Los depósitos de calcio y lípidos en la base del corazón estarían asociados con los infartos cerebrales silentes, independientemente de los factores de riesgo del accidente cerebrovascular (ACV). «Es posible que estos ACV sean tan pequeños que no causen síntomas, pero eso no quiere decir que no tengan importancia. Están asociados con la demencia y el ACV clínico», dijo el autor principal de un nuevo estudio, doctor Carlos J. Rodríguez, de la Escuela de Medicina de la Wake Forest University, en Estados Unidos. Los resultados, publicados en la edición reciente de journal of the American Collage of Cardiology, no pudieron probar que esas calcificaciones anulares y valvulares del lado izquierdo causen ACV. Pero los autores opinan que orientan la necesidad de seguir investigando. El equipo de Rodríguez analizó datos de 2680 hombres y mujeres mayores de 65 años participantes del llamado «Estudio de Salud Cardiovascular». Los sujetos no tenían antecedentes de ACV isquémico transitorio y a cada uno se le había realizado una resonancia magnética por imágenes en 1992/1993 y un ecocardiograma en 1994/1995. En promedio, el 27% había tenido un ACV silente: el 28% del grupo con calcificación anular o valvular y el 21% del grupo sin calcificaciones. Tras considerar varios factores de riesgo del ACV (edad, sexo, índice de masa corporal, colesterol, tabaquismo, enfermedad coronaria y diabetes), el equipo detectó un 24% más riesgo de tener un ACV silente en aquellas personas con una calcificación anular o valvular detectable. «Eso significa que la relación entre la calcificación y el ACV silente es real», dijo Rodríguez. La asociación, explicó, es biológicamente viable. Se creía que las calcificaciones podrían inducir la formación de coágulos sanguíneos. Aún así, el equipo reconoce ciertas limitaciones del estudio, como el diseño transversal, que no permite concluir que la prevención de las calcificaciones evitaría los ACV. «Pero los resultados sí demuestran que es un factor importante que estaba subestimado. Los médicos ven esas calcificaciones en muchos pacientes, en especial los adultos mayores. Y siempre se pensó que no tenían consecuencias», dijo Rodríguez. El autor finalizó: «Se necesita seguir investigando (…) Este es un punto de partida».
Nueva York (Reuters Health).
Asocian calcificaciones cardíacas con ictus «silentes»
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