Investigadores de la Clínica de Mujeres Kato de Tokio (Japón) han descubierto que, cuando se trasplantan ovarios de ratones hembra jóvenes a ratones de edad avanzada, el procedimiento no solo devuelve a las últimas la fertilidad, sino que rejuvenece su comportamiento y prolonga su vida. El descubrimiento se anunció en la 26 Conferencia Anual de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), celebrada en Roma.
Según la doctora Noriko Kagawa, directora Asociada de Investigación de la Clínica de Mujeres Kato de Tokio (Japón), «en la actualidad, los trasplantes de ovarios se llevan a cabo con el objeto de preservar la fertilidad de las mujeres tras un tratamiento contra el cáncer o para prolongar su etapa reproductiva».
«Sin embargo, el beneficio adicional, totalmente inesperado, de los procedimientos de preservación de la fertilidad en nuestros estudios con ratones indica que existe la posibilidad de que la aplicación de procedimientos similares en mujeres pueda prolongar su vida en general».
El número de trasplantes de ovarios en mujeres en el mundo es muy reducido y han tenido un éxito dispar. La doctora Kagawa subraya que todavía queda mucho por investigar antes de que se pueda saber si los trasplantes de ovarios producen efectos rejuvenecedores similares en las mujeres, sobre todo porque supone esperar muchos años a que las pacientes envejezcan.
Los autores de este trabajo desarrollaron dos experimentos con ratones. En el primero, se extirparon los dos ovarios a ratones hembra jóvenes -de unos 140 días de edad- y se trasplantaron en seis ratones hembra mucho mayores -de más de 525 días de edad-, que ya eran demasiado viejas para ser fértiles.
En el segundo experimento se extirpó un solo ovario a los ratones hembra jóvenes -de unos 170 días de edad- y se trasplantó en ocho ratones hembra mayores, de más de 540 días de edad.
El ciclo de vida medio de esa raza de ratones (C57BL/6J) es de 548 días, y normalmente llegan a la «menopausia» murina en torno a la edad de 525 días.
Todos los ratones hembra que recibieron trasplantes en ambos experimentos recuperaron la fertilidad, a diferencia de los ratones hembra de control, que no recibieron trasplantes.
En el primer experimento, los ratones hembra reanudaron ciclos reproductivos normales que duraron más de 80 días y en el segundo experimento, dichos ciclos duraron más de 130 días.
Según la doctora Kagawa, «todos los ratones hembra de ambos experimentos que recibieron trasplantes reanudaron el comportamiento reproductivo normal de los ratones jóvenes». «Mostraron interés hacia los machos, se aparearon y algunos tuvieron crías», asegura.
Normalmente, los ratones hembra viejos se quedan en un rincón de la jaula y muestran poco movimiento, pero la actividad de las que recibieron trasplantes de ovarios se equiparó a la de los ratones jóvenes, reemprendiendo los movimientos rápidos.
Además, la vida de los ratones hembra que recibieron ovarios jóvenes fue mucho más larga que la de las de control: los ratones que recibieron dos ovarios vivieron un promedio de 915 días y los ratones que recibieron un ovario, un promedio de 877 días. Los datos mas recientes indican que la vida de los ratones hembra que recibieron trasplantes de ovarios jóvenes se prolongó en más de un 40%.
“Los resultados demuestran que los ovarios normales de ratones hembra jóvenes trasplantados en ratones hembra de edad avanzada y estériles pueden funcionar y devolverles la fertilidad y que, además, les prolongan la vida”.
«A las mujeres que congelan tejido ovárico de jóvenes, quizás porque están a punto de iniciar un tratamiento contra el cáncer, se les puede volver a trasplantar su tejido ovárico joven cuando sean mayores. Normalmente, lo haríamos solo para preservar su fertilidad o para prolongar su etapa reproductiva», afirma.
La doctora Kagawa reconoce no saber por qué el trasplante ovárico prolonga la vida de los ratones hembra, pero dice que se puede deber a que los trasplantes inducen la continuación de las funciones hormonales normales.
Su equipo lleva seis años colaborando con el doctor Sherman Silber, del St Luke Hospital de San Luis, en Misuri (Estados Unidos), que ha realizado con éxito varios trasplantes ováricos en mujeres, que estaban a punto de someterse a un tratamiento oncológico o que todavía no habían encontrado a la pareja adecuada en su vida.
En su próxima investigación conjunta estudiarán también si es posible trasplantar en una mujer un ovario ajeno, con un mínimo de fármacos para suprimir la respuesta inmune natural del organismo a lo que percibe como un cuerpo ‘extraño’. También están estudiando el cultivo de folículos en el tejido ovárico en laboratorio para obtener óvulos maduros que se puedan utilizar para la fecundación in vitro.
Mientras tanto, los investigadores señalan que es muy importante que, tanto médicos como pacientes, conozcan que las mujeres tienen opciones cuando afrontan un tratamiento contra el cáncer que podría destruir su fertilidad.
«Hemos conseguido que los ovarios congelados tengan un funcionamiento totalmente normal tras su descongelación y trasplante», apunta la doctora Kagawa, para quien este procedimiento «ya no se debe considerar «experimental».
«El trasplante de ovarios es una opción adecuada y necesaria para un tratamiento que, de lo contrario, esterilizaría a las pacientes jóvenes con cáncer. No debemos descartar la congelación y deberíamos conservar al menos uno de los ovarios antes del tratamiento oncológico», concluyó. Madrid, julio 5/2010 (Europa Press)
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