En la actualidad, se amontonan las evidencias de que la incorporación de la inteligencia artificial (IA) a la medicina clínica es una excelente y precisa ayuda para diagnosticar ciertas enfermedades tan bien como los médicos, pero en mucho menos tiempo.
Diferentes equipos del mundo occidental han desarrollado y usan con eficacia el aprendizaje automático –una herramienta que utiliza Big Data y se basa en redes neuronales–, para la detección temprana del cáncer de mama, identificar enfermedades graves de la retina, o diagnosticar neumonía.
El algoritmo no solo realiza un diagnóstico correcto sino que, además, valora la gravedad de cada caso y recomienda el tratamiento más adecuado.
Es evidente que la inteligencia artificial puede ayudar a los médicos a realizar un diagnóstico al instante, principalmente en especialidades en las que se requiere el escrutinio de muchas imágenes, como la radiología o la anatomía patológica. Y eso es incluso más importante en áreas rurales o en países en vías de desarrollo, donde apenas hay especialistas.
Es también evidente que el proceso, todavía laborioso y costoso, se mejorará, y que en un futuro próximo los médicos podrán usar la IA para tomar mejores decisiones y proporcionar el mejor cuidado posible a los pacientes.
Sin embargo, muchos especialistas coinciden en afirmar que la incorporación de la técnica de aprendizaje automático en la sanidad presenta varios e ineludibles retos éticos.
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Retos éticos que plantea el uso de la inteligencia artificial en el diagnóstico y tratamiento clínico. Ángel Guerra, Ricardo García-Mayor. Cartas al editor. Cuadernos de Bioética. Volumen XXIX, Número 97, Año 2018 septiembre-diciembre. ISSN: 1132-1989
Comentarios realizados:
dra maria magdalena rubio pampin @ 1:32 am
Muy interesante, que puede ser utilizado de gran ayuda al pensamiento científico de un galeno que considero es insustituible, porque no hay enfermedades sino enfermos.
Dra. María Magdalena Rubio Pampin. Patólogo del Hospital Dr. Miguel Enríquez.