arterias

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han logrado identificar una diana potencialmente implicada en el endurecimiento de las arterias, un proceso que constituye un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y que constituye un fenómeno prevalente en hipertensión, aterosclerosis y durante el envejecimiento.

Según han explicado los expertos, cuya investigación ha sido publicada en la revista Molecular and Cellular Biology (doi: 10.1128/MCB.00036-13 ), la matriz extracelular, el componente orgánico existente entre las células en los organismos multicelulares, determina las propiedades de dureza y elasticidad de los tejidos, un aspecto «muy importante» en el sistema cardiovascular.

Las lisil oxidasas constituyen una familia de enzimas responsables de establecer uniones covalentes en las fibras de colágeno y elastina, en lo que supone una etapa clave en la estabilización y maduración de la matriz extracelular.

«La expresión incrementada de estas enzimas da lugar a una matriz más rígida, menos elástica, de modo que las lisil oxidasas determinan en gran medida las propiedades biomecánicas de los tejidos», ha comentado el investigador del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, centro mixto del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Rodríguez Pascual.

De hecho, la síntesis y deposición de componentes de matriz extracelular están reguladas por un conjunto de hormonas y factores celulares, entre los cuales el factor de crecimiento transformante (TGF-1) juega un papel relevante, directamente relacionado con el desarrollo de patologías cardiovasculares que provocan pérdida de elasticidad de los vasos sanguíneos.

En este sentido, el estudio relaciona directamente la acción del TGF-1 con un aumento notable de la expresión vascular de una forma de lisil oxidasa, la isoforma 4 (LOXL4, en inglés). «A través de este efecto sobre la expresión de LOXL4 se podría explicar la capacidad del TGF-1 de promover el endurecimiento arterial y, por consiguiente, su contribución al desarrollo de estas patologías», ha zanjado el investigador.
agosto 2/2013 (JANO)

Oscar Busnadiegoa, José González-Santamaríaa, David Lagaresb, Juan Guinea-Viniegrac, Cathy Pichol-Thievendc, Laurent Mullera. LOXL4 Is Induced by Transforming Growth Factor ß1 through Smad and JunB/Fra2 and Contributes to Vascular Matrix Remodeling.Mol. Cell. Biol.vol. 33 no. 12 2388-2401.13  Jun 2013

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Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut (Estados Unidos), y la University College London (UCL), en Reino Unido, han descubierto el mecanismo molecular por el cual nuevas arterias pueden formarse después de ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades agudas sin pasar por las arterias que están bloqueadas, según los resultados de su investigación, publicados en la revista Developmental Cell. (10.1016/j.devcel.2013.03.019).

Las arterias se forman en el útero y durante el desarrollo, pero también se pueden formar en los adultos cuando los órganos se ven privados de oxígeno, por ejemplo, después de un ataque al corazón. Los órganos liberan una señal molecular denominada VEGF y, trabajando con los ratones, el equipo de Yale-UCL descubrió que para que se formen arterias, VEGF debe unirse con dos moléculas conocidas como VEGFR2 y NRP1, y los tres trabajan como un equipo.

Los científicos examinaron a los ratones que carecían de una pieza particular de la molécula NRP1 que transporta VEGF y VEGFR2 a un centro de señalización en el interior de las paredes de los vasos sanguíneos y observaron que los órganos internos de estos roedores contenían ramas arteriales mal construidas. Además, los ratones no pueden reparar de manera eficiente la obstrucción de un vaso sanguíneo a través de la formación de nuevas arterias.

«Hemos identificado un nuevo e importante mecanismo que regula el transporte de VEGFR2 en las células vasculares», dijo el autor principal, Michael Simons, profesor de Medicina y de la Biología Celular y director del Centro de Investigación Cardiovascular de la Escuela de Medicina de Yale. «Esto abre nuevas posibilidades terapéuticas para el desarrollo de fármacos que estimulan o inhiben la formación de vasos sanguíneos, metas importantes en terapias cardiovasculares y anticancerígenos, respectivamente», añade Simons, que también es profesor honorario de Medicina en UCL.
abril 30/2013 (EP)

