Las células de Wharton son las más eficaces dentro de las de cordón umbilical para su aplicación terapéutica.
En los últimos años, las células madre de distintas fuentes de procedencia se han convertido en una de las puntas de lanza de la investigación en medicina regenerativa y de construcción de tejidos. Las expectativas terapéuticas que se han puesto sobre ellas están empezando a dar resultados alentadores, excelentes en casos concretos. Pero no todo está dicho en este tipo de terapia. Quedan flecos, pequeños matices, cuya resolución, a corto y largo plazo, consolidará a las células madre como medicamentos de probada y elevada efectividad.
La selección de los segmentos o poblaciones celulares más eficaces de cada una de las fuentes de donde se obtienen para medicina regenerativa, así como la obtención del mayor grado de viabilidad en el momento de su implantación, son dos de los aspectos que se han tratado, y despejado, en un estudio publicado en el último Tissue Engineering y que ha sido llevado a cabo por científicos de las universidades de Granada y de Alcála de Henares, en Madrid. En concreto, se han centrado en uno de los distintos tipos de células madre existentes en el cordón umbilical, las denominadas células madre de la gelatina de Wharton, como las más idóneas para su posterior aplicación terapéutica. También se ha confirmado que, además de seleccionar la subpoblación más viable, es necesario concretar un periodo ventana de implantación para obtener su máximo grado de viabilidad.
Antonio Campos, catedrático de Ingeniería Tisular e Histología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada y director del grupo granadino que ha realizado la investigación, ha explicado a DM que hay que tener en cuenta que en el organismo humano existen distintas células madre en los diversos tejidos. Y no todas tienen el mismo grado de viabilidad, en diferentes momentos, cuando se extraen para su posterior uso en la construcción de tejidos artificiales. Por ejemplo, y en el caso de las células de Wharton de cordón umbilical, no empleadas en clínica,»su máxima viabilidad se encuentra entre la tercera y cuarta semana en cultivo. Es posible que los queratinocitos o las células madre de la grasa, por ejemplo, tengan otros periodos distintos de viabilidad».
Hipótesis acertada
En este sentido, Julia Buján, catedrática de Histología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá de Henares, y coodinadora del grupo madrileño de investigación, ratifica que «todas las células madre, sean de la fuente que sean, tienen que ser protocolizadas y es casi seguro que requerirán de condiciones y tiempos diferentes para cada situación clínica».
Esta máxima especificidad celular dentro de un grupo concreto de células y el conocimiento del periodo de implantación de mayor viabilidad podrían explicar los resultados contradictorios que pueden darse entre ensayos con terapia celular. «Una hipótesis que barajamos es que los pobres resultados del uso de ciertas células madre, cuando se comparan con otros tratamientos, obedecen a que se están utilizando las células que no son las más viables, lo que vuelve a poner de relieve la necesidad de seleccionar la población más viable, dentro de la línea celular madre concreta, para su utilización terapéutica», según Miguel Alaminos, del Departamento de Histología de la Universidad de Granada.
Estas consideraciones han abierto, por tanto, una nueva vía de estudio y de selección de subgrupos de células en otras poblaciones de células madre de tejidos diferentes con el fin de aumentar la eficacia terapéutica. Por ejemplo, el grupo de Granada, entre otros, y como consecuencia de las investigaciones en córneas artificiales, ya han trabajado y publicado en el Journal of Celular Physiolgy resultados con células endoteliales, «en las que se verificaron diferencias. Los estudios con células endoteliales vasculares, pulpa dental y cartilaginosas han mostrado que el principio de heterogeneidad de las poblaciones celulares de cada línea celular se cumple», según Campos y Alaminos.
Los investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares también han ahondado en esta cuestión en modelos experimentales. Concretamente el grupo trabaja con células no condicionadas y con células condicionadas al ambiente en el que van a ser trasplantadas «y la diferencia es notoria», según Buján.
Técnicas específicas
Otro de los muchos grupos internacionales que estudian cuál es la fuente de células troncales idónea es el de Jan E. Brinchmann, de la Universidad de Oslo (Noruega), que ha comparado, en modelo animal, las células madre mesenquimales musculoesqueléticas de las obtenidas del tejido adiposo para la regeneración del tejido cardiaco. Según han publicado en Cell Transplantation, ambos tipos celulares reducían el tamaño de la lesión cardiaca y mejoraban la función ventricular izquierda, aunque aún hay que investigar más para determinar si las mesenquimales aisladas de diferentes órganos logran resultados funcionales distintos. El siguiente paso para la catalogación exacta del segmento celular más eficaz es, según Campos, trabajar con técnicas más específicas (las actuales son estandarizadas), que permitan una evaluación celular óptima.
El mundo de la ingeniería tisular abrió la puerta cuando consideró a la células como herramienta terapéutica excepcional. Pero de igual forma, nos ha enseñado que no todas las células son iguales, ni están todas en las mismas condiciones (diferenciación, edad, momento funcional) como para generar una respuesta homogénea y adecuada a cada caso. «Por ello es necesario y fundamental ajustar el tratamiento celular a cada actuación concreta», ha señalado a DM Julia Buján, catedrática de Histología e Ingeniería Tisular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Alcalá, en Madrid, y coautora del estudio publicado en Tissue Engineering. A su juicio, ello precisa de una serie de protocolos que garanticen que las células que van a ser trasplantadas a otro nicho cumplen con los requisitos necesarios para su supervivencia y adaptación para recrear el tejido buscado. La mejora real de la terapia celular, al menos en lo que al componente celular se refiere, es el logro futuro en cuanto a su aplicación clínica. «Otra cosa son las matrices y las señales necesarias para que estas células tengan el medio ambiente idóneo para poder estabilizarse y ser capaces de diferenciarse en un tejido adulto».
diciembre 30/2012 (Diario Médico)
Abu Kasim NH, Govindasamy V, Gnanasegaran N, Musa S, Pradeep PJ, Srijaya TC, Aziz ZA. Unique molecular signatures influencing the biological function and fate of post-natal stem cells isolated from different sources. J Tissue Eng Regen Med. 2012. doi: 10.1002/term.1663.
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