentes de la campaña y con absoluta seguridad para los heridos y personal sanitario,- es tarea científica que enaltece y aprovecha, prestar servicio de Sanidad en una fuerza irregular y en guerra de sorpresas, asistir heridos y enfermos sin compañeros que auxilien ó aconsejen, sin recursos quirúrgicos, ni medicamentosos para salvar vidas que se extinguen, presenciar la desaparición de amigos queridos, recibir diariamente noticias de hospitales asaltados, de heridos y médicos acuchillados por un enemigo brutal y despiadado, sufrir uno y otro día privaciones incalculables, y arrastrar una existencia insoportable física y moralmente………… ha sido la tarea reservada á los médicos cubanos que marcharon con su pueblo á la conquista de la libertad. 
 

*Archivos de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana. 9 (3): 62-87. Abril 1899.

**Coronel del Ejército Libertador de Cuba.

Curso previo Cirugía 2013Auspiciado por las secciones de Infecciones y Nutrición de la Sociedad Cubana de Cirugía fue efectuado en la sala de protocolo de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey el curso previo al Congreso Cirugía 2013, estando presente en la inauguración del evento los doctores Ramón Romero Sánchez, Jefe de la Sección de Infecciones de la SCC; Carlos Oliva Anaya, Jefe de la Sección de Nutrición; Carlos Romero Díaz, miembro de la Junta de Gobierno y presidente del Capítulo La Habana; Miguel García Rodríguez, decano de la Facultad de Medicina de Ciencias Médicas Curso previo Cirugía 2013y Orestes Noel Mederos Curbelo, miembro de la Junta de Gobierno, Jefe de Sección de Historia de la Cirugía y presidente de los Cursos del Congreso Cirugía 2013.

La actividad comenzó con las palabras de bienvenida por el Dr. Aquiles Rodríguez López, vicerrector  académico de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, seguidamente el Dr. Romero explicó el programa del curso, refiriendo que este se dedicaba a los profesores Miembros de la Junta de Gobierno de la SCC fallecidos recientemente: Jorge F. Abraham Arap y Lázaro Quevedo Guanche, así como los Profesores Camagüeyanos también fallecidos, Raúl Respall, Amaranto Borges y Julio Blanco, realizándosele un reconocimiento a los Profesores Consultantes en activo Oliverio Agramonte Buron y Odrey Ravelo Gutiérrez.

Durante los dos días de trabajos se realizaron 14 conferencias magistrales que versaron sobre aspectos como: Actualización en las infecciones Quirúrgicas, Nutrición y Sepsis, Manejo quirúrgico del Empiema Pleural, Mediastinitis, Absceso del Pulmón, Infecciones Intracraneales, Hepáticas, Intrabdominales localizadas y generalizadas, analizando el desempeño de la Anestesia, los Cuidados Intensivos y la Video Cirugía en la atención del enfermo séptico.

Impartidas por parte de 10 profesores de diversas provincias del país y participando 49 profesionales de cinco especialidades quirúrgicas, representando a seis provincias: Camagüey, Santiago de Cuba, Granma, Cienfuegos, Villa Clara y La Habana.

El evento se destacó por la calidad de las exposiciones y el amplio debate científico en que se desarrolló.

Las conclusiones de la actividad las realizó la Dra. María Del Carmen Romero Sánchez, Rectora de la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey.

Dr. C Ramón Romero
Coordinador del Curso
Jefe Sección Infecciones

Auspiciado por la Sociedad Cubana de Cirugía (SCC) mediante su Filial en La Habana y las Secciones Nacionales de Nutrición y de Infecciones, el sábado 24 de noviembre de 2012 fue efectuado el curso previo al Congreso Cirugía 2013 «Nutrición e Infecciones», teniendo como sede el teatro del Hospital Universitario «Comandante Manuel Fajardo» y actuando como coordinador y profesor principal del mismo el Dr. Carlos Oliva Anaya.