Anthony Lanahan, Xi Zhang, Alessandro Fantin, Zhen Zhuang, Felix Rivera-Molina, Katherine Speichinger. The Neuropilin 1 Cytoplasmic Domain Is Required for VEGF-A-Dependent Arteriogenesis. Developmental Cell 25(2) pp. 156 – 168.29 Abril 2013

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Los vasos sanguíneos funcionales -que pueden almacenarse refrigerados- fueron probados en pacientes sometidos a diálisis.
El ensayo es preliminar y todavía será necesario llevar a cabo estudios más amplios, pero tal como informaron los investigadores durante un seminario de la Asociación Estadounidense del Corazón, los resultados fueron exitosos.
Según los científicos, estos «injertos vasculares de tejido alogénico regenerado» tienen el potencial de lograr que los tratamientos de diálisis y otros procedimientos, como la reparación de arterias dañadas y defectos cardíacos, sean «más rentables».
Además, como para la creación del tejido se pueden utilizar las propias células del paciente esto evitaría el rechazo del sistema inmune, que suele ser uno de los principales problemas con este tipo de trasplantes.
Y lo principal, señalan los investigadores, es que estos tejidos podrían estar disponibles, almacenados en el refrigerador, para ser usados cuando se les requiera.
Los vasos de laboratorio fueron creados por el doctor Todd McAllister y su equipo, que incluye a científicos argentinos y polacos, de la empresa Cytograft Tissue Engineering Inc., basada en California, Estados Unidos.
Tal como informa el doctor McAllister «nuestro enfoque podría permitir que cientos de miles de pacientes puedan ser tratados a partir de una línea celular maestra».
Para la producción de los vasos los científicos utilizaron una técnica que involucra crear capas de tejido con células de la piel donadas que se colocan en una estructura de apoyo, similar a un andamio, en forma de tubo.
Una vez formada la estructura tubular, de unos 30 centímetros de largo y 4,8 milímetros de diámetro, los científicos implantaron el tejido en el brazo de tres pacientes que iban a ser sometidos a diálisis.
Uno de los tipos más comunes de diálisis, la hemodiálisis, requiere insertar una aguja en una vena por la cual la máquina extrae la sangre del paciente, la «limpia», y luego vuelve a colocarla en el cuerpo por otra aguja insertada en una arteria del paciente.
Sin embargo, como los pacientes con insuficiencia renal deben someterse de forma regular a este tratamiento, sus vasos sanguíneos con el tiempo resultan dañados y enfrentan problemas para poder disponer de venas y arterias adecuadas para las agujas de diálisis.
Cuando esto ocurre una alternativa es implantar un shunt o derivación (una conexión artificial entre la vena y la arteria) ya sea producido con los propios vasos del paciente o materiales sintéticos.
Pero éstos, como dice el doctor McAllister, suelen fracasar o ser rechazados por el paciente.
Ahora, los nuevos vasos sanguíneos creados en el laboratorio fueron implantados en los pacientes como shunts para diálisis.
Los pacientes fueron observados durante ocho meses después del trasplante y durante ese período, dicen los investigadores, ninguno de los individuos desarrolló alguna reacción inmune a los injertos.
Y los vasos implantados lograron resistir la presión y el uso frecuente de pinchazos de aguja durante sus sesiones regulares de diálisis.
Los científicos están ahora llevando a cabo ensayos más amplios con pacientes de diálisis y también comenzaron ya a probar la seguridad y efectividad de los injertos en pacientes que requieren cirugía de bypass en las extremidades inferiores.
«Estos vasos rentables y eficaces podrían por ejemplo ayudar a niños con defectos cardíacos congénitos y a pacientes con arterias de la pierna dañadas», dice el doctor McAllister. «Y también podrían ayudar a soldados heridos que de otra forma podrían perder una extremidad», agrega.
A principios de este año, otro equipo de la empresa de biotecnología Humacyte y el Centro Médico de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, anunció la creación de vasos creados en el laboratorio con células de músculo liso.
Las arterias fueron probadas exitosamente en babuinos para operaciones de bypass coronario y los científicos pudieron utilizarlas hasta 12 meses después de haberlas creado.
Pero ahora por primera vez se probaron estos tejidos en seres humanos. Junio 30/2011 (Diario Médico)

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