Tavito, el compañero inolvidable

Dr. Octavio de la Concepción y de la PedrajaEl Dr. Octavio de la Concepción y de la Pedraja (Tavito), formado como médico y cirujano en los servicios de nuestro querido Hospital General Calixto García, permanecerá eternamente en nuestro recuerdo, por su entera dedicación a la causa de la libertad, la dignidad y la justicia social.

El 8 de octubre de 1967, el Che había intentado romper el cerco durante la noche, con la intención de llegar a Valle Grande. Durante el desigual combate de ese día, el Che y un reducido grupo de compañeros aguantan heroicamente el ataque del Ejército para que los compañeros que se encuentran en malas condiciones de salud, entre ellos, Tavito (el Moro, Muganga, Morogoro), puedan salir escoltados.

Solo tres de los dieciséis cubanos combatientes sobrevivieron. Parte de ese grupo, comandados por Ernesto Guevara, logran llegar hasta la Quebrada del Yuro, donde este último sería herido, capturado y asesinado al día siguiente.

Tavito se encontraba entonces muy enfermo, con una fuerte ciatalgia que no le permitía apenas caminar, motivo por el cual el Che lo envió con un grupo de enfermos y heridos, que su pelotón cubriría.

Después de tres jornadas de caminata continua, sin alimentos y con sed, llegan el 12 de octubre a la confluencia de los ríos Mizque y Grande, punto custodiado por tropas para evitar que pudieran obtener agua. Cuando los guerrilleros tratan de llegar al río en busca del necesario líquido, los soldados abren fuego. Ellos ripostan y continúan decididos su avance hasta que todos caen acribillados por las balas enemigas.

El grupo logró llegar hasta Cajones donde fueron alcanzados por las tropas del ejército boliviano y ultimados el 12 de octubre, siendo enterrados clandestinamente.

A solo 4 días de cumplir 32 años de edad, caía en combate «Muganga» -que en swahili significa «médico» o «adivino»- sobrenombre que había adquirido en la lucha de Liberación de El Congo, en la que había participado con el grupo de cubanos, dirigidos por el Che.

Tavito está indisolublemente ligado a la historia del Hospital General Calixto García. En su Sala de Maternidad nació el 16 de octubre de 1935. En los distintos Servicios de Clínica del hospital, realizaría sus prácticas de medicina, carrera que tuvo que interrumpir en 1957, por el cierre de la Universidad, durante la dictadura batistiana.

Regresó a Tacajó, donde se habían instalado sus padres desde la época de su niñez, y allí se vinculó al M-26-7. Poco después tomó el camino de la montaña y se unió a las fuerzas rebeldes de Raúl Castro, con las que permaneció hasta el fin de la guerra.

Al triunfo de la Revolución ocupó responsabilidades en la Jefatura de la Sanidad Militar y en la Organización Nacional de Inválidos (ONDI). Paralelamente reanudó y finalizó sus estudios de medicina. Tras un curso de medicina militar de batallón, fue nombrado Jefe de la Sanidad Militar y cirujano en el hospital de Baracoa, donde realizó su Servicio Médico Rural. Allí fue electo trabajador ejemplar e integró las filas del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), con sólo 27 años.

Con estos créditos regresó al Hospital General Calixto García, su lugar natal –en el sentido literal de la palabra- a iniciar su Residencia en Cirugía, con el privilegio de contar como Profesor al Jefe del Departamento, Doctor José Antonio Presno Albarrán, paradigma de médico, cirujano y hombre comprometido socialmente con su tiempo, quien fallecería once años más tarde de la caída en combate de su alumno, el 14 de octubre de 1978.

José Ramón Machado Ventura, ex ministro de Salud Pública y ya por ese entonces Miembro del CC del PURSC, fue quien propuso a Tavito al Che para acompañar a éste en su lucha africana.

En Congo fueron varios los médicos que participaron con el Che en la guerrilla, de diferentes especialidades: cirugía general, ortopedia, medicina interna y epidemiología. Todos ellos de profundas convicciones revolucionarias y, aunque jóvenes, con buena preparación científico-técnica. Entre ellos, el Che eligió a Tavito para acompañarle a Bolivia. Se convertía así en combatiente-médico y médico-combatiente, en la Sierra, en El Congo y en Bolivia.

Tavito es la suma y compendio de un hombre común y corriente que supo alcanzar el grado de extraordinario en los momentos necesarios. «Ser hombre es dificilísima y pocas veces lograda tarea» -dijo el Apóstol.

Al pensar en aquel joven que asumiera la responsabilidad de luchar por las mejores causas en África y América, después de haber participado en la lucha por la liberación de su Patria y en la fase inicial de la construcción de una nueva sociedad mas justa para todos los cubanos, vienen a la memoria aquellas palabras del Che en El socialismo y el hombre en Cuba: «El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible».

No cabe duda que Tavito fue un hombre que amó intensamente la vida, que no pudo ocultar ante nadie su profundo amor hacia Hilda, su madre; que disfrutó del cariño de su familia, del afecto y reconocimiento sinceros de sus pacientes, camaradas y amigos; y que ofreció su generoso corazón a la Revolución y al trabajo de su profesión; pero también al trabajo voluntario agrícola y de la construcción de nuevas obras para la sociedad en la que vivió, y que contagió a todos con su juvenil entusiasmo y alegría.

Hoy, a pocos días de conmemorar el aniversario 78 de su natalicio, y recordar con profundo dolor y tristeza su desaparición física, hace ya 46 años, queremos patentizar, una vez más, nuestra fidelidad a su recuerdo.

¡Su ejemplo constituye, hoy y por siempre, modelo de combatiente por la libertad, la dignidad y la unidad de la Patria Americana y de todos los pueblos del mundo que aspiran a un mañana mejor!.

María del Carmen Amaro Cano
Profesora Consultante
FCM «General Calixto García»