El síndrome de neurotoxicidad aguda que se manifiesta por cefalea, anorexia, vómitos, nauseas, hipertensión arterial, confusión, visión borrosa, vértigo, afasia, agitación, letargia, convulsiones, depresión del sensorio, coma, hemiparesia, se describe durante el tratamiento con MTX (tanto por vía parenteral como oral a dosis variable). Esta neurotoxicidad se asocia generalmente a nefrotoxicidad inducida por MTX o a fallo renal que lleva a una pobre eliminación de MTX. Se ha comprobado que el tratamiento con Aminofilina es efectivo y seguro en el manejo de este efecto adverso con recuperación rápida y casi siempre completa de los enfermos. La dosis es 2,5mg/kg ev en infusión de 45-60minutos o 0,5mg/kg/h en infusión contínua de 12 horas, también puede darse Teofilina por vía oral debiéndose obtener una concentración plasmática de 10-30umol/L. Ya que este evento es reversible con la aminofilina, las siguientes infusiones de MTX no deben suspenderse y no se presentan complicaciones
Mutaciones de un solo gen predecirían si una forma de leucemia tendrá una evolución rápida y fatal, según una investigación publicada en Estados Unidos que podría cambiar la forma de diagnosticar la enfermedad. La secuenciación del genoma de una mujer fallecida por leucemia mieloide aguda -la forma agresiva y menos frecuente de este cáncer en la sangre- permitió a los investigadores de la facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Missouri (centro de Estados Unidos), descubrir que este gen está alterado en gran cantidad de pacientes que fallecen rápidamente por la enfermedad.
El estudio, sobre 300 enfermos, mostró que la sobrevida media en los que tenían estas mutaciones del gen, llamado DNMT3A, era de poco más de un año luego del diagnóstico, contra cerca de 3,5 años en los que no las tenían.
Si el papel de estas variaciones del gen se confirma en estudios ampliados, se podría diseñar pruebas para detectar las mutaciones en el momento del diagnóstico y aplicar un tratamiento más agresivo en forma muy temprana, dijeron los autores del trabajo, publicado en la versión electrónica del New England Journal of Medecine (NEJM).
Los investigadores descubrieron mutaciones del gen DNMT3A en cerca de un tercio de los pacientes del estudio.
La mayoría de los pacientes con esta forma de leucemia son sometidos en la actualidad a una quimioterapia estándar como primer tratamiento.
Washington, noviembre 11/2010 (AFP)
Los síndromes hemofagocíticos o histiocitosis hemofagocíticas, son cuadros poco conocidos, con presencia de células de tipo macrofágico en diferentes órganos y tejidos como hígado, bazo, medula ósea u otros, donde el hallazgo característico es la presencia de hemofagocitosis. Su importancia radica en su gravedad, pues son cuadros muy agresivos que evolucionan en poco tiempo de forma fulminante, con un fallo multiorgánico letal, antes de establecer un diagnóstico.
Dentro de los síndromes hemofagocíticos se distinguen 2 cuadros que se diferencian por su forma de presentación. La linfohistiocitosis hemofagocítica familiar, que es una enfermedad rara, descrita en 1952 por Farquhar y Claireaux, a la que llamaron reticulosis familiar hemofagocítica. La incidencia anual se estima en uno por millón de niños; en el 80 % de los casos, la edad de comienzo es generalmente inferior a los 2 años y el 65 % ocurre en menores de 6 meses. Es algo más frecuente en varones. La consanguinidad, en muchos casos, hace suponer la posibilidad de una herencia autosómica recesiva, aunque el 25 % de los pacientes no son familiares y existen defectos en el gen de perforina.
En las formas secundarias, la primera reseña corresponde a Risdall y otros, quienes en 1979 describieron un síndrome clínico caracterizado por proliferación de histiocitos no neoplásicos con fenómeno de hemofagocitosis, asociado con infección por virus, y que llamaron síndrome hemofagocítico asociado a virus. Posteriormente, este síndrome se ha descrito asociado con todo tipo de infecciones y con enfermedad no infecciosa que produzca estrés inmunológico, como linfomas, leucemias, síndromes mielodisplásicos, carcinomas, entre otros. También se ha relacionado con transfusiones recientes de hemocomponentes y con alimentación parenteral prolongada que incluya lípidos solubles. En conjunto, se habla de síndromes hemofagocíticos reactivos o secundarios.
Investigadores de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá, han descubierto cómo producir sangre humana a partir de piel humana adulta, según informan en un estudio, publicado en la revista Nature.
JANO.es · 08 Noviembre 2010 10:05
JANO.es y agencias · 05 Noviembre 2010 09:42
MARTES, 26 de octubre (HealthDay News/HolaDoctor) — Los médicos necesitan actuar con precaución cuando recetan una clase de medicamentos conocida como agentes estimulantes de la eritropoyesis (AEE) a pacientes de cáncer que tienen anemia causada por quimioterapia, de acuerdo con las nuevas directrices médicas.
