En ocasión del XII Aniversario del sitio web de la SCAP

Este último aniversario lo hemos estado celebrando dedicados a la batalla contra el SARS-CoV-2 y su manifestación clínica la COVID-19, tanto desde los trabajos y comentarios de patólogos cubanos, como las publicaciones de autores cubanos y extranjeros.

Se ha insistido en las experiencias de patólogos cubanos en el estudio del DMO (Daño Múltiple de Órganos), expresión morfológica del SDMO (Síndrome de Disfunción Múltiple de Óranos), a su vez expresión clínica de la RIS (Respuesta Inflamatoria Sistémica). Esta, a su vez, se ha demostrado que es la respuesta a todo trastorno que afecte de modo vital al organismo, controlada o no por uno u otros pacientes; de esto, la COVID-19 es un ejemplo.

Cuando la RIS es exagerada, da lugar primeramente a la llamada “tormenta de citoquinas” que preferimos llamar mediadores –los conocidos y los por conocer, no solo citoquinas– y como consecuencia inmediata, a una hipoxia generalizada. Estas son las que dan en la clínica las manifestaciones del SDMO o fallo múltiple de órganos que cuando el paciente fallece se manifiesta en las lesiones propias del DMO.

La respuesta terapéutica adecuada para revertir esta situación hemos sugerido debe ser la administración de inmunomoduladores y oxigenación suplementaria –consecutiva al edema pulmonar de permeabilidad o “distress respiratorio”– tan pronto ocurra este descontrol de la RIS.

En Cuba se han utilizado varios medicamentos de producción nacional, ente ellos el Juvintza como inmunomodulador, comprobada su utilidad incluso en las autopsias estudiadas por el Grupo Temporal creado al respecto; y falta el uso del ozono, insistimos, desde el primer momento en que se producen estas alteraciones, o mejor, antes de que ocurran.

Queda en manos de los intensivistas e investigadores demostrar en qué pacientes la RIS se descontrola, en qué momento esto ocurre y si los medicamentos que sugerimos u otros son los más adecuados para frenar y/o revertir los daños producidos por la RIS; o sea, la disfunción inmunológica y la hipoxia generalizada que afectan a todo el organismo.

Además, los antivirales capaces de destruir el SARS-Cov-2, de los que aún queda pendiente por demostrar cuales son los daños que producen per se y distinguirlos de los producidos por la RIS.

Esperamos que el próximo aniversario lo celebremos libres de la pandemia. Hasta entonces, seguiremos luchando seguros de que en esta batalla también VENCEREMOS.

Editor

En: Editorial #

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