Al comenzar la actividad se presentó la presidencia integrada por el Dr. Abdo de Jesús Muñoz Hernández, director del Hospital Universitario, Dr. C. Orestes Noel Mederos Curbelo, miembro de la Junta de Gobierno de la SCC y presidente de la Comisión de Cursos del congreso Cirugía 2013, Dr. Carlos Romero Díaz, miembro de la Junta de Gobierno de la SCC y presidente de la Filial de la SCC en la provincia, MsC Dr. Carlos Oliva Anaya, Jefe de la Sección Nacional de Nutrición de la SCC y el Dr. C. Ramón Romero Sánchez, Jefe de la Sección de Infecciones de la SCC.

Seguidamente el Dr. Mederos realizó las palabras de apertura de la actividad explicando los resultados que se están obteniendo con la expansión del congreso con los cursos previos, logrando convertir desde el mes de septiembre a nuestro país en un verdadero evento nacional. Agradeció la asistencia de todos los presentes y los exhortó a un amplio debate científico. Terminó su intervención solicitando un minuto de silencio en recordación al profesor Jorge Abraham Arap, recientemente fallecido.
A continuación fue presentada la profesora Titular de la Escuela Nacional de Arte Yulil González, quien deleitó a los presentes con dos obras clásicas a guitarra, interpretadas brillantemente.

El evento se desarrolló con excelente calidad ofertándose ocho conferencias de alta actualidad, brindadas por un distinguido claustro de profesores de las especialidades de Cirugía, Terapia Intensiva y Medicina Interna, como son: MsC Dr. Carlos Oliva Anaya y el Dr. C. Ramón Romero Sánchez, la Dra. Carmen Sara Gómez, Dr. David León Pérez, Dra. Lidia Badell Moore, Dr. Moisés Morejón, presidente de APUA y el Dr. Héctor Plaza Roque, abarcando temas como: Prevalencia y consecuencias de la desnutrición y la sepsis asociada a enfermedades quirúrgicas graves; Respuesta sistémica frente a la infección; La barrera mucosa intestinal y translocación bacteriana; La Estrategia terapéutica para reducir la Sepsis y la Disfunción Múltiple de Órganos; Aspectos nutricionales en el paciente séptico; Valoración nutricional, Manejo y Soporte nutricional en el paciente quirúrgico séptico complicado; Inmunonutrición; Evaluación Nutricional e Indicadores de Calidad en Terapia Nutricional con la atención del paciente quirúrgico séptico; Complicaciones más frecuentes del paciente quirúrgico séptico; Papel de los antimicrobianos e inmunomoduladores en el control en la sepsis grave y el shock séptico; Nutrición y control de la sepsis en el manejo de la dehiscencias anastomóticas intrabdominales y las fístulas enterocutáneas; Pautas para el soporte nutricional de los pacientes quirúrgicos graves; Cálculo de requerimientos y recomendaciones en la terapia nutricional y las Bases para implementar una nutrición enteral o parenteral; teniendo un intervalo de receso para merendar.

Las conclusiones de la actividad fueron realizadas por el profesor Titular D. C. Orestes Noel Mederos, quien recordó que este curso de nutrición había salido de la programación regular de los congresos de Cirugía por no tener buena participación desde hacía 8 años, por lo que se había programado solamente para 30 participantes, pero este había rebasado las expectativas incrementando esta capacidad inicial a 138, de ellos siete profesores, participando profesionales de 6 provincias: La Habana, Artemisa, Cienfuegos, Villa Clara, Mayabeque y Camagüey, provenientes de 11 especialidades (Cirugía General, Medicina Interna, Intensiva del Adulto, Intensiva Infantil, Endocrino, Cardiología, Ortopedia, MGI, Coloproctologia y Enfermería Intensiva, pertenecientes a 28 centros asistenciales que incluyen 5 Institutos, 1 Policlínico Universitario, 21 Hospitales Universitarios y 1 Hospital Penitenciario. Por los éxitos alcanzados solicitó un aplauso a la comisión organizadora y en particular a su coordinador principal el profesor MsC Dr. Carlos Oliva Anaya, destacó además el rigor y actualización de los temas presentados, la defensa del trabajo multidisciplinario en la atención del enfermo quirúrgico grave, la cordialidad y disciplina mostrada por todos los participantes en el evento.

