Un nuevo estudio podría aportar otra razón para mantener la calma ante el estrés. Los investigadores afirman que los arranques de ira podrían aumentar las probabilidades de sufrir un ataque cardiaco o un accidente cerebrovascular (ACV) en las horas posteriores al incidente.
Los investigadores se apresuraron a indicar que el riesgo absoluto de cualquier persona de sufrir un problema cardiaco después de un estallido de ira sigue siendo muy bajo. No obstante, la revisión de múltiples estudios halló que el riesgo aumentó considerablemente en comparación con los periodos de calma.
«No es sorprendente que se observe dicha asociación, ya que sabemos que el enojo está asociado con un aumento en la respuesta del sistema nervioso del cuerpo ante el estrés», dijo un experto, el Dr. Sripal Bangalore, profesor asistente de medicina en el Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York.
Esta respuesta nada saludable incluye «aumentos de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial, los cuales pueden tener consecuencias adversas inmediatas», señaló Bangalore, que no participó en el estudio nuevo.
En el estudio, los investigadores analizaron los hallazgos de nueve estudios realizados entre 1966 y 2013 que incluyeron más de 4500 casos de ataque cardiaco, 462 casos de síndrome coronario agudo (un término genérico que incluye el ataque cardiaco o la angina de pecho), más de 800 casos de ACV y más de 300 casos de problemas con el ritmo cardiaco.
En el plazo de dos horas tras un estallido de ira, el riesgo de una persona de sufrir un ataque cardiaco o un síndrome coronario agudo era casi 5 veces más alto, su riesgo de ACV era casi 4 veces más alto y su riesgo de sufrir un trastorno del ritmo cardiaco peligroso llamado arritmia ventricular también aumentó, hallaron los investigadores.
El riesgo más alto lo tenían las personas que se enojaban más a menudo y que ya tenían factores de riesgo como, por ejemplo, problemas cardiacos previos, según los hallazgos, que fueron publicados en la revista European Heart Journal (doi:10.1093/eurheartj/ehu033 ).
En el estudio, el equipo dirigido por Elizabeth Mostofsky, instructora en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, afirmó que dado que los ataques de ira son relativamente raros y los efectos parecen ser transitorios, «el impacto sobre el riesgo absoluto de un individuo de sufrir un evento cardiovascular es pequeño».
Pero algunas personas podrían tener un riesgo más alto, añadió Mostofsky.
«Aunque el riesgo de sufrir un evento (cardiaco) agudo con un solo estallido de ira es relativamente bajo, el riesgo puede acumularse para las personas con episodios frecuentes de enojo», afirmó en un comunicado de prensa de la revista. «Esto es particularmente importante para las personas que tienen un riesgo más alto debido a que tienen otros factores de riesgo subyacentes o las que ya han sufrido un ataque cardiaco, un ACV o diabetes».
«Por ejemplo, una persona sin muchos factores de riesgo de enfermedades (cardiacas) que solo experimenta un episodio de enojo al mes tiene un riesgo adicional muy pequeño, pero una persona con múltiples factores de riesgo o con antecedentes de ataque cardiaco o ACV, y que se enoja con frecuencia, tiene un riesgo adicional absoluto más alto acumulado a lo largo del tiempo», señaló.
En las personas con un riesgo cardiaco bajo y que se enojaban solo una vez al mes, los estallidos de ira podrían resultar en un ataque cardiaco adicional por cada 10 000 personas al año, indicaron los investigadores. En las personas con un riesgo de problemas cardiacos alto, el aumento era de cuatro ataques cardiacos adicionales.
En las personas que se enojaban más a menudo, 5 estallidos de enojo al día llevarían aproximadamente a 158 ataques cardiacos adicionales por cada 10 000 personas al año para las que tienen un riesgo de problemas cardiacos bajo, y a 657 ataques cardiacos adicionales en las personas con un riesgo de problemas cardiacos alto.
Los hallazgos no muestran necesariamente que el enojo provoque ataques cardiacos u otros eventos cardiacos, solo que hay una asociación entre ellos, afirmaron los investigadores. No obstante, añadieron que los hallazgos eran bastante consistentes en todos los estudios incluidos en la revisión.
«Los cardiólogos conocen desde hace mucho los efectos adversos de la depresión tras un ataque cardiaco, pero este estudio enfatiza la necesidad de no solo realizar una evaluación para la depresión, sino también de evaluar si hay otros componentes de estrés mental», indicó Bangalore.
Otra experta se mostró de acuerdo.
«Al tratar a una paciente con alguna enfermedad (cardiaca), es importante determinar si el paciente reacciona rápidamente con enojo, ya que este rasgo de la personalidad podría aumentar el riesgo de ataques cardiacos y podría valer la pena que se tratara», afirmó la Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga preventiva en el Hospital Lenox Hill de la ciudad de Nueva York.
«Tanto si se trata de una intervención conductual o de medicación, como médicos, debemos preguntar al paciente si tiene episodios de ira, ya que pueden aumentar el riesgo de ataques cardiacos y podrían ser una parte de lo que aconsejamos a nuestros pacientes en cuanto al cuidado de sí mismos», añadió.
marzo 5/2014(Medlineplus)
Mostofsky E, Penner EA, Mittleman MA. Outbursts of anger as a trigger of acute cardiovascular events: a systematic review and meta-analysis.Eur Heart J. 2014 Mar 3.