La autopsia, considerada el mejor método de estudio del enfermo y la enfermedad, corrobora que los pacientes pueden morir por la acción directa del virus (fallecidos por la COVID-19), mientras que otros positivos al SARS-CoV-2, no mostraron cambios morfológicos pulmonares atribuidos a la acción del virus.
Se propone establecer los criterios diagnósticos morfológicos en el contexto de la epidemia por el SARS-CoV-2 y la COVID-19 en los fallecidos en Cuba, a partir del estudio sistemático de las autopsias.
Se han identificado los patrones morfológicos que se establecen en los pulmones de los pacientes fallecidos bajo el efecto de la COVID-19. El edema pulmonar de permeabilidad con el ensanchamiento de tabique pulmonar, el depósito de la membrana hialina desorganizada en el interior de los alveolos, el desprendimiento de células epiteliales (neumocitos y células bronquiales y bronquiolares), seguida de la hiperplasia epitelial con presencia en ocasiones de cambios metaplásicos y atipias, y finalmente, la fibrosis.
Cuando se realizan autopsias, es posible ubicar cada enfermedad en su lugar, en el cronopatograma, lo que permite realizar el reparo de los certificados de defunción, para evaluar el lugar que la COVID-19 ha ocupado como causa de muerte en la población estudiada.
En criterio del colectivo, identificar en las alteraciones morfológicas, es imprescindible para elaborar el cronopatograma del fallecido y la adecuada evaluación clínico patológica del paciente.
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