Terminó sus palabras trasmitiéndoles a los presentes en nombre de la dirección del Hospital Universitario Manuel Fajardo la voluntad de cooperación con todas las futuras actividades científicas.

Dr. Orestes Noel Mederos Curbelo
Miembro Junta de Gobierno SCC

Curso Cirugía TorácicaDurante los días del 15 al 19 de octubre de 2012 se desarrolló el curso teórico-práctico de Cirugía Torácica previo al «XII Congreso Cubano de Cirugía» en las instalaciones del Hospital Universitario Saturnino Lora de la provincia Santiago de Cuba.

Las actividades teóricas sesionaron en el salón de conferencias del Cardiocentro de este centro hospitalario y las actividades prácticas en la morgue y salones de operaciones del hospital.

En esta edición participaron 9 profesores y 24 cursistas de las provincias Camagüey, Holguín, La Habana, Las Tunas, Santi Spíritus y Santiago de Cuba.

La presidencia del acto inaugural estuvo integrada por: Dr. Antonio López Gutiérrez, rector de la Universidad Médica de Santiago de Cuba; Dr. Fidel González Peña, director del Hospital Universitario Saturnino Lora; Dr. C. Orestes Noel Mederos Curbelo, miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Cirugía (SCC) y presidente de la comisión de cursos del Congreso Curso Cirugía TorácicaCirugía 2013; Dr. Luis Piña Prieto, presidente de la Filial de la SCC en la provincia Santiago de Cuba y la Dra. Carmen María Cisneros Domínguez, vicedirectora Docente.

Seguidamente el Dr. Fidel González Peña ofreció a los participantes la bienvenida y la satisfacción de que el curso se desarrollara en el centro. El Dr. C. Orestes Noel Mederos Curbelo dijo las palabras de apertura de la actividad, expresando la importancia del mismo como parte de los cursos previos, que incrementan la participación de los cirujanos cubanos en las actividades del «XII Congreso Cubano de Cirugía». Destacó la calidad de los dos cursos realizados en Guantánamo recientemente y exhortó a los presentes a desarrollar una actividad rica en discusiones científicas.

Para dar comienzo a las actividades se rindió homenaje a dos profesores destacados en la Cirugía Torácica, ya jubilados, el Dr. Luis Rodríguez Sánchez y el Dr. Rogelio Maletá Robaina, a quienes se le reconoció el trabajo desarrollado por años en esta línea de desarrollo dentro de la cirugía. Se les entregaron estímulos, entre los que se destacó un cuadro a cada uno con las fotografías del colectivo de cirujanos con quienes Curso Cirugía Torácicacompartieron tantos años de labor.

El claustro académico estuvo integrado por un Profesor Titular y seis Auxiliares. Dos con el grado científico de Doctores en Ciencias Médicas. Representados por: Dr. Ramón González Couso, Dra. Ana María Nazario Dolz, Dr. C. Orestes Mederos Curbelo, Dr. C. Miguel E. García Rodríguez, Dra. Karina Muguercia Sarracén, Dr. Ulises Fabré De Armas, Dra. Soraida Acosta Brooks, Dr. Carlos Falcón Vilariño y Dr. Modesto Matos Tamayo.

