estatinas

Los pacientes con enfermedades cardíacas que toman estatinas para reducir sus niveles de colesterol son menos propensos a desarrollar depresión, según un estudio del Cento Médico VA de San Francisco en Estados Unidos, publicado en Journal of Clinical Psychiatry .
Un grupo de investigadores dirigido por Mary Whooley, autora principal del estudio y profesora de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) analizó a 965 pacientes con enfermedades cardíacas. Del total, 776 no tenían depresión (520 consumieron estatinas durante 6 años).
El 18,5 % de los que tomaban estatinas desarrollaron depresión, mientras que el 28 % de los que no consumió estatina, no lo hizo. Por tanto, el 38 % de los que consumieron estatinas fueron menos propensos a tener depresión clínica.
«Esta investigación sugiere que las estatinas podrían tener efectos positivos de protección contra la depresión a largo plazo, tal vez ayudando a prevenir la ateroesclerosis cerebral, que puede contribuir a la aparición de síntomas depresivos», asegura Whooley.
Además, «las estatinas pueden tener efectos positivos en el endotelio manteniendo los vasos sanguíneos menos rígidos y por lo tanto con más capacidad de adaptarse a las necesidades cambiantes del organismo. El mecanismo exacto aún se desconoce, por lo que son necesarios más estudios», afirma Whooley.
Whooley advirtió que es posible que los pacientes que tomaron estatinas «en general se encuentran en mejores condiciones de salud, a pesar de que en nuestro trabajo se hayan tenido en cuenta factores como el hecho de que una persona sea fumadora, realice actividades físicas y tenga colesterol».
«Si se demuestra que las estatinas protegen de la depresión se deberían usar para reducir sus síntomas en pacientes con patologías cardíacas y para mejorar los resultados cardiovasculares en las personas depresivas», añade Whooley.
Por otra parte, estudios previos explican que aquellos enfermos cardíacos con depresión son menos propensos a realizar ejercicio y a seguir un tratamiento con fármacos, lo que incrementa los riesgos de sufrir un ataque al corazón o ictus.
Febrero 28/2012 (Diario Médico)

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