La introducción de drogas como el mesilato de imatinib (GLIVEC) en el tratamiento de la leucemia mieloide crónica (LMC), ha permitido aplicar terapéutica de primera línea en 50 enfermos, de los cuales el 97 % mostró respuesta favorable. Otros 120 pacientes resistentes al tratamiento con interferón, recibieron GLIVEC, con resultados exitosos.
Este resultado es un logro del sistema de salud cubano (SNS), por el mejor control de la enfermedad, la notable mejoría en la calidad de vida y la posibilidad de acceder a una novedosa terapéutica molecular.
El uso del ácido retinoico (ATRA) y la poliquimioterapia de consolidación en el tratamiento de la leucemia promielocítica (LPM), logró el 88 % de remisión completa, cifra similar a la comunicada inicialmente en países desarrollados.
La adición de antraciclina al ATRA para la inducción, elevó los resultados favorables al 96 % de remisión en el total de pacientes: el 93,5 % en los adultos y el 100 % en niños, que se acompañó de un alto porcentaje de remisión molecular y supervivencia libre de enfermedad. Estos resultados se encuentran entre los mejores reportados en la literatura médica internacional, particularmente la respuesta obtenida en niños.
El tratamiento de esta misma enfermedad con trióxido de arsénico (TOA) de producción nacional en el tratamiento de la LPM en recaída, alcanzó el 80 % de nueva remisión en los pacientes tratados, y se inició el TOA como tratamiento de primera línea y asociado cobn el ATRA en la consolidación y posconsolidación. La producción nacional del TOA permitió situarnos entre los primeros países en utilizar este tratamiento en la LPM.
En el 96,6 % de estos enfermos se pudo comprobar el gen híbrido PML-RARa, característico de esta dolencia. La remisión molecular se comprobó en el 91 % de los pacientes estudiados 2 años después de obtenida la remisión, y todos completaron su tratamiento satisfactoriamente; la detección de la enfermedad mínima residual en la LPM se realizó con la técnica de reacción en cadena de la polimerasa.
Los avances terapéuticos y diagnósticos mencionados, han permitido un aumento significativo de la sobrevida y supervivencia libre de eventos, lo que ha repercutido favorablemente en el pronóstico y curación de estos enfermos.
En la actualidad, Cuba es el único país en vías de desarrollo que ha logrado implantar tratamientos intensivos a nivel nacional, con resultados comparables a los de los países desarrollados. Estos resultados expresan no solamente los avances en la salud pública, sino también la mejoría en el nivel de vida de la población, ya que es bien conocido que un nivel socioeconómico bajo y la malnutrición, influyen desfavorablemente en el pronóstico.
La integración del país en grupos cooperativos de trabajo, también ha sido factor de éxito en la aplicación de los protocolos de diagnóstico y tratamiento más eficaces.
Alteraciones de la hemostasia. Hemofilia
El estudio bioquímico de los factores plasmáticos de la coagulación, permitió el hallazgo de una variante molecular de la protrombina, a la que se le denominó Protrombina Habana, y constituyó un resultado relevante.
Por otra parte, con el desarrollo de técnicas de purificación de proteínas, se lograron purificar los factores II y V y se obtuvieron los primeros resultados del estudio de un activador plasmático del plasminógeno.
La evaluación integral del paciente hemofílico fue otro de los aspectos que se abordó desde la década de los 80, con la participación de grupos de trabajo multidisciplinarios de la institución. En los estudios inmunológicos se encontraron alteraciones de la inmunidad celular y humoral, así como la presencia de inmunocomplejos circulantes y activación de la vía alternativa del complemento.
Por otra parte, se estudiaron las características epidemiológicas, clínicas y de laboratorio de los inhibidores del factor VIII en estos pacientes y algunas manifestaciones clínicas, como las complicaciones digestivas, neurológicas y ortopédicas, y su manejo terapéutico.
Igualmente, se estudiaron los aspectos clínicos, diagnósticos y terapéuticos del hematoma del psoas, y se evaluaron los resultados obtenidos por la introducción de la sinovectomía quirúrgica en el tratamiento de la artropatía crónica.
Años más tarde, se incorporaría la artroscopia para la realización de este tipo de cirugía, con resultados excelentes en el tratamiento de la artropatía hemofílica; actualmente también se aplica la radiosinoviortesis.
El estudio psicosocial en niños y adultos hemofílicos permitió establecer que la hemofilia es un trastorno somatopsíquico, y sentó las bases para un adecuado manejo terapéutico integral de estos pacientes.