Se impartieron 12 conferencias y se realizaron actividades prácticas de disección en bloques cardiopulmonares de cadáveres en la morgue, donde se trabajó en aspectos de la anatomía pulmonar y el estudio de las estaciones ganglionares, así como, presentación y discusión de casos ingresados y la realización de dos intervenciones quirúrgicas en salones de operaciones independientes (Bilobectomía superior derecha con linfadenectomia mediastinal por cáncer de pulmón y Bullectomia por enfisema pulmonar bulloso, esta última por vía vídeotoracoscopica).

Curso Cirugía TorácicaAl concluir las actividades científicas de la mañana, el viernes 19 se hizo la clausura, que comenzó cuando el Dr. Ramón González Couso cedió la palabra a la Dra. Ana María Nazario Dolz, quién dió a conocer la relatoría del evento. Seguidamente el Profesor de Merito Héctor del Cueto Espinosa, destacada figura de la medicina cubana y Director del Cardiocentro de Santiago de Cuba, dedicó unas palabras a los participantes sobre acontecimientos de su vida como cirujano y el desarrollo de la cirugía en Santiago de Cuba, en particular la cardiotorácica. El Dr. Lázaro Rodríguez Román, vicedirector primero del Hospital, ofreció unas palabras de despedida donde expresó la satisfacción del centro por la calidad y seriedad con que se había desarrollado el evento.

Por último, algunos cursistas representando a cada una de las provincias participantes, hicieron uso de la palabra para expresar su satisfacción y agradecimiento al claustro de profesores y organizadores por las experiencias vividas, los conocimientos ganados, además por el ambiente de intercambio constante mantenido durante todas las actividades.

Finalmente el Dr. C. Orestes Noel Mederos Curbelo, miembro de la Junta de Gobierno de la SCC y presidente de la comisión de cursos del congreso Cirugía 2013, realizó las palabras de  clausura, expresando que evaluaba este curso teórico-práctico de excelente, no solo por las brillantes conferencias que se presentaron, las numerosas discusiones científicas, la calidad de los ejercicios prácticos en la morgue y salones de operaciones, sino porque comenzó con un ejercicio de dignidad que honra al colectivo, el homenaje a dos profesores que dedicaron la vida al desarrollo de la cirugía torácica en la provincia. Destacó la importancia de siempre desarrollar en las actividades ese principio Martiano de: «honrar, honra», porque los logros de hoy, son fruto del esfuerzo de los que nos formaron ayer.

Curso Cirugía TorácicaAgradeció además a las autoridades académicas y administrativas, en particular al Dr. Antonio López Gutiérrez, rector de la Universidad Médica de Santiago de Cuba y al Dr. Fidel González Peña, director del Hospital Universitario Saturnino Lora, por el apoyo  brindado. Felicitó a los grupos de cirugía torácica de los Hospitales Universitarios Saturnino Lora y Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso por el éxito alcanzado en el evento, lo que demuestra madurez y experiencia en el desempeño de la atención a enfermos con afecciones quirúrgicas del tórax, ganadas en años de trabajo. Exhortó a los cirujanos más jóvenes a seguir profundizando en el estudio y trabajo de la cirugía torácica.

El día concluyó con un almuerzo de clausura en el restaurante de la Sociedad Árabe en Santiago de Cuba.

Dr. Orestes Noel Mederos Curbelo
Junta Gobierno Sociedad Cubana Cirugía

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Estimados colegas:
Tenemos la difícil misión de anunciar la pérdida lamentable de uno de nuestros más relevantes y queridos miembros de Honor, el distinguido profesor Titular de Cirugía y Doctor en Ciencias Médicas, Dr. Jorge Abraham Arap, vicepresidente de la Sociedad Cubana de Cirugía y Jefe de la Sección de Informática, quién falleciera a la edad de 65 años.

La comunidad quirúrgica de Cuba está de luto al perder a uno de sus más prestigiosos cirujanos en pleno ejercicio de su brillante carrera académica.  Hacemos llegar a su familia, colegas y amigos en general, nuestras más sentidas condolencias.

