El 16 de octubre, pero del año 1935, nació en la antigua Sala de Maternidad del Hospital Universitario «General Calixto García», Octavio de la Concepción y de la Pedraja, «Tavito», nuestro inolvidable compañero, quien cumpliría hoy 81 años, cuya vida quedaría trunca por sus enemigos en 1967.
El joven afable, risueño, amigo de la jarana y explosivo ante lo mal hecho emprendió el camino de la lucha a fines de 1958, interrumpiendo sus estudios de medicina para marchar a encontrarse con las fuerzas rebeldes del Segundo Frente «Frank País» para luchar por la libertad de Cuba.
Al triunfo de la Revolución es designado jefe de Sanidad Militar en la zona de Baracoa, Guantánamo y Yateras y en febrero de ese año regresa a sus estudios, mientras labora en el Hospital de la Policía Nacional Revolucionaria. Después hace el internado en el Hospital Carlos J. Finlay y vuelve a Baracoa para cumplir su Servicio Médico Social Rural, lugar donde alcanza la militancia del Partido Comunista de Cuba., con solo 27 años de edad.
En 1963 vuelve a su natal Hospital «General Calixto García» para cursar la especialidad de cirugía, en el equipo del Jefe del Departamento de esa especialidad, destacado cirujano y profesor José Antonio Presno Albarrán, en la sala «Enrique López», sin abandonar su condición de médico militar, hasta que el deseo de colaborar con la libertad de otros pueblos, le lleva a sumarse a las fuerzas internacionalistas comandadas por el «Che», primero en el Congo y luego en Bolivia.
En este último país, durante 11 meses, se mantiene firme en la lucha, aunque su estado de salud iba en franco deterioro. En febrero enfermó de paludismo, no obstante, realizó largas marchas y atendió a compañeros y enemigos heridos. En agosto, el Che anota el empeoramiento de la salud del Moro, por una crisis de lumbago.
Después de tres jornadas de caminata continua, sin alimentos y con sed, el grupo en el que está Tavito llega el 12 de octubre a la confluencia de los ríos Mizque y Grande, punto custodiado por tropas para evitar que puedan obtener agua. Cuando los guerrilleros tratan de llegar al río, los soldados abren fuego. Los revolucionarios ripostan y continúan decididos su avance hasta que todos caen acribillados por las balas enemigas, que no le permitieron celebrar su 32 cumpleaños -que sería 4 días más tarde- pero sólo lograron con ello perpetuarnos en el recuerdo a un joven valiente, revolucionario a toda prueba, médico por vocación, comprometido siempre con sus pacientes, amante apasionado del amor, de la vida, de la familia, de la amistad, de la justicia y de la libertad. Tavito fue combatiente-médico y médico-combatiente, en la Sierra, en el Congo y en Bolivia.
Nosotros queremos seguir recordando a Tavito joven, alegre, con su contagiosa sonrisa, burlón hasta la exasperación, cálido, sensible ante el dolor ajeno, justo, valiente; pero sobre todo, revolucionario apasionado que luchó siempre por un mañana mejor.
Por ello permanecerá siempre joven en nuestra memoria, con su contagiosa sonrisa y su inmenso amor a la vida.
MsC. María del Carmen Amaro Cano
Vicepresidenta Sociedad Cubana Historia de la Medicina
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