toxinas

Cuando se piensa en un pez venenoso, es común acordarse de la imagen de un pez globo. En la especie así denominada –a decir verdad, un nombre popular de diversos peces del orden de los Tetraodontiformes–, el veneno está presente en la carne. Si se come su carne no tratada previamente para la extracción de la toxina, se corre peligro de muerte. El pez globo es venenoso, pero no tiene colmillos ni espinas para inyectar toxinas en sus víctimas a los efectos de inmovilizarlas. El Thalassophryne nattereri, cuyo nombre popular en portugués es ninquim, habitante de aguas poco profundas, posee todo eso. Ampliar…

La proteína de un microorganismo que vive en el suelo tiene la capacidad de generar buena respuesta inmunológica, con lo que se podrían mejorar las vacunas, descubrió la investigadora de la UNAM, Leticia Moreno Fierros.

La doctora en biología celular de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala encontró que la protoxina y toxina Cry1Ac de la bacteria Bacillus thuringiensis, con actividad tóxica hacía varias larvas de polillas y mariposas que induce inmunidad en las mucosas nasales e intestinales.

Luego de probar en experimentos la eficiencia de la protoxina, encontró que sus propiedades mejoran la respuesta inmunológica hacia diferentes antígenos, como péptidos de VIH, polisacáridos de neumococo, antígeno de superficie de hepatitis B y enfermedades parasitarias.

Explicó que las mucosas son la principal vía de entrada de los organismos patógenos, que invaden los tractos gastro-intestinal, respiratorio y genito-urinario, pero también en ellas hay muchas células del sistema inmunológico, así como epiteliales que nos protegen.

En su trabajo de laboratorio, la universitaria logró la estandarización de metodologías para aislar los linfocitos ubicados en las mucosas, como los que hay entre las células epiteliales, los de la lámina propia, que es tejido conectivo debajo del epitelio, y de los agregados linfoides.

Con esa técnica, se puede avanzar hacia una posible aplicación de mejora de vacunas. «Nos interesa dirigir la respuesta inmune hacia ciertos sitios, según la vía de infección de los distintos patógenos, y para lograrlo requerimos más conocimiento de cómo regularla en zonas específicas», abundó.

Actualmente, la investigadora y sus colaboradores se enfocan a dilucidar el mecanismo de acción de la toxina Cry1Ac en células inmunes, destacó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en un comunicado.

«Buscamos a su posible receptor a nivel celular. Hasta ahora conocemos su blanco tóxico y su receptor en larvas de insectos, pero vemos que puede activar directamente células del sistema inmunológico. Con esto presumimos la existencia de algún receptor que esperamos identificar en nuestras actuales investigaciones», agregó.
abril 14/2013 (Notimex).-

Tomado del boletín de selección temática de Prensa Latina: Copyright 2013 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.»

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