Junta Gobierno Sociedad Cubana Cirugía
Grupo Nacional Asesor del MINSAP
Sección Informática y Comité editor

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Estimados colegas:
Comunicamos que mañana: 9 de octubre, a las 11.OO am, se celebrará un acto solemne en el anfiteatro central del hospital Calixto García, en homenaje póstumo al profesor Jorge Abraham Arap.
Sus cenizas serán depositadas en el sitial histórico.
Nos unimos al dolor de la comunidad de cirujanos y al de su familia.

Dr. Abigail Cruz.
Hospital: Calixto García

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Nos sumamos a esas sentidas condolencias.

Perdimos a un gran hombre y amigo. Nunca faltó su consejo sabio. Maestro de maestros de la cirugía herniaria  en Cuba y mi Profesor, Tutor de mi Tesis de Doctor en Ciencias Médicas, todo lo que aprendí de la cirugía de la hernia y de la pared abdominal se lo debo a el. Hombre sencillo y de buenos sentimientos, fiel a su país.

Los que tuvimos la oportunidad de trabajar con el sabemos de su entrega total en la atención de sus pacientes.

Fue muy entusiasta en la creación de esta lista se discusion, el me sugirió que fuera su moderador junto con el Profesor Edelberto Fuentes. A partir de ahora tratare de hacerlo cada vez mejor en su honor.

Operemos las hernias con el amor con que el lo hacía y sigamos su ejemplo.

Dr. Roberto del Campo Abad
Hospital Manuel Fajardo

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Hoy al saber del fallecimiento del Profe Abraham me sumo al gran dolor que con seguridad cubre el corazon de todos los que lo conocimos y tuvimos el privilegio de su amistad y conocimientos.

Meiber.

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Distinguidos colegas, escribo poco por prudencia, pero sería deshonesto si no lo hago en este momento de luto para la comunidad de cirujanos. Conocí al Profesor Abraham y lo catalogo como íntegro pues reunía las cualidades de ser un excelente cirujano y más aún, mejor persona. Su pérdida será sentida. Llegue a sus familiares mis sentidas condolencias.

Dr.C. Juan Carral Novo.

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A: Dr. Juan Carlos García Sierra

Queremos, a traves de CIRURED, hacer patente nuestro pesar por el fallecimiento del Prof. Jorge Abraham en la mañana de hoy.
El Grupo Provincial de Cirugía desea hacer llegar a sus familiares nuestras más sinceras condolencias.

Prof. Dr. Armando López Pérez
J’ Grupo Provincial de Cirugía
Santiago de Cuba

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Estimado Dr. quisiera primeramente darle las gracias por su artículo dedicado al Dr Abraham, el cual fue un baluarte de la medicina cubana. El que le escribe es hijo de un primo hermano de el.
Gracias por todo.

Saludos.
Alejandro Abraham Gutiérrez.

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Estimado Sierra, me encuentro en el extranjero y me enteré de la dolorosa noticia de la muerte de nuestro común amigo y excelente cirujano Jorge Abraham Arap. Esta de luto la cirugía cubana, que pierde un exponente del cirujano de este tiempo, ético, trabajador, compañero y amigo, hombre de entrega incondicional a su profesión y a su país, a alguien que enseñó a varias generaciones de médicos y que supo poner en alto el nombre de Cuba en diferentes latitudes. Vaya a su familia, a los amigos más cercanos, al servicio de cirugía del Calixto García, donde ya no se le verá deambular, al Sitio Cirured y a la Sociedad Cubana de Cirugía, mis condolencias. Nos deja la huella de su enseñanza y sus acertadas opiniones.

Dr. Méndez Catasús.

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En nombre de todos los cirujanos camagüeyanos enviamos las más sinceras condolencias para su familia y en especial a sus hijos, por tan sensible pérdida para la sociedad en general y Cirugía en particular. Hablar del profesor, sería innecesario pues nos deja un ejemplo a seguir. Solo manifestar que Abraham escribió cosas dignas de leerse e hizo cosas dignas de escribirse.

