Programa de atención integral al adulto mayor

El envejecimiento poblacional conlleva a un cambio en las necesidades y las obligaciones de los miembros de la familia en cuanto a los cuidados de la tercera edad, sino que presupone también nuevas demandas sociales. Frente a estos cambios en la dinámica y estructura de la población, se ha hecho inevitable acometer un plan de acción y atención diferenciado que cubra las necesidades biológicas, psicológicas y sociales que permitan elevar la calidad de vida de las personas con edades avanzadas.

Este Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor será aplicable en todos los niveles de atención con un enfoque comunitario e institucional, e incluye no sólo salud, sino seguridad social, deportes, cultura y legislación, entre otros.

El mismo se acompaña del desarrollo de la Geriatría (punto de vista sanitario) y la Gerontología (punto de vista social), especialidades que permiten estudiar mejor los aspectos del envejecimiento poblacional y sus requerimientos en múltiples frentes de la vida social. Así, el Programa Nacional de Atención Integral al Adulto Mayor se realiza en tres direcciones o subprogramas. Son estos:

Atención comunitaria
Atención institucional
Atención hospitalaria

El subprograma de Atención Comunitaria al Adulto Mayor, auspiciado por la Dirección Nacional de Asistencia al Adulto Mayor, tiene como propósitos contribuir a elevar el nivel de salud, el grado de satisfacción y la calidad de vida del adulto mayor, mediante acciones de prevención, promoción, asistencia y rehabilitación ejecutadas por el Sistema Nacional de Salud Pública en coordinación con otros organismos y organizaciones del Estado involucrados en esta atención, teniendo como protagonistas a la familia, la comunidad y al propio adulto mayor en la búsqueda de soluciones locales a sus problemas.

Entre los objetivos que se persiguen están:

  • Mejorar la salud de la población de 60 años o más, aumentar la vida activa mediante el tratamiento preventivo, curativo y rehabilitador de este grupo.
  • Crear una modalidad de atención gerontológica comunitaria que contribuya a resolver necesidades socio-económicas, psicológicas y biomédicas de los ancianos a este nivel, para cuyo alcance, por supuesto, existen otros muchos objetivos específicos como los siguientes:

     – Promover cambios de estilo de vida, hábitos y costumbres que favorezcan la salud.

     – Prevenir o retardar la aparición de enfermedades y de las discapacidades a que éstas  pudieran conllevar en su evolución.

     – Garantizar la atención integral, escalonada, oportuna y eficaz a este grupo de edad.

     – Garantizar la rehabilitación de los adultos mayores a través de la base comunitaria.

     – Estimular la participación comunitaria en la identificación y búsqueda de soluciones a los problemas del adulto mayor.

     – Desarrollar la  formación y capacitación de los recursos humanos especializados y los propios de la comunidad, que garanticen la calidad de las vías no formales de atención y la integración activa de éstos a la comunidad.

     – Desarrollar investigaciones que identifiquen la morbilidad, mortalidad, discapacidades, intervenciones comunitarias y otras unidades.

Con el progresivo envejecimiento poblacional y el incremento de la necesidad de atención, el Programa se actualiza y fortalece. Para ello, se normó la realización anual del examen periódico de salud de este grupo priorizado, a realizar por el médico y la enfermera de la familia en la atención primaria de salud y se reestructuran y capacitan los Equipos Multidisciplinarios de Atención Gerontológica (EMAG), formados por un médico especialista, una enfermera, una trabajadora social y un psicólogo, dedicados a la atención comunitaria integral al adulto mayor, facilitándole al equipo de medicina familiar, modalidades formales y no formales de atención comunitaria y garantizando la atención integral al adulto mayor con riesgo (ancianos solos, frágiles, discapacitados y otros).

Cómo y dónde envejecer

Entre las actividades que se realizan para cumplir estos objetivos se encuentra  incorporar a los ancianos al Círculo de Abuelos y con ello a la práctica del ejercicio físico sistemático, actividades culturales y sociales. Es una de las iniciativas desarrolladas en el país y puesta a disposición de las personas mayores, con la cual el anciano encuentra -en el ámbito de su comunidad- la posibilidad de compensar su actividad física de antes con otro conjunto de actividades, tales como ejercicios matutinos -bajo la asesoría de un personal calificado- paseos, celebración de cumpleaños colectivos, eventos culturales, entre otras.

Esta acción tuvo sus inicios en los primeros años de la década de los ochenta del pasado siglo, cuando los compañeros del Departamento de Trabajo Social del MINSAP, comprendieron que muchos de los ancianos que acudían a los policlínicos buscando medicamentos, estaban reclamando, en realidad, apoyo emocional y comunicación social.

