El joven Picasso acababa de pasar la escarlatina en Madrid y su amigo, el pintor Manuel Pallarès, lo invitó a recuperarse en Can Tafetans, la gran masía propiedad de los Pallarès que contaba con un molino de aceite, donde el pintor malagueño entró en contacto con la arraigada tradición de las almazaras. Ampliar…