Dr C. Miguel Emilio García Rodríguez

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Ayer al enterarme del fallecimiento del amigo Abraham, mi primer pensamiento fue de incredulidad, una persona tan buena, noble y sencilla nos parece siempre imposible que pueda morir, pero la vida nos depara este tipo de sorpresas desagradables. Siempre que visitó Camagüey tuvimos la oportunidad de compartir en familia, además de recibir sus aportes, siempre interesantes.
Llegue a sus hijos, familiares y amigos, nuestras muestras del más sentido pésame.

Dr. José Acosta de Varona

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Le escribe con gran pesar por el fallecimiento de ese admirado Profesor, verdadero maestro en el arte y en la ciencia de la cirugia general, el Dr. Radamés Adefna B (padre) y de mi hijo, el Dr. Radamés Adefna P, el cual está de mision en estos momentos, para  hacer llegar a la familia del profesor Arap y a la comunidad de cirujanos del país, nuestras condolencias más sinceras por su enfermedad y desenlace tan terrible. Por favor, lo sentimos profundamente. Lo recordaremos en cada Congreso de Cirugía, reunión territorial, conversatorio sobre hernias, en fin, en cada operación que hagamos estará siempre presente, estoy seguro que será así.

Dr. Radamés Adefna B

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Estimados colegas y amigos del Hospital Calixto García,
Muy triste por la lamentable pérdida de nuestro amigo, profesor y cirujano de todos.
¿Qué decir del Dr. Abraham? …, muchas cosas, todas buenas, pero lo más importante fue una excelente persona.
Mis más sinceras condolencias a su familia.
Saludos afectuosos,

Dra. Ismary Alfonso Orta.

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Amigo entrañable: siempre estarás con nosotros y te seguiremos viendo en tu ir y venir apresurado por los pasilllos del «CITED», subiendo el ascensor o las escaleras (según el día), presto a operar los casos programados. Interrumpido en muchas ocasiones para consultas sobre algún otro caso, a los que atendías siempre, sin excepción. Seguirás estando por la incansable perseverancia que te caracterizó, por tu entrega con cada paciente, tu incondicionalidad ante el llamado a cualquier hora: ¿ En cuántas guardias médicas pudimos siempre contar contigo?…en todas. Nos acompañaste ante cada situación de salud de nuestros familiares y tu amor y cariño tampoco nos faltó ante un problema de salud propio de nosotros. Tu mano estuvo siempre para todas/os. Gracias por tus aportes a la Geriatría, en particular a la Cirugía Geriátrica y por tu amor a nuestra especialidad. Gracias por haber existido y continuar existiendo en cada uno de nosotros. A toda tu familia, en especial a Normita Cardoso, a tus hijos: Jorgito Arap Cardoso y Javy Arap Cardoso, nuestras más sentidas condolencias.

Dra. Alina María González Moro (tu flaca) y colegas del CITED.

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Nuestra Filial se une al luto de la cirugía cubana. Nos abandona un hombre talentoso, no solo por sus conocimientos sino por su carácter. Los que lo conocimos poco, de eventos, congresos, reuniones, nos bastó para reconocer en él su profesionalidad y su profundo humanismo. Presto siempre a ayudar a todos sin importar distinción. Su pérdida es irreparable. No nos queda más que honrar su memoria con nuestra dedicación diaria al trabajo y a la investigción. Lleguen a sus familiares e hijos nuestras más sentidas condolencias.

Dr. Horlirio Ferrer Robaina
Presidente de la Filial de Artemisa

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Estimado colega, con profundo dolor recibimos la noticia del fallecimiento del prof Abrahan.  En nuestras instituciones provinciales, en los servicios de cirugía se le guardó un minuto de silencio en su memoria. La cirugia perdió fisicamente un valioso cirujano, pero su ejemplo seguirá en generaciones de cirujanos cubanos.  Llegue a su familia nuestro pésame.

