La extraordinaria historia de Alan Turing

Alan Turing, estudiante inglés de matemática, pensó en 1936 en una computadora que pudiera resolver cualquier problema, siempre que dicho problema pudiera traducirse a expresiones matemáticas y luego reducirse a una cadena de operaciones lógicas con números binarios, en las que solo cabían dos decisiones: verdadero o falso.

La idea era reducir todo (cifras, letras, imágenes, sonidos) a ristras de unos y ceros y usar una receta, un programa, para resolver los problemas en pasos muy simples. Había nacido el ordenador digital, pero de momento solo era una máquina imaginaria.

Alan Mathison Turing nació en Maida Vale, Londres. Su padre Julius Mathison Turing (1873-1974) era miembro del cuerpo de funcionarios británicos en la India. Julius y su esposa Ethel querían que su hijo Alan naciera en el Reino Unido y regresaron a Paddington, donde finalmente nació.

El devenido matemático pasó gran parte de su infancia en la India, dado que su padre regresó a su trabajo en la Administración Colonial del país. Desde muy pequeño mostró un gran interés por la lectura (se cuenta que aprendió a leer por sí solo en tres semanas), por los números y los rompecabezas. Sus padres lo inscribieron en el colegio St. Michael cuando tenía seis años. Allí, su profesora se percató enseguida de la genialidad de Turing.

Sus ansias de conocimiento y experimentación llegaban hasta tal punto que a los ocho años, atraído por la química, diseñó un pequeño laboratorio en su casa. Su carrera escolar estuvo marcada, por un lado, por sus aptitudes y su facilidad por las matemáticas y, por el otro, por su carácter inconformista que le llevaba a seguir sus propias ideas y apartarse del rígido (e ilógico, según su parecer) sistema educativo.

Su personalidad lo llegó a convsrtir en un reconocido matemático, lógico, científico de la computación, criptógrafo, filósofo, biólogo teórico, maratoniano y corredor de ultradistancia británico. Es considerado uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna. Proporcionó una influyente formalización de los conceptos de algoritmo y computación: la máquina de Turing. Formuló su propia versión que hoy es ampliamente aceptada como la tesis de Church-Turing (1936).

Tras la II Guerra Mundial, en la que ayudó a descifrar el código Enigma de los mensajes en clave de los nazis, Turing creó uno de los primeros ordenadores como los actuales, que además de digital era programable: podía usarse para muchas cosas con solo cambiar el programa.

Su máquina pronto quedó obsoleta, como pasa ahora: los ordenadores han seguido duplicando su potencia de cálculo cada año y medio, tal y como predijo Gordon Moore en 1965. Turing solo vio los primeros cerebros electrónicos. Él creía que los ordenadores si podrían llegar a pensar y, con el programa adecuado, hacer cosas como chatear sin que pudiéramos ser capaces de distinguir si es una persona o un ordenador.

Todavía nadie ha conseguido crear un programa que supere esa prueba, el test de Turing. Con 40 años él había abierto el campo de la Inteligencia Artificial pero en 1952, en la cumbre de su carrera científica, fue arrestado y condenado por mantener relaciones homosexuales.

Para evitar ir a la cárcel, eligió someterse a un tratamiento para invertir sus impulsos naturales, aun sabiendo que no era algo lógico. Dos años más tarde de iniciar esa supuesta cura por castración química, Alan Turing tomó una decisión mucho más compleja, para la que sus genes no lo habían programado: se suicidó, el 7 de junio de 1954.

Eso es lo que determinó la investigación policial.

El 19 de agosto de 2014 sucedió algo excepcional. La reina Isabel II de Inglaterra proclamó finalmente el indulto póstumo a Alan Turing (1912–1954), condenado en 1952 por mantener relaciones homosexuales. Terminó así un largo proceso del estado británico para disculparse con una de sus figuras científicas más sobresalientes del siglo XX.

Fuentes y referencias: