Se sabía que el sistema inmunológico era crucial en la formación de placas arterioscleróticas, pero hasta ahora se ignoraba qué señales guiaban a las células a la pared arterial.
Investigadores españoles han descubierto una de las señales que atraen y guían a las células del sistema inmunológico a la pared arterial para formar las placas que provocan la arteriosclerosis, enfermedad que causa unas 130 000 muertes al año en España.
El aumento de los niveles de colesterol en sangre (hipercolesterolemia) es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de arteriosclerosis, enfermedad inflamatoria crónica consistente en un endurecimiento progresivo de las arterias de mediano y gran calibre, causando un estrechamiento de las mismas que puede resultar en la oclusión del vaso e impedir el flujo de sangre, lo que, a su vez, puede dar lugar a un infarto de miocardio cuando el corazón se resiente o a un ictus cuando afecta al cerebro, pudiendo en ambos casos incapacitar al paciente o causar su muerte de forma fulminante.
Se sabía que el sistema inmunológico desempeñaba un papel importante en la formación de las placas arterioscleróticas (placas de colesterol), pero hasta ahora se desconocía cuáles eran las señales que atraen y guían a las células del sistema inmunológico a la pared arterial para formar esas placas arterioscleróticas.
Tres grupos de investigación de la Red de Investigación Cardiovascular (RECAVA), perteneciente al Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Ciencia e Innovación, han desarrollado conjuntamente un estudio científico coordinado por el Dr. José Martínez, del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC) de Barcelona, destinado a encontrar alguna de estas señales.
La investigación se llevó a cabo en 107 individuos aparentemente sanos que se sometieron a un examen ultrasonográfico de las arterias carótidas para detectar la enfermedad en sus fases más tempranas (arteriosclerosis subclínica). Los científicos de RECAVA observaron cómo los niveles de colesterol en sangre, iguales o mayores a 240 mg/dL, se asociaban con una mayor producción de una molécula llamada CCL20.
La CCL20 es quimioatrayente, es decir, atrae y provoca que entren en funcionamiento los linfocitos T, células del sistema inmunológico que provocan la inflamación de la pared de los vasos sanguíneos.
Los investigadores de RECAVA han conseguido demostrar también que las arterias de pacientes con arteriosclerosis sintetizan y liberan CCL20 y que esta molécula es producida sobre todo por las células musculares de las arterias como respuesta a una elevación de las LDL, el llamado colesterol malo.
Intervención de la proteína NFkappaB
La investigación de RECAVA constituye el primer estudio científico que describe un aumento temprano de la CCL20 en pacientes con mayor riesgo cardiovascular y que analiza el mecanismo molecular a través del cual las LDL estimulan su producción. Por ello ha merecido la publicación en el último número de la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology, de la American Heart Association.
En esta investigación han participado científicos que desarrollan su actividad en el Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC) y el Hospital de Sant Pau de Barcelona, el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) y la Clínica Universitaria de Navarra y la Fundación Jiménez Díaz (FJD) de Madrid.
El estudio describe igualmente que en el proceso interviene NFkappaB, una proteína típica de las reacciones inflamatorias, que en este caso se activa por un componente de las LDL cuyo contenido aumenta cuando éstas se oxidan (ácido lisofosfatídico o LPA).
Lo más importante para los pacientes es que el LPA actúa a través de receptores específicos cuyo bloqueo farmacológico reduce la respuesta de las células musculares a las LDL.
Esto significa que la CCL20 podría ser útil como biomarcador de evolución de enfermedad cardiovascular, pero sobre todo podría abrir un nuevo frente de tratamientos pioneros basados en que esta molécula pueda frenar la participación del sistema inmune en la arteriosclerosis y de ese modo retrasar el desarrollo de la enfermedad, particularmente en pacientes de alto riesgo con hipercolesterolemia.
Octubre 1/2011 (Diario Salud)
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