Dr. Manuel de J. Pérez Súarez
Presidente Filial Granma

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Seguirá siempre en nuestros corazones por haber sido un AMIGO, como pocos saben ser,  HERMANO como ninguno y PROFESIONAL como el mejor, dispuesto siempre a ayudar a quien lo necesitara sin importar día, lugar, ni hora.
Gracias por haber existido.
Te vamos a extrañar por siempre.

Centro de Información, CITED

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Reciban de parte de todos los cirujanos del hospital clínico quirúrgico «Hermanos Ameijeiras» el más sentido pésame por el fallecimiento del Dr . Abrahan, nos sumamos al dolor de sus familiares y amigos.

Servicio de Cirugía General
Hospital Clínico Quirúrgico «Hermanos Ameijeiras»

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Estimados colegas:
Cuando el lunes 8 de octubre, a las 10:00 am, nos llamó por teléfono el profesor Asbel Vicente de la Cruz, secretario de la Sociedad Cubana de Cirugía y del Grupo Nacional de la especialidad, para darnos la noticia del fallecimiento de nuestro amigo Abraham y nos encomendara junto al Dr. Sierra de escribir las palabras de información que aparecerían en el sitio CIRURED, nunca pensamos lo difícil que nos resultaría esta tarea, a los pocos minutos ambos comprendimos la verdad, teníamos que redactar en breves párrafos el profundo cariño y respeto que había cultivado una persona extraordinaria entre todos los cirujanos cubanos, pero este gran hombre era el mismo que nos había acompañado diariamente durante años como un hermano mayor en un proyecto al que habíamos dedicado con intensidad nuestra vida, aquel que con madurez, sencillez y estricta disciplina nos había conducido desde su fundación. Hoy nos vemos obligado a escribir nuevamente a nombre de los colegas que compartimos esta noble tarea con él, no para resaltar sus valores y competencia como médico, cirujano, maestro y científico, cualidades que todos conocemos y admiramos, queremos destacar sus principios éticos de justicia, su coherencia para solicitar la realización de una tarea y su valentía para enfrentar todo lo que consideraba incorrecto, así era Jorge Abraham Arab, un hombre digno.

Nuestro presidente de la Sección de Informática ha fallecido a breves días de cumplirse el séptimo aniversario de su sitio CIRURED, fundado un 27 de octubre de 2005, a pesar del dolor que nos embarga hoy, a nombre de todos los colegas que lo acompañamos en esta tarea nos comprometemos a seguir su ejemplo de constancia diaria para mantener como el planteaba, «CIRURED por su calidad, debe ser el sitio inicial de búsqueda de los cirujanos cubanos».

Dr. Orestes Noel Mederos Curbelo
Hospital Manuel Fajardo
Secretario Sección de Informática

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Queridos compañeros de cirugía del Hospital Calixto García, con gran desconcierto y pesar recibí la noticia del fallecimiento de nuestro querido Abraham, a quién tuve el honor de conocer desde que ese hermoso y solidario País me brindó cobijo, el fue mi profesor, jefe del grupo de cirugía en el cual transité la residencia, recuerdo sus sabios consejos, como el de siempre dedicarse al menos de 2 a 4 hrs. diariamente al estudio antes de irnos a dormir, aunque pensáramos que ya no teníamos obligación de estudiar, por ser especialistas o doctores reconocidos, lo recuerdo tomando la palabra sabiamente en las entregas de guardia de nuestro servicio, siempre tratando de compartir su sabiduría quirúrgica con los colegas o alumnos, lo recuerdo operando con nosotros y siempre compartiendo sus destrezas y habilidades técnicas en las diferentes cirugías realizadas, en los congresos, pero también lo recuerdo como ser humano, afable, bromista, lo recuerdo en su función de padre ejemplar, siempre apoyando a Jorgito y Javier a caminar por el sendero correcto de hacerse hombres de bien.
No pude personalmente expresar mi sentir a sus queridos hijos, por no encontrarme en Cuba, espero que por esta vía les lleguen mis palabras, cuando se enfrenta la muerte de un ser tan querido, uno entra como en un estado de shok y toda palabra carece de consuelo, solo queda por decir que su obra y su ejemplo permanecerán por siempre en los que lo conocimos, en la obra de la cirugía cubana y de la medicina cubana que a pesar de tantas dificultades de todo tipo continúa firme en su noble misión de brindar salud a su pueblo.

