Los trastornos del espectro autista están ocasionados por una serie de factores, tanto genéticos como ambientales. Pero un nuevo estudio proporciona evidencias adicionales de que los cerebros de las personas que lo padecen tienden a tener la misma “firma” de alteraciones a nivel molecular.
El equipo de Daniel Geschwind, Neelroop Parikshak, Vivek Swarup y Grant Belgard, de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), en Estados Unidos, analizó 251 muestras de tejido cerebral de casi 100 personas fallecidas, 48 de las cuales tenían autismo y 49 no. La mayoría de las muestras del primer grupo mostraron huellas de un patrón claro de actividad genética inusual.
Lo hallado confirma y extiende los resultados de estudios previos más pequeños, y proporciona una imagen más clara de aquello que se funciona mal, a nivel molecular, en los cerebros de las personas con autismo.
Este patrón de actividad genética anómala sugiere que puede haber algunos posibles blancos para futuros fármacos contra el autismo, en opinión del Dr. Geschwind, quien cree factible usar los patrones anormales descubiertos para probar fármacos que los reviertan, y que por tanto, quizá sean válidos para tratar el trastorno.
El autismo está caracterizado por una merma en la capacidad de sostener interacciones sociales y por otros problemas cognitivos y de comportamiento. En casos raros, el trastorno ha sido vinculado a mutaciones de ADN específicas, infecciones maternas durante el embarazo o a exposiciones a ciertas sustancias en el embarazo. Pero en la mayoría de los casos, las causas son desconocidas.
En un estudio muy citado publicado en 2011 en la revista académica Nature, Geschwind y sus colegas hallaron que regiones clave del cerebro en personas con diferentes clases de autismo tenían el mismo patrón general de actividad genética anormal. Más concretamente, los investigadores se dieron cuenta de que los cerebros de las personas con autismo no tenían el patrón “normal” por el cual los genes están activos o inactivos que sí se encontró en los cerebros de personas sin el trastorno. De hecho, los genes en los cerebros con autismo no estaban activos o inactivos de forma aleatoria en estas regiones clave, sino que más bien tenían sus propios patrones y estos eran compartidos entre cerebros, incluso cuando las causas del autismo parecían ser muy diferentes.
Tomado de Noticias Al Día. Diciembre 15 de 201
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