Acercamiento histórico al Laboratorio Clínico

La especialidad de Laboratorio Clínico es de nacimiento relativamente reciente y, lejos de surgir de la nada, es el producto de un largo proceso de desarrollo y maduración de nuestra medicina que se extiende desde la época de Tomás Romay a fines del siglo XVIII hasta nuestros días. A pesar de los serios inconvenientes que representaron las luchas emancipadoras, el cambio de régimen colonial, la intervención norteamericana y los inicios de la república, nuestra medicina se mantuvo en posición preponderante ofreciendo al mundo figuras cimeras de extraordinario relieve y prestigio.

Así vemos como en los albores de la especialidad de Laboratorio Clínico van a destacarse numerosos médicos cubanos, que ya en las últimas décadas del siglo XIX, realizaron importantes contribuciones a la misma.

El primer gabinete histológico en La Habana lo instaló en 1877 el Dr. Felipe Rodríguez, a quien, en colaboración con Joaquín Lebredo y Núñez Rossié, se deben los primeros trabajos en La Habana en Microscopía Clínica.

El primer especialista que se dedicó a estudios hematológicos en Cuba fue Carlos J. Finlay quien modificó en 1881 el hematímetro de Hayem-Nachet y años después, en 1885, demostraba en su artículo “Hematímetría en la fiebre amarilla”, que los hematíes no disminuían en dicha enfermedad.

Los Dres. Carlos J. Finlay y Claudio Delgado fueron los primeros en Cuba que fijaron su atención en la Bacteriología. En 1886 realizaron un trabajo sobre procedimientos bacteriológicos aplicados al estudio de la fiebre amarilla. A Finlay y Delgado se debe también una moción acerca de la instalación de un laboratorio histo-bacteriológico y antirrábico que fue inaugurado en mayo de 1877 gracias a los esfuerzos del Dr. Santos Fernández. Esta institución fue la primera en su clase que hubo en América.

En 1900 se creó en nuestra Universidad la cátedra de Bacteriología y Patología experimental, siendo el primer catedrático el Dr. Arístides Agramonte Simoni. También en 1900 se estableció la cátedra de Microscopía Clínica y cinco años más tarde, el Dr. Emilio Martínez publicaba su notable obra “Manual de Microscopía y Química Clínica”.

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