Fraternalmente,
Dra. Marcia García

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Amigos:
Hace hoy siete dias de la muerte de nuestro colega, amigo y hermano, Abraham, la vida continua, pero su imagen persiste en nuestras mentes, como el tipo sencillo, caminador, activo, jaranero y a la vez recto. Este año operó un caso complejo con nostros en Camaguey, ayudado por
residentes, que tendran en su vida, el honor de decir operé con Abraham, como otros 25 años antes lo hicieron con su profesor Camayd, compartió con todos en el Hospital y en nuestras casas con marcada sencillez.
De toda Cuba y el mundo me han mandado mensajes relacionados con el. Pienso que el mejor homenaje, es recordarlo con sencillez, y sobre todo, impulsando sus ideas, para con valentia y profundidad, conribuior huildemente al mejoramiento social y humano.
Sus hijos siempre lo tendran, y les digo cuenten con nuestro apoyo.
Solo podría decir hoy, mañana y siempre, ¡Gracias Abraham!

Dr. C Ramón E. Romero Sánchez

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Estimados miembros de la Sociedad Cubana de Cirugía:
La cirugía cubana y los Hospitales «Enrique Cabrera» y «General Calixto García» no podrán nunca prescindir del nombre del Profesor Titular de Cirugía y Doctor en Ciencias Médicas, Jorge F. Abraham Arap, cuando traten de escribir el desarrollo histórico de esa especialidad en el período revolucionario.
El inesperado fallecimiento de este médico ejemplar, destacado cirujano y ser humano extraordinario, ha conmovido a la comunidad científica y a todos los trabajadores de la salud que tuvimos el privilegio de conocerle. Igualmente afectados se encuentran los estudiantes de pre y post-grado que se han enriquecido con sus enseñanzas, y también quienes fueron sus pacientes y los familiares de estos, que le han quedado eternamente agradecidos por la atención de excelencia que el Dr. Abraham supo brindarles siempre.
Nosotros le estaremos siempre agradecidos al Profesor Jorge Abraham Arap por su existencia.

María del Carmen Amaro Cano.
Profesora Consultante FCM «Gral. Calixto García».
Vice-Presidenta Sociedad Cubana Historia de la Medicina.

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Después de un profundo análisis de las propuestas y varios dias de revisión de documentos por la comisión creada al efecto, compuesta por la Presidencia y Secretaria de la sociedad (presidente y secretario) donde optaron colegas de las  filiales provinciales de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Sancti Spíritus, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo, se reconoce la calidad de los propuestos por sus currículos, participación en actividades de la S.C.C. y los trabajos enviados, es oportuno felicitarlos a todos.
 
Considerando el trabajo médico asistencial, docente y científico unido a importantes tareas administrativas, siempre desde la práctica diaria de la especialidad en la vice dirección quirúrgica del Hospital Clínico Quirúrgico Universitario «Lucía Iñiguez Landín»,  unido a resultados medibles, se decidió:
 
Otorgar la plaza a:  Dra. Nerza Enid Peña Pupo, de Holguín.

Se anexa su currículo vitae y trabajo a presentar.

En espera de su atención,  

Dr. José Miguel Goderich Lalán
Presidente Sociedad Cubana Cirugía