Y salvo raras excepciones, los AEE no se deben administrar a pacientes de cáncer que estén recibiendo quimioterapia, de acuerdo con las directrices conjuntas publicadas por la American Society of Hematology y la American Society of Clinical Oncology.
Los AEE (comercializados como Procrit, Epogen y Aranesp) estimulan la médula ósea para que produzca más glóbulos rojos, pero se asocian con una menor supervivencia y un mayor riesgo de coágulos sanguíneos y progresión del tumor, apuntaron las directrices.
Sin embargo, los AEE reducen la necesidad de transfusiones de glóbulos rojos, que conllevan un riesgo de infecciones graves y reacciones adversas del sistema inmunitario.
Las directrices ofrecen recomendaciones específicas sobre el uso de los AEE. Entre ellas:
- Los AEE no deben administrarse a pacientes de cáncer que estén recibiendo quimioterapia, a menos que tengan el síndrome mielodisplásico (SMD).
- Los médicos deben analizar junto a los pacientes los riesgos y beneficios individuales de los AEE y de las transfusiones de sangre antes de la terapia. Esta toma de decisión compartida es vital.
Estas directrices actualizadas ofrecen a los médicos la última síntesis de las pruebas médicas que rodean el uso de los AEE en pacientes de cáncer, incluidas las correspondientes precauciones ante la carencia de pruebas o cuando los riesgos pueden ser mayores que el uso de los AEE», señaló el copresidente de las directrices, el Dr. J. Douglas Rizzo, profesor de medicina del Colegio Médico de Wisconsin, en un comunicado de prensa de la American Society of Hematology.
«Estas directrices abordan casi todos los aspectos en el uso de los AEE en pacientes con cáncer y MDS, así como temas secundarios, como el papel de los complementos de hierro «, agregó en el comunicado de prensa el Dr. Samuel Plata, miembro del Comité de la ASH y profesor de medicina interna en la Universidad de Michigan.
Las directrices actuales aparecen en línea el 25 de octubre antes de la edición impresa del 18 de noviembre de Blood y del 20 de noviembre de la Journal of Clinical Oncology.
Más información
La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de los Estados Unidos tiene más información sobre los AEE.
Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor
(FUENTE: American Society of Hematology, news release, Oct. 25, 2010)
PNAS (2010); doi: 10.1073/pnas.1008501107
JANO.es y agencias · 26 Octubre 2010 11:12
El cromosoma Filadelfia, también llamado translocación Filadelfia, es una anormalidad genética asociada a la leucemia mieloide crónica (LMC)
Esta anormalidad afecta a los cromosomas 9 y 22. El 95 por ciento de los enfermos de leucemia mieloide crónica presenta esta anormalidad, mientras el resto de los enfermos padecen translocaciones crípticas invisibles a las preparaciones mediante método de banda G u otras translocaciones que afectan a otro u otros cromosomas de la misma forma que sucede con los cromosomas 9 y 22. También se encuentran casos de cromosoma Filadelfia en enfermos de leucemia linfoblástica aguda (25 al 30 por ciento en adultos y 2 al 10 por ciento en niños), y ocasionalmente, en casos de leucemia mielocítica aguda (LMA).
El defecto genético del cromosoma Filadelfia consiste en un fenómeno conocido como translocación. Partes de dos cromosomas, el 9 y el 22(translocacion 9-22), intercambian sus posiciones. El resultado es que parte del gen de región de fractura (BCR, Breakpoint Cluster Region, en inglés) del cromosoma 22 (región q11) se fusiona con parte del gen ABL del cromosoma 9 (región q34). El gen ABL toma su nombre de «Abelson», el nombre de un virus causante de leucemias precursor de una proteína similar a la que produce este gen.
El resultado de esta translocación es la producción de una proteína de peso p210 o p185 (p es una medida de peso para proteínas celulares en unidades de masa atómica). Puesto que el código del gen ABL es capaz de añadir grupos fosfatados a residuos de tirosina (mediante la enzima Tirosinquinasa), la fusión de los genes BCR-ABL también es una enzima Tirosincinasa (Aunque la región BCR del gen es también una enzima serina/treonina proteína-kinasa, la función de la tirosina kinasa es muy relevante para la terapia de esta enfermedad).
La proteína resultante de la fusión BCR-ABL interactúa con la subunidad receptora Interleuquina 3beta(c). La transcripción del BCR-ABL permanece activa continuamente, sin necesidad de ser activado por otras proteínas mensajeras. En cambio, el BCR-ABL activa un número de proteínas y enzimas controladoras del ciclo de división celular. Además, inhibe la reparación del ADN, causando la inestabilidad del genoma y siendo una potencial causante de la temida «crisis en cadena» de la leucemia mieloide crónica, con una alta tasa de mortalidad.
El fenómeno fue descubierto y descrito en 1960 por los científicos de Filadelfia Peter Nowell, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania y David Hungerford del instituto Fox Chase Cancer Center, siéndole asignado el nombre de la ciudad donde se ubican ambos centros de investigación.
En 1973, Janet D. Rowley identificó en la Universidad de Chicago la translocación genética como el origen de la anormalidad.
Tomado de la Wikipedia