Muchos de ellos habían enfermado de inercia, de inutilidad artificial, de soledad, pues cuando toda la familia se iba al trabajo, el abuelo y la abuela se quedaban solo con sus pensamientos y sus pérdidas, responsables de su depresión y ansiedad. Entonces surgió la idea de organizarlos. Los abuelos realizan en el círculo decenas de actividades, se sienten atendidos, tienen interlocutores y generan cosas nuevas con todas sus fuerzas y deseos, incluso vinculan a otros miembros de la familia a sus actividades.

A finales del año 2011, en el país se registraban 12 903 Círculos de Abuelos con un total de participantes de 820 976 adultos mayores.

Adicionalmente a los Círculos de Abuelos, existe otro tipo de instituciones sociales conocidas como Casas de Abuelos. En ellas, los ancianos con régimen seminterno realizan actividades recreativas, físicas y sociales que inciden positivamente en el cuidado de su salud y reciben servicios de alimentación que incluyen el desayuno, el almuerzo, la comida y dos meriendas.

El país cuenta en la actualidad con 229 Casas de Abuelos con 6 300 usuarios. Esta es una modalidad de atención dirigida a los adultos mayores carentes de amparo filial en absoluto, o de familiares que puedan atenderlos durante el día, o a aquellos que corren riesgos (caídas, soledad, accidentes, depresiones, etcétera) al permanecer solos en su domicilio y tienen como característica desde, el punto de  vista funcional, que se les dificulta la realización de las actividades de la vida diaria instrumentadas (cocinar, usar el teléfono, llevar el control del dinero, etcétera), pero conservan las capacidades funcionales básicas para realizar las actividades de la vida diaria no instrumentadas (levantarse, vestirse, bañarse, andar, mostrar continencia, etcétera).

El propósito principal de las Casas de Abuelos es la rehabilitación biopsicosocial del adulto mayor, lo que se realiza mediante la atención no permanente de un Equipo Multidisciplinario de Atención Gerontológica (EMAG) disponible en cada área de salud, lo que incluye la realización de terapias psicológicas tanto personales como de grupo y de familia, encaminadas a lograr el objetivo de rehabilitación y crear las condiciones necesarias para el retorno del adulto mayor a su medio.

Estas acciones son apoyadas también por los servicios y actividades que se realizan en cada una de las Casas de Abuelos, donde sobresalen, entre otras, las siguientes:

Actividades encaminadas a la promoción de salud.
Actividades encaminadas a la prevención de la discapacidad y el mantenimiento de la funcionalidad.
Estrechar la vinculación con familiares para mantener la integración familiar y social del anciano.
Elevar la autoestima.
Desarrollar la autoayuda y ayuda mutua.
Garantizar una alimentación acorde a sus necesidades.
Fomentar estilos de vida sanos.
Establecer relaciones y coordinaciones con otras unidades del Sistema Nacional de Salud a fin de mejorar la calidad de los servicios.

Vale la pena destacar que, entre las principales causas de ingreso a las Casas de Abuelos, se encuentran acontecimientos exógenos al adulto mayor como la aflicción ante las pérdidas (principalmente duelo por viudez) la inadaptación a la jubilación (por pérdida del estatus social) disfuncionalidades en el hogar (falta de comunicación, desamparo) depresión por soledad y como causa endógena la evidencia del deterioro normal en la salud asociado, fundamentalmente, a enfermedades crónicas no transmisibles.

Es decir, estas nuevas instituciones presentan numerosas ventajas respecto al hogar de ancianos tradicional (asilo) ya que permiten, de una parte, que el anciano conserve su entorno habitual (el vínculo familiar, el barrio, etcétera) aspecto sobre el que los geriatras insisten mucho dada la importancia de mantener al anciano en el medio que conoce y donde se sabe desenvolver y de otra, posibilitan a la familia, que también ha experimentado importantes cambios en su composición y estructura (tamaño reducido, con una madre que trabaja, aumento de las tasas de divorcio y más matrimonios en segundas nupcias, más familias con un solo progenitor u hogares a cargo de la mujer, entre otras) poder compaginar las oportunidades individuales con los cuidados y apoyo requeridos por los ancianos.

No hay dudas de que, a escala social, se viene produciendo en el país una redefinición de la vejez en la conciencia de las personas. Ello no quiere decir que todo esté resuelto, sino que hay una mayor sensibilidad y se trabaja para atender una situación que el país ya tiene y que se agudizará en los próximos años.

Las nuevas experiencias implementadas -sin ser suficientes- han demostrado los beneficios -sin grandes costos- producidos en la calidad de vida de los ancianos y de sus familias. Ellos comienzan a sentir que esta última etapa de su vida no es algo vacío. Las familias, por su parte, los ayudan a conservar las razones de vivir. En otras palabras: ellos nos necesitan y nosotros a ellos.

Descargue desde aquí el Programa vigente: Programa de atención integral al adulto mayor 2002.

Referencia:

Benítez Pérez, María Elena. (2015). Envejecer en Cuba: mucho más que un indicador demográfico. Revista Novedades en Población, 11(22)