Trabajo publicado por el Dr. Joaquin Urbizo, de la Facultad de Estomatología «Raúl González Sánchez», Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, y otros autores en la Revista Cubana de Estomatología.
En este trabajo se presenta un caso de un tumor odontogénico adenomatoide extrafolicular mandibular. Se trata de una paciente femenina de 12 años de edad, con aumento de volumen asintomático en la encía mandibular del lado izquierdo, sin antecedentes patológicos de interés, de tiempo de evolución no precisado.
Extracto
El tumor odontogénico adenomatoide, es una lesión clasificada por la OMS1 dentro de los tumores odontogénicos benignos compuestos por epitelio odontogénico con estroma fibroso maduro sin participación del ectomesénquima. Se debate mucho acerca de la verdadera clasificación de este tumor, si se trata de un hamartoma o de una verdadera neoplasia. Los seguidores de la categoría de hamartoma justifican su planteamiento basados en el restringido potencial de crecimiento y tamaño limitado, así como la ausencia de una capacidad de recurrencia inherente.
Por el contrario, los que sostienen la teoría de su origen neoplásico señalan que la lesión es de crecimiento lento y su remoción temprana previene que esta alcance tamaños significativos y también plantean que muchos casos que han permanecido sin tratar han alcanzado dimensiones considerables, causando asimetría facial. Además plantean que el espectro histopatológico observado en el tumor odontogénico adenomatoide es inconsistente con las variaciones que se observan en las anomalías de desarrollo.
La idea del origen de esta lesión a partir del epitelio reducido del órgano del esmalte se ha reforzado por muchos estudios ultraestructurales e inmunohistoquímicos. Representa entre el 2 y el 7 % de todos los tumores odontogénicos.1,2 El rango de edades de presentación fluctúa entre los 3 y los 80 años, aunque más de dos tercios se diagnostican en la segunda década de la vida y más del 90 % antes de los 30 años de edad con una proporción hombre-mujer de 1:1,9. Más de la mitad de los casos se presenta en adolescentes.
La gran mayoría de estos tumores tienen una localización intraósea, preferentemente en la maxila con respecto a la mandíbula (proporción de 2,1:1). Es llamado por algunos como el tumor de los «dos tercios», pues: «dos tercios» ocurren en la maxila, «dos tercios» se ven en el sexo femenino, «dos tercios» se asocian con dientes retenidos y «dos tercios» de los dientes afectados son los caninos.
Se describen tres variantes: la folicular, que es la más frecuente, con una localización central, asociada a un diente retenido, de ahí que se confunda con un quiste dentígero; la extrafolicular, también intraósea, pero sin relación con una estructura dentaria, lo cual hace que se confunda con otras lesiones quísticas y tumorales de los maxilares; y la periférica, la más infrecuente, de localización extraósea, que afecta la mucosa gingival y simula un épulis fibroso o fibroma gingival.
Su crecimiento es lentamente expansivo, sin infiltrar ni destruir las estructuras adyacentes, lo cual hace que su pronóstico sea excelente, luego de la excisión quirúrgica, de ahí la importancia de tenerlo en cuenta en el diagnóstico diferencial de otras lesiones de los maxilares que pueden tener un comportamiento